Dirección: Philip Kaufman
Duración: 192 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Sam Shepard, Scott Glenn, Ed Harris, Dennis Quaid, Fred Ward, Barbara Hershey, Kim Stanley, Veronica Cartwright, Pamela Reed, Scott Paulin, Charles Frank, Lance Henriksen, Donald Moffat, Levon Helm, Mary Jo Deschanel, Scott Wilson, Kathy Baker, Mickey Crocker, entre otros.
La historia de los inicios del programa espacial estadounidense y de los siete primeros astronautas del Mercury. El espacio comenzó cuando Chuck Yeager rompió la barrera del sonido. Fue después de que los soviéticos lanzaran con éxito el satélite Sputnik en 1959, cuando Estados Unidos redobló sus esfuerzos para ponerse a la altura. Tras rigurosas pruebas, siete pilotos fueron seleccionados para el programa. Al instante se convirtieron en el equivalente moderno de las estrellas de rock, apareciendo en televisión y con artículos escritos sobre ellos en la revista Life. Sin embargo, el trabajo era serio y peligroso, dado el pobre historial al que se enfrentaron los diseñadores del cohete, con múltiples fracasos antes de conseguir finalmente un lanzamiento con éxito.
Philip Kaufman relata los primeros días de la carrera espacial desde la perspectiva estadounidense, con el programa Mercury (de un solo tripulante) intentando alcanzar a los soviéticos. La atención se centra en los siete astronautas que fueron seleccionados para este programa, y el espíritu está centrado en cómo estos valientes hombres empujaron los limites para avanzar en la exploración humana.
La narración se completa con la historia de los primeros pilotos de prueba, con Chuck Yaeger en particular, que rompieron la barrera del sonido sobre el desierto de California en 1947.
Después de Yeager llega una nueva oleada de jinetes del cielo: los primeros astronautas del mundo, cada uno de ellos obsesionado con batir récords y ampliar fronteras. Unos cazadores de gloria, vuelan para ser los mejores. Para figurar en los libros de historia y nada más importa. Lo que hace la pelicula es reflejar este impulso competitivo y de exceso de testosterona relacionado con la dominación (y por tanto, el ethos violento y masculino que conquistó el Salvaje Oeste) con la relación que existía entre la Unión Soviética y Estados Unidos en aquella época. En otras palabras, la carrera espacial, se convierte en una tontería machista en la que los países se alinean como colegiales para ver quién salta más lejos.
Sin embargo, la gran ironía de la historia, es que los egoístas astronautas, tan mitificados por la historia y los medios de comunicación son en gran medida intercambiables. Son objetos prescindibles, marionetas colgadas ante las cámaras por los políticos para inyectar nobleza y heroísmo a lo que en realidad es un concurso de meadas de mil millones de dólares.
Hasta cierto punto la pelicula tiene su encanto, y aunque glorifica a estos hombre en cierto sentido, también los muestra como seres humanos. Vemos la camaradería que existe entre ellos, pero también gozan de egos enormes, suelen tener algunas admiradoras casi groupies (como si fuesen estrellas de rock), y si, incluso se orinan en su traje espacial cuando es necesario.
De igual forma conocemos la adoración de Alab Shepard por el que ahora seria un personaje problemático interpretado por el comediante Bill Dana llamado José Jiménez, algo que es denunciado por un celador de origen latino que trabaja en el hospital donde ha caído enfermo. Por otra parte, la pelicula parece reírse con la broma del mismo Shepard cuando se orina en su traje de ahora soy un espalda mojada, algo que realmente ocurrió.
A su vez, el carácter de hombre recto de John Glenn es preciso, al igual que pequeños detalles que aparecen en la historia como que pusiera un cartel con la leyenda prohibido jugar al balonmano en esta zona en la primera capsula del Mercury para divertir al citado Shepard.
Dicho esto, Kaufman debería estar absolutamente avergonzado por retratar a Gus Grissom como si hubiera entrado en pánico cuando su capsula aterrizó en el océano tras el segundo vuelo del Mercury. Después de mostrar a Grissom sufriendo lo que parece ser un ataque de ansiedad que casi le ahoga, determina que un ingeniero comente que los tornillos no pudieron simplemente explotar, cuando la NASA había llegado a esa conclusión, mucho antes de que se rodara la cinta, de que eso es justo lo que hacia sucedido.
Para una pelicula que pretendía honrar a estos hombres, eso fue bochornoso, y es una pena que Grissom no estuviera en este mundo para defenderse, ya que pereció junto con otros dos astronautas en tierra en un accidente durante las pruebas del Apolo 1, del que había sido nombrado comandante. Esto es fundamental, ya que demuestra que no existía en la NASA preocupación alguna de que entrara en algún ataque de pánico.
El otro problema principal del filme es el alargamiento innecesario del metraje, que lleva a que la pelicula dure más de tres horas. Se incluyen a lo largo de 192 minutos muchas escenas ridículas, ninguna de ellas relevante, y muchas inventadas por el director, como la del Vicepresidente Johnson al que se le niega una reunión con una de las esposa y monta en cólera, o la de los aborígenes australianos que se dedican a encender hogueras a cielo abierto contemplando la Vía Láctea mientras el Mercury sobrevuela la Tierra.
A lo largo de la estirada narrativa, los paparazzi y el alboroto que rodea a los astronautas son demasiado frecuentes en pantalla, y cuando llevamos tres horas de pelicula, vemos lo que parece una secuencia de los astronautas y sus esposas mirando a una bailarina que se quita la ropa y que dura lo que debe durar la eternidad. Y sí, al parecer esta ultima parte ocurrió, pero ¿por qué incluirla?
Esto impide mostrar cosas que habrían sido mucho más interesantes. Por ejemplo, Kaufman nunca explica por qué Alan Shepherd fue seleccionado para el primer vuelo suborbital (dejando de lado los resultados de las pruebas, cada astronauta fue encuestado para nominar a alguien que fuese él mismo), o cuál era la causa de las etéreas luciérnagas de luz fuera de la nave espacial de John Glenn (pequeños trozos de escarcha), o cómo eran los científicos e ingenieros claves de la NASA (en cambio, se suelen ver si acaso, disminuidos, o con marcados acentos alemanes en contraste con los good old boys estadounidenses incluidos).
Tras aquella escena en la que se muestra a Yaeger, quien tal vez como le ocurrió a Ícaro, volando demasiado alto en su veloz nave en pos de alcanzar el récord de altitud, le vemos alejarse tras saltar en paracaídas con la enardecida y jubilosa música que suena en el fondo hinchando las bocinas por un largo rato.
En la vida real, Yaeger sufrió quemaduras graves, alguna hemorragia y un dolor inmenso tras haber evitado por poco la asfixia después de que la parte inferior del asiento eyectable le atravesara el casco. Hubiera preferido que me mostrara aquella terrible escena y no a la mujer en traje de plumas quitándose la ropa. Además, el final en el que se ve involucrado Gordo Cooper en el ultimo vuelo del Mercury también parece anticlimático, ya que no era más que otro eslabón de la cadena que terminó por llevar a la Luna a todo ese equipo.
En general, es un tema que me resulta de forma intrínseca muy atractivo (me recordó a una de mis series favoritas de la actualidad que es For All Mankind), el reparto es sólido y la calidad de la producción es alta, pero no llega a ser una obra maestra. Como los personajes me caían fatal, me resultaba difícil preocuparme por lo que les ocurría. Como resultado, las tres horas y cuarto se me hicieron interminables.
Según veo, no se puede reprochar nada a los actores. Hacen lo que pueden con un guion que no es muy bueno. Además de los ya mencionados problemas con los personajes, la cinta intenta hacer demasiadas cosas. Hubiera sido mucho mejor dejar al tal Yeager al margen y centrarse en el programa espacial. Además se da la extraña circunstancia de que no hay muchas situaciones tensas en la pelicula, a pesar de que se basa en las hazañas de estos hombres que desafían a la muerte.
Por cierto, la mayor parte de las escenas que involucran el humor tampoco tiene gracia. No se me ocurre nada que el guion haga bien, salvo ceñirse de manera razonable a los hechos.
Si quieres ver cómo esta pelicula habría estado mejor realizada, échale un ojo a Apolo 13.
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