Director: Anh Hung Tran
Duración: 123 minutos
País: Vietnam / Francia / Hong Kong
Elenco: Le Van Loc, Tony Chiu-Wai Leung, Nu Yên-Khê Tran, Nhu Quynh Nguyen, Hoang Phuc Nguyen, Ngo Vu Quang Hal, Tuyet Ngan Nguyen, Doan Viet Ha, Bjuhoang Huy, Vo Vinh Phuc, Le Kinh Huy, Pham Ngoc Lieu, Tuân Anh Lê, Le Cong Tuan Anh, Van Day Nguyen, entre otros.
" Un joven que lucha por ganarse la vida haciendo dinero con su bicitaxi en Saigón, termina por relacionarse con un grupo de delincuentes local. Estos, le presentan el mundo de la mafia en donde solo existen las drogas y el crimen."
En primer lugar, debo de reconocer que me impresionó la enérgica calidad visual de este filme. Dirigido por el talentoso Ahn-Hung Tran, un realizador de orígenes vietnamita y francés. Esta fue en su momento, su segunda creación luego de la cinta aclamada por la crítica conocida como Scent of a Green Papaya.
La película se percibe y se siente como un verdadero poema visual, y no es posible hacer otra cosa más que sorprenderse por la intensidad y el poder de las imágenes; las cuales están agrupadas en una composición que permite que se expresen más allá de quien las observa. Incluso, si su probable significado exacto no siempre quede claro para el espectador.
En términos visuales me atrevería a asegurar que el director toma prestado algunos elementos propios de fotógrafos y artistas dedicados al vídeo para construir su obra, mucho más de lo que suele advertirse en la mayoría de los filmes. Lo que emerge de este experimento es una cinta audaz y poderosa. Pero, a diferencia de su compañero director de cine el elogiado Wong Kar-Wai, cuyas producciones a veces pueden brindar la misma sensación que produce el hojear una revista de moda con muchas fotografías en su interior; la creación de Tran da la impresión de estar más ordenada, a pesar de que en ocasiones ese aspecto se puede destacar un poco por encima de la trama que se presenta de manera fragmentada.
La historia gira en torno a un joven nombrado aquí simplemente como Cyclo, un taxista que anda en bicicleta, su hermana mayor y el que se convertirá en su amante que no es otra cosa que el matón local, conocido como el poeta (interpretado por la estrella de Hong Kong Tony Chiu-Wai Leung). Y la cosa es así, realmente no conocemos ninguno de sus nombres verdaderos; es más la película los acredita de esa forma: el Cyclo, la hermana, el poeta, el abuelo, la señora, etcétera.
El muchacho al que de ahora en adelante me referiré como el ciclista, ha perdido a sus padres y actualmente vive con sus hermanas y su abuelo. Desde luego, la cinta nos da una visión única de los contrastes y la pobreza que existe en Saigón. Es decir, todos en aquel hogar tienen que trabajar para poder subsistir. Y entonces, el ciclista conduce su vehículo buscando pasajeros. Su hermana menor lustra zapatos después de la escuela. La bella hermana mayor cocina y acarrea agua hacia el mercado, e incluso el anciano abuelo se dedica a reparar neumáticos.
La cadena de eventos del filme comienza a rodar cuando el ciclista es asaltado por una banda rival que termina por robar su bicicleta, lo amenaza y además le propina unos cuantos golpes. Entonces el ciclista del taxi que fue empleado por la jefa de la pandilla local, a quien se denomina como la Señora, ahora se ve obligado a cometer distintos delitos menores bajo su patrocinio para poder pagar el taxi que le fue robado. Sin embargo, en lugar de regresar a una vida normal, el joven es presionado por la pandilla de la señora que es dirigida por el gángster silencioso citado con anterioridad, el distinguido Poeta, para cometer toda clase de crímenes aún más violentos, en nombre de la Señora.
No obstante, el Poeta está llevando al mismo tiempo una segunda vida como proxeneta, por lo cual haciendo uso de ese pretexto decide reclutar a la hermana mayor del ciclista para su negocio (se puede presumir que esto es así, porque tanto ella como su familia necesitan el dinero). Aunque también hay un claro indicio de que ella y el Poeta son amantes o lo fueron en el pasado.
Como sea, tratar de seguir o hallar una especie de trama lineal en la obra, para mí, es perder de vista el punto fundamental de esta película. Es decir, los eventos ocurren repentinamente sin razón evidente, mientras que otras veces, los eventos no suceden como yo o como cualquier espectador esperaría que ocurrieran. En otras palabras, la película sigue una estructura dinámica que de alguna forma refleja a la perfección la espontaneidad humana. De igual manera, los eventos a veces son difíciles de comprender, porque el director claramente no cree en darle información al espectador con una cuchara y directamente a la boca. En ese sentido, es liberador apreciar una cinta que no le tiene miedo a su audiencia, y que de modo deliberado posee una narración que deja mucho a nuestra imaginación e interpretación del evento. Por supuesto, también queda mucho espacio para la especulación, dado que Tran se permite dejar un continente entero de emociones e información sin explicar.
Más aun, permítanme señalar que de todos modos esta forma tan peculiar de abordar la narrativa, no es del todo negativa. Hemos sido educados sobre una tradición de películas que nos alimentan a la fuerza con un solo propósito. Esto es clichés basados en fórmulas donde se sabe hacia donde va la historia, y qué va a acontecer después de verla durante diez minutos. A mi parecer, lo que realiza Ahn Hung Tran es arriesgado y al mismo tiempo plausible: abrir nuevos caminos para la narración y expandir nuestros horizontes en ese sentido.
Como lo mencioné, tratar de seguir la trama es perder el sentido de esta creación cinematográfica. Me recuerda en algún derrotero a la estética de la nueva ola francesa y el trabajo de John Cassavetes. Aunque, si bien en el caso del director norteamericano pionero del cine independiente, la mayoría de sus películas y sus personajes se tratan más sobre hacer en lugar de ser, en lo que respecta a este filme hace todo lo contrario. Parece que la historia está sirviendo solo para exponer las emociones de un personaje distinto, en lugar de las historias occidentales impulsadas por la trama, donde los personajes solo son utilizados como mecanismos para empujar la trama hacia adelante.
Habría que decir también que Tran goza de un gran talento para la composición visual y para elegir los detalles que quiere mostrar. Por lo que, la historia de la película bien podría haberse convertido fácilmente en un asunto poco interesante y superficial. Pero, es esa atención al detalle oportuno, junto la decisión de mostrar las consecuencias que provienen de las situaciones, en lugar de la acción y la confrontación, generan que esta sea una visión única de la naturaleza humana.
Otro dato que destacaría, es que los personajes principales permanecen en su mayoría en silencio durante toda la película. Esto fortalece la sensación de que son casi seres pasivos que terminan por aceptar las elecciones que se les imponen. Debido a esta razón es que el ciclista, su hermana y el Poeta se ven obligados de una forma u otra a hacer lo que están haciendo, ya sea por causa del uno o por el otro o por su propio entorno. Con esta cantidad mínima de dialogo, la mayoría de las escenas dependen más de las acciones de los personajes o mejor aún, de sus correspondientes reacciones. Sus expresiones y lenguaje corporal transmiten sus deseos y sus tormentos, sin volverse nunca asuntos sentimentales.
Mientras tanto, la capacidad narrativa de Ahn Hung Tran se adapta al exquisito enfoque minimalista que el director de fotografía Benoit Delhomme emplea y destina hacia el material que aparece en la pantalla. De hecho, la especie de fijación que atesora el filme con los fluidos también es una alternativa bastante interesante. En otras palabras, todo tipo de líquidos juegan un papel visual y simbólico en toda la cinta: desde agua, barro, sudor, pintura, incluso orina y sangre. Todo ello se adhiere al flujo visual de la obra.
Evocando una increíble atmósfera en donde solo existe el caos, en donde se dan toda clase de actividades criminales y otras que no lo son porque parece que en ese lugar no se sigue ninguna ley, la fuerza del filme reside en sus imágenes. Colores impresionantes y una cascada de metáforas en muchos y distintos niveles, construyen una imagen más o menos coherente del mundo.
De igual modo, la historia principal se entrelaza continuamente con fotomontajes de Saigón, en donde conocemos todo, desde las calles de la ciudad, pasando por un montaje de todos los residentes de una agrupación en particular, hasta un aula donde se manifiestan unos niños que cantan algunas melodías vietnamitas. Y una escena peculiar, bastante surrealista en la que se muestra un portaaviones que se vuelca con todo y el helicóptero militar que transportaba en medio del intenso tráfico de la calle.
Para simplificar, todo está conectado con una especie de lógica que solo se halla en los sueños que es difícil de definir, donde las cosas simplemente encajan, inclusive si lógicamente no deberían hacerlo.
En resumen, esta creación es un hermoso y atrevido triunfo, que no le tiene miedo a su audiencia. A cualquiera le haría reflexionar bastante después de haberla visto. ¿Y no es eso justamente lo que todo buen arte debería provocar?
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