Dirección: Theodoros Angelopoulos
Duración: 126 minutos
País: Grecia / Francia / Italia
Reparto: Michalis Zeke, Tania Palaiologou, Stratos Tzortzoglou, Eva Kotamanidou, Aliki Georgouli, Vasilis Kolovos, Vasilis Bouyiouklakis, Ilias Logothetis, Vangelis Kazan, Stratos Pahis, Mihalis Giannatos, Kiriakos Katrivanos, Grigoris Evangelatos, Giannis Fyrios, Nikos Kouros, Nadia Mourouzi, Vasia Panagopoulou, Toula Stathopoulou, entre otros.
" Dos niños recorren el largo camino a Alemania para encontrar al hombre que creen que es su padre."
Esta fue la primera película que tuve la oportunidad de ver que hubiese sido dirigida por Theo Angelopoulos y también mi primera película hablada en griego. Había leído sobre las obras de Theo antes y lo que más llamaba mi atención en lo que había visto es cómo generaba puntos de vista totalmente opuestos. Es decir, algunos llamaban a sus creaciones como obras maestras vistas desde la perspectiva que se suscita en la arena del tiempo. Algunos otros las llamaban como cintas aburridas de tono insoportable y una pérdida de tiempo. Desde luego, decidí generar mi propia opinión sobre tu trabajo. Así que determiné ver este filme, que fue en su momento aceptado de forma universal como una obra maestra y por una buena razón. Es una obra sobre la naturaleza humana, el mundo que nos hemos creado y la inevitable caída de Ícaro (o quizá este si es un viaje exitoso, depende de cómo se interprete). Sin embargo, es una pieza deprimente pero hipnótica de modos inquietantes.
La trama gira alrededor de dos niños, dos hermanos que deambulan por el paisaje de la hermosa Grecia para encontrar a su padre, que imaginan (porque realmente no parece ser verdad) que vive en Alemania. Se trata de su experiencia, las personas que conocen a lo largo de su periplo y el avance a una nueva etapa en la vida, lo que en términos comunes llaman crecimiento. Durante un invierno recorren paisajes nevados que contrastan con las ciudades industriales y las autopistas. Casi mueren de hambre varias veces, en ocasiones son perseguidos por la policía, y en un momento dado se da a entender que la adolescente, Voula, es violada. En muchos momentos de su viaje se encuentran con un simpático actor de teatro ambulante que les lleva en coche.
Durante toda la historia los niños buscan a su padre, el Paisaje en la Niebla, que solo puede existir si se le imagina. Lamentablemente, Alexandros y Voula no aceptan al actor como figura paterna porque su decidido viaje dice que su padre está en Alemania, no en Grecia. Por desgracia, si lo hubiesen hecho no habría servido de nada, ya que el actor ha sido reclutado por el ejercito griego.
La película está llena de circunstancias extrañas y singulares en todo momento. En una escena, el director resolvió representar el desfile de un baile alegre de un matrimonio en el fondo mientras un caballo gime en plena agonía con destino a su muerte en primer plano. Esto para mí fue una de las estampas más perfectas de la vida misma. Dicho de otra forma, la alegría y el dolor son inherentes a la existencia, es el mensaje que de modo simbólico pretende transmitir.
Es más, hay otras escenas simbólicas, la más destacada de las cuales es la mano flotando de una estatua en el río. Cuando un helicóptero saca la mano del agua y la lleva a través de los edificios de gran altura, nos muestra cómo la Grecia antigua y la Gracia moderna de alguna manera chocaron. En ese sentido, debo decir que la cinematografía es fascinante. El paisaje griego al que alude el título (que por estos lares es conocida como Paisaje en la niebla) de la cinta está muy bien representado y bien podría tratarse de un anuncio de turismo en Grecia. Desde luego, el estilo distintivo de Theo de recordar con una tendencia letárgica una escena también se presenta aquí. Es un director que se establece en la escena, se instala y se queda a vivir en ella. Es justo ese estilo lo que puede poner a algunas personas a dormir.
A mi parecer, la película sigue siendo una de las obras más sugerentes de la historia. Se ha dicho que es una mezcla de Fellini y Truffaut, lo cual es una descripción bastante acertada, ya que trata de niños (un tema más cercano al francés) y cuenta con algunos momentos bastante próximos al italiano (en particular, recuerdo una escena en la que los niños escapan de una comisaría porque todos los que están en ese lugar y en la calle están congelados en el tiempo viendo caer la nieve). Pero no seria justo desdeñar el increíble estilo propio de Theo (de quien he dispuesto usar una abreviación de su nombre por razones de tiempo y espacio), que sigue pareciendo fresco después de muchos años, ya que la oscuridad de la película apenas ha sido imitada.
Un aspecto que llamó mi atención es que la magnifica fotografía a la que hice referencia, se aleja casi por completo de los primeros planos; de hecho, puede que no haya ni un solo primer plano en toda la película.
Al final, podríamos asumir por lo visto en la pantalla a lo largo de dos horas de metraje que el padre no es una persona, sino una idea o un destino y los niños son como cualquiera de nosotros los humanos. Todos tenemos algo en lo que creemos a pesar de no tener muchas pruebas, todos estamos en un viaje hacia algún lugar, y ni siquiera sabemos si vamos a llegar. Sin embargo, al igual que los hermanos, nos vemos de manera constante. Puede que veamos a los niños como ingenuos, pero no somos tan diferentes de ellos. Al final, resumiendo toda la idea en una especie de frase muy sobada es que el viaje parece ser más importante que el destino.
Sin embargo, Theo fue un maestro de este arte, encadenando una narrativa interesante, discreta pero poderosa a través de una seria de momentos realistas y totalmente poéticos. Además, me parece que confiaba en que el publico viera y captara los pequeños momentos de perspicacia que deslizaba por la pantalla y nunca hubiese sido condescendiente con la audiencia. Deja muchas cosas sin explicar en la trama. Pero podemos rellenar los espacios en blanco, y aunque mi respuesta sea un poco diferente a la de cualquiera, el arco general es coherente.
En resumidas cuentas es una película difícil de ver por momentos, pero una experiencia inolvidable. De alguna manera conmueve el daño causado a estos niños en el crudo y vacío mundo de esta cinta. Theo como otros cineastas tiene una visión muy concreta del mundo que relata. Hay momento en los que la entrenada necesidad de las convenciones cinematográficas (que provienen de Hollywood), de la estructura de la historia e incluso de las respuestas sencillas, se hace sentir. Sin embargo, esto está muy lejos de su intención; al igual que con la poesía, la película se esfuerza por expresarse con imágenes e ideas que dejan al espectador no solo asombrado por la belleza, sino también perplejo y desorganizado en términos emocionales en cuanto a cómo o qué sentir.
Juzgar a esta clase de director con el mismo rasero que a un producto del mundo del espectáculo es errar el tiro. Fue un cineasta que creía que el cine es arte y no necesariamente entretenimiento. Puede que a uno no le guste esa visión, pero el viaje le enriquecerá invariablemente si es capaz de dedicar tiempo a verlo con la mente abierta.
Comentarios