Dirección: Carl Reiner
Duración: 95 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Steve Martin, Bernadette Peters, Catlin Adams, Mabel King, Richard Ward, Dick Anthony Williams, Bill Macy, M. Emmet Walsh, Dick O'Neill, Maurice Evans, Helena Carroll, Renn Woods, Pepe Serna, Sonny Terry, Brownie McGhee, Jackie Mason, David Landsberg, Domingo Ambriz, entre otros.
Precisamente el día de su cumpleaños, Navin Johson, un chico ingenuo originario de Mississippi, descubre que no es el hijo natural de una familia afroamericana sin recursos. Incapaz de hacer frente a la chocante revelación, Navin impulsado por una agradable melodía en la radio, se arma de valor para ir más allá del borde de la valla que está frente a su casa, ver el mundo y convertirse en alguien. Como resultado, su primera parada en San Luis le allanará el camino hacia logros notables, un reconocimiento tardío, y por supuesto el amor; sin embargo a veces la distancia entre el éxito y el fracaso puede ser muy estrecha.
Para que te agraden esta clase de filmes, hay que amar los años setenta. Es una década que produjo algunas de las mejores comedias, dramas, cintas bélicas, cintas llamadas artísticas y ensayo, y un largo etcétera. Para mi esta obra si es un clásico y se estrenó en la segunda mitad del siglo XX, dejando de lado los setenta para acercarse a los ochenta. El patán o el idiota es otra de esas comedias clásicas de humor físico que son bastante conocidas y apreciadas. No es Airplane, pero es muy divertida y tiene mucho de ese mismo humor bobalicón, estrafalario y peculiar. En ella el protagonista es Steve Martin quien interpreta a Navin R. Johnson, un hombre criado por una familia negra en Missouri.
La pelicula comienza con Navin sentado en una escalera junto a un cine, bebiendo whisky con dos de sus compañeros vagabundos. Se presenta al publico diciendo que no es un vagabundo, solo un imbécil. A continuación, nos cuenta su vida y la historia continua, adentrándose en todo tipo de lugares extraños y disparatados, con personajes y sucesos extraños en los que siempre se desata la comedia.
Al personaje interpretado por Steve Martin de nombre Navin R. Johnson le va bastante bien en la vida para haber nacido como un niño negro y pobre. En esta alocada película asistimos a su ascenso que comienza cuando es un simple granjero, y se convierte en un empleado de gasolinera (que empieza ganando 1.10 la hora), luego pasa de trabajador de la carne adivinando el peso de la gente, a un auténtico millonario por hacer una mera sugerencia sobre cómo mejorar el deslizamiento de los lentes sobre la nariz de las personas.
Después de su éxito todo se le viene encima cuando abandona a su esposa Marie (encarnada por la simpática Bernadette Peters) cuando una verdadera situación histérica relacionada con el invento de los lentes (y el propio director de la pelicula Carl Reiner que se interpreta a sí mismo) le pone de nuevo en la calle transformándole en un indigente.
Un magnifico reparto acompaña a Martin y hace de esta una película que ha superado la prueba del tiempo, convirtiéndose con justa razón en un clásico de la comedia moderna que sigue provocando carcajadas que te harán doler el pecho.
En el citado reparto están por ejemplo Mabel King como su cariñosa madre (recién salida de su trabajo en Broadway y en la versión cinematográfica de The Wiz), o Jackie Mason como su jefe en la gasolinera, y Bill Macy como el socio en la invención del artefacto para las gafas (quien de forma irónica no es acusado en la demanda que arruina a Navin), además de M. Emmet Walsh como el demente que le lanza una ráfaga de tiros a Navin (simplemente por haber sacado su nombre de una guía telefónica al azar), y Catlin Adams como la dura chica Patty a la que conoce en uno de esos circos rodantes, en el que ella cruza un aro de fuego sobre una motocicleta.
Ciertamente, está llena de humor idiota, pero está es una de esas ocasiones en las que ese humor es divertido de forma genuina y puede causarte risa una y otra vez. A mi me agradan por citar algunas escenas un dueto encantador entre Navin y Marie en la playa, o una secuencia trastornada que ocurre en un restaurante en la que hay caracoles en el plato de Marie, e imágenes convulsas por todas partes, incluida una en la que hay jarras de agua llenas de lo que se supone es vino tinto y blanco y vasos que salen de un dispensador de vasos de papel.
Desde luego es evidente que el personaje de Navin es un absoluto idiota que no puede comprender el mundo real ni para salvar su vida. Por eso se mete en todo tipo de situaciones ridículas de las que cualquier persona con dos dedos de frente encontraría una salida de lo más sencilla. Según veo, la gran comedia surge de la improvisación, un tema del que esta cinta parece tener mucho. Y lo creo porque hay algunos momentos en los que nunca habría podido existir eso plasmado en el papel.
También guarda sus buenos comentarios críticos sobre las situaciones en las que se ven envueltos los parásitos que abandonan de modo veloz a Navin cuando pierde su riqueza, y una escena bastante vulgar pero divertida en la que hay Malabarismos con gatos. Otra de mis favoritas es la parte de una iglesia que es arrancada cuando se halla laborando en la gasolinera Navin ata una cuerda pesada a una tubería y a un coche robado.
Hay que admitir que el guion es ingenioso en cada detalle, mostrando cómo Navin se relacionada con cada miembro de su familia adoptiva, con el perro que le adopta (y no al revés) y cómo acaba con la rubia Marie, que es tan encantadora y deliciosa en esta pelicula que cabe preguntarse por qué el estrellato cinematográfico parece haberle pasado de largo. Aunque claro, he leído que su éxito lo ha conseguido realmente en Broadway y los musicales.
Steve Martin, entonces conocido simplemente como un mero cómico que realizaba monólogos y un tipo salvaje y alocado, consigue de forma muy probable el mejor debut en el largometraje de cualquier cómico moderno y la mayoría de sus obras han perdurado en el tiempo y pueden considerarse ahora clásicos modernos.
Por muy divertida que sea esta pelicula, hay que recordar que no es más que una comedia de enredo. No pretende nada más elevado, solo provocar una buena carcajada. Y conmigo lo ha conseguido. Hay muchas tonterías en esta pelicula y momentos que no son divertidos como otros. Es una obra divertida de principio a fin y nunca trata de tomarse en serio a si misma, pero en realidad es una creación en la que debes ponerte en un estado mental mucho más ligero y menos analítico para verla y disfrutarla.
Es decir, no hay nada negativo en lo constitutivo de este tipo de comedia, pero es bastante simple. Sin embargo, cuando se hace bien, se obtienen grandes resultados, y no puedo negar que El idiota lo hace bien.
Y hay que manifestar que esta es también una de las mejores películas de Reiner, que demostró que cuando se tienen los ingredientes adecuados, todo confluye y da lugar a una comida deliciosa, con caracoles y todo.
Comentarios