Dirección: Rainer Werner Fassbinder
Duración: 93 minutos
País: Alemania Occidental
Elenco: Brigitte Mira, El Hedi ben Salem, Irm Hermann, Elma Karlowa, Anita Bucher, Gusti Kreissl, Doris Mattes, Margit Symo, Katharina Herberg, Lilo Pempeit, Peter Gauhe, Marquard Bohm, Walter Sedlmayr, Hannes Gromball, Hark Bohm, Rudolf Waldemar Brem, Karl Scheydt, Peter Moland, entre otros.
El prolífico cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder rindió un homenaje a su héroe cinematográfico Douglas Sirk con esta actualización de la pelicula All that Heaven Allows del legendario director también de nacionalidad alemana y muy conocido por su labor en melodramas hollywoodense en la década de los cincuenta. En esta historia una viuda solitaria conoce a un trabajador marroquí mucho más joven en un bar durante una tormenta. Se enamoran, para su propia sorpresa y para el absoluto asombro de su familia, colegas y compañeros de copas. En Ali:El miedo devora el alma, Fassbinder maneja con maestría el poder emocional del melodrama clásico de Hollywood para exponer las tensiones raciales que subyacen en la cultura alemana contemporánea.
Sobre esta gran película me llamó en especial la atención lo aplicable en términos universales (y contemporáneos) del título de la clásica obra de Rainer Werner Fassbinder lanzada en 1974, incluso cuando ya ha pasado medio siglo desde su estreno.
Por supuesto, cuando te adentras en el tema central de la cinta, el trato que reciben los marginados en la sociedad, en este caso el racismo y la discriminación por edad con que la sociedad alemana de los años setenta (en concreto la de Múnich) ve la relación amorosa (y sexual) entre la pareja dispareja formada por el hombre conocido de forma estereotipada como Ali, un honesto trabajador inmigrante marroquí, y Emmi una viuda de sesenta años, limpiadora y al menos veinte años mayor que Ali, uno empieza a darse cuenta de que las preocupaciones que Fassbinder aborda en este filme siguen vigentes hoy en día.
Pero El miedo devora el alma (o Ali: el miedo devora el alma como se traduciría su título al castellano) no es solo una clara declaración personal de su director, que refleja la visión del mundo y los sentimientos de alienación social del propio Fassbinder, sino que también puede considerarse (incluso hoy en día) una obra cinematográfica muy original, tanto en lo temático como en lo estilístico.
Quizás impulsada, al menos en parte por las limitaciones presupuestarias y el apetito en apariencia insaciable de Fassbinder por el trabajo (el cineasta rodó una media de tres películas al año a lo largo de su corta carrera de 13 años) para mi esta es una obra maestra minimalista, pero que rezuma maestría cinematográfica (a pesar del dato increíble de haber sido rodada en solo trece días).
La transformación de la relación entre Emmi y Ali, que pasan de ser desconocidos (su primer encuentro en el bar es básicamente un reto para Ali) a una pareja de enamorados (aunque rechazada por una sociedad predominantemente racista), antes de que todo se eche a perder, se transmite visualmente a través de la cámara manejada por el director de fotografía Jürgen Jürges que aísla detrás de ventanas, a través de habitaciones y un largo etcétera; o une a los personajes de Fassbinder con un efecto hipnótico.
Igualmente memorable es la forma en que la cámara capta las miradas fijas de los personajes, y por deducción sus estados de ánimo, ya sea por ocurrir lo que se denomina la primera impresión, como cuando la desaliñada Emmi entra en el bar, o la inseguridad como cuando el mismo personaje se mira en el espejo del baño después de haberse acostado con Ali.
El último elemento clave del minimalismo de la pelicula es para mi, la forma de hablar de Ali, reducida (por necesidad) al alemán básico (y luego al inglés) lo que tiene el efecto de llegar a la fuente primitiva y cruda de las emociones del personaje, simplificándolas y realzándolas en el proceso.
En cuestiones temáticas, la obra de Fassbinder es igualmente valiosa. La clara implicación del argumento es que, casi treinta años después Alemania no había cortado todos los lazos con su infame pasado, ya que el hombre común de la calle (como observamos en esta oportunidad en vecinos, comerciantes) muestra un racismo explicito hacia Ali, mientras que de forma curiosa las autoridades el hijo del casero de Emmi o la propia policía parecen tener opiniones más cercanas a la tolerancia con los foráneos.
Entre las escenas clave de la pelicula se encuentran aquella en la que Emmi da la buena noticia de su matrimonio a su familia (para ello, la cámara recorre lentamente los rostros disgustados) y aquella en la que Emmi visita a su hija Krista interpretada por Irm Hermann (habitual en las películas del director) y a su yerno representado por el propio Fassbinder en el papel del racista y holgazán Eugen. Desde luego la hipocresía es evidente, ya que las paredes de la casa de Krista están adornadas con símbolos religiosos.
Por consiguiente Fassbinder presenta las conexiones nazis del pasado como un mero hecho consumado; cuanto a la pertenencia al partido, todo el mundo lo estaba sugiera la ingenua Emmi, quien para celebrar su boda decide llevar a Ali al restaurante favorito de Hitler, a pesar de que claramente no comparte las creencias asociadas a tan funesto personaje.
Por otro lado, el director se empeña en iluminarnos: Ali es un hombre honesto, consciente del racismo que existe en su contra (por ejemplo recuerda el tema acontecido en Múnich) y procedente de una comunidad árabe solidaria en la que la unidad familiar es sacrosanta, a diferencia de lo que sucede en el caso de Emmi.
Por supuesto que esta película es en efecto la reelaboración que Fassbinder realizó del melodrama de Douglas Sirk de 1955 All that Heaven Allows (que en castellano se conoce como Lo que el cielo nos da protagonizada por Rock Hudson). Sin embargo, a pesar de seguir el esquema de los acontecimientos de la narrativa de Sirk, el énfasis y el tono de Fassbinder son notablemente diferentes: esta obra setentera se centra en cuestiones raciales y la edad (en contraposición a la clase social) y pinta una visión totalmente (y de modo consistente) más sombría de la humanidad.
El canalla de Fassbinder nos hace pasar por un calvario con Emmi y Ali, donde la ternura y la compasión se transforman finalmente en cosificación y humillación, aunque con una impresión final de dolorosa esperanza.

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