Director: Anthony Minghella
Duración: 162 minutos
País: Estados Unidos/Reino Unido
Reparto: Ralph Fiennes, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Kristin Scott Thomas, Naveen Andrews, Colin Firth, Julian Wadham, Jürgen Prochnow, Kevin Whately, Clive Merrison, Nino Castelnuovo, Hichem Rostom, Peter Rührin, Geordie Johnson, Torri Higginson, entre otros.
" A finales de la Segunda Guerra Mundial, una joven enfermera atiende a la víctima de un accidente de avión que ha quedado muy quemada. El pasado del nuevo paciente es mostrado en flashbacks, revelando como se involucra en una aventura amorosa muy peligrosa."
El ya desaparecido Anthony Minghella eligió el argumento de una exótica novela de aventuras, guerra, amor y dolor para rodar un monumental melodrama romántico que obtuvo la hazaña de ganar nueve Oscars, convirtiéndose así en una de las películas más exitosas y reconocidas de los noventa.
Es la historia de una serie de personajes que se la pasan de un lado para otro, justamente casi al final de la Segunda Guerra y que viven las experiencias más traumáticas de sus vidas. El primero de ellos un conde húngaro, Laszlo de Almásy, amante de la libertad y de la independencia; el cual realiza en África labores para la Real Academia de Geografía, lo cual tiene en común con un leal amigo y con un matrimonio inglés: Los Clifton. Dicha pareja se dedica a investigar y sobrevolar amplios terrenos del continente africano para trazar mapas que sirvan a los servicios británicos de espionaje y así tratar de frenar la expansión de la amenaza nazi.
En medio de los peligros y de la extrema aridez del desierto del Sahara, una fuerte atracción sexual llena de culpa surge entre el conde y Katharine Clifton, mientras el mundo se sumerge en una guerra mortífera. Un destruido Almásy, agonizando en un monasterio italiando y atendido por una bella enfermera de nombre Hana, va revelando esos recuerdos de sus aventuras en Africa y de su gran amor perdido.
Las grandes medallas que trae colgando esta cinta en el cuello me parecen exageradas, sin lugar a dudas. Y no es la primera vez que suele pasar eso con los Oscars. Dejando de lados los premios de la Academia, me parece que hay muchas películas que cuentan lo mismo y en mejor forma.
La década de los noventa es el verdadero momento en el que la mujer se incorpora a consumir cine de forma masiva. La llegada de la mujer al trabajo y al ocio hace que se desarrolle de una forma definitiva un cine pensado más para ellas. Y esto es así porque el que diga que las mujeres de forma masiva veían cine y sabían de cine hace como 20 años, está mintiendo. Excepciones siempre las hubo y las habrá, pero me refiero evidentemente a las masas.
Pero volvamos al tema central. Minghella compone una fábula romántica, cuyas imágenes intentan parecer los versos de una poesía, profundizando mucho en los sentimientos de los personajes y dejando ver sus principales debilidades y sus emociones.
A pesar de su gran cantidad de premios, el proyecto me parece muy sobrevalorado. Además de que la historia, como ya lo he mencionado, ha sido mil veces vista, el ritmo con que se narra la historia es muy lento y aunque eso no es necesariamente malo, en gran parte del metraje no pasa absolutamente nada y se vuelve una película contemplativa. Esto es: entretenimiento nulo y una capacidad de identificación mínima. Ideal para dormir la siesta.
Generalmente las películas suelo verlas hasta el final, no suelo abandonar ninguna, a no ser que mi indignación me lleve a puntos de alteración elevados, aunque hace mucho que no hago eso. Pero con esta cinta, en otros tiempos, si lo hubiese hecho. Ciertamente, la película está bien hecha y las dos historias que convergen finalmente, el pasado y el presente, merecen una calificación de 'competente' en cuanto a guión se refiere. Sin embargo, nunca le vi chispa a ese adulterio, me faltó percibir algo más, química, pasión, incluso ternura. Todo lo que para mí supone sentir algo y no lo he encontrado por ningún lado. Incluso la relación entre Kip y Hana, me ha parecido más atractiva. Porque teóricamente es una historia de amor, pero la verdad es que yo no veo amor entre los dos protagonistas, sino más bien una fatal atracción sexual.
En fin, el principal problema es que no me creí nada. No creo ninguna de las dos historias de amor porque no están construidas, surgen como por encanto y de ese modo se podían haber enamorado de cualquier otro que pasara por ahí.
Lo único que me generó fue morbo. En primer lugar, por observar si la rubia le ponía los cuernos a su marido (interpretado por Colin Firth), al que nos presentan de forma burda como un auténtico retrasado mental; de hecho, creo que ni siquiera tuvo que actuar, pues su papel es pura comedia. En segundo lugar, llegué a pensar que Binoche era una especie de enfermera de moral relajada y por lo tanto mostraría su cuerpo, aunque no ocurrió.
Queda más que claro que no hay que fiarse de los Oscar, ya que son unos premios que aplauden la pedantería, el glamour y sobre todo los intereses económicos. Porque si esta, para ellos, es la mejor película de 1996, ¿cómo estábamos en 1996?
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