Director: Wim Wenders
Duración: 147 minutos
País: Alemania/Francia/Reino Unido/Estados Unidos
Reparto: Harry Dean Stanton, Sam Berry, Bernhard Wicki, Dean Stockwell, Aurore Clément, Claresie Mobley, Hunter Carson, Viva, Socorro Valdez, Edward, Fayton, Justin Hogg, Nastassja Kinski, Tom Farrell, John Lurie, Jeni Vici, entre otros.
" Cerca de la frontera mexicana en Texas, un hombre que padece de amnesia aparece en el desierto. Después de caminar por días se desploma y es llevado a un centro de salud, donde se conoce que el hombre se llama Travis y ha estado perdido por cuatro años."
Esta película es por mucho, una de las mejores que se hayan realizado en toda la historia del cine. Y podría serlo nada más por su hermosa fotografía (que es lo más cercano a un retrato que yo haya observado en una pantalla), sin embargo cuenta con diversas cualidades que iré apartando del todo, para considerarlas por separado.
Para empezar, en el centro de todo, están los protagonistas del relato: Travis, Walt, Hunter y las féminas Jane y Anne. Alrededor suyo lo único que vemos es el desierto, diversos lugares vacíos y los sitios que suelen habitar ocasionalmente. Todos los personajes son memorables, sólo que Harry Dean Stanton quien interpreta a Travis se destaca por sobre todos ellos.
Es una cinta que incorpora dos elementos: el drama y lo que suele llamarse como road movie (literalmente, película de carretera). Explora el alma humana de un personaje con sentimientos de culpa, pero con deseos de reparar viejos errores cometidos. En él también se aprecian experiencias de marginación y exclusión social, alcoholismo, soledad y hasta indigencia. Lo que genera al paso de los años en su persona unas escasas habilidades para comunicarse y relacionarse con los demás. De hecho, es un hombre tan avejentado e inseguro de si mismo que asusta. En pocas palabras es un ser humano que se ha convertido en una verdadera piltrafa.
En un momento dado, ese hombre decide hacer un esfuerzo supremo para aplacar los sentimientos de culpa que lo atormentan, deseando únicamente poner en orden algunas cosas que lo carcomen por dentro y que su conciencia no le permite ni aceptar, ni olvidar. Alcanzo a distinguir en él una mezcla de lucidez, una voluntad realmente firme, deseos de cambiar y por supuesto una conciencia de las propias limitaciones, lo que a primera vista parecería contradictorio en una persona que da la impresión de ser emocional y psicológicamente muy frágil. Una criatura que debido a unos celos enfermizos ha sido destruido y arrastrado a una situación personal desesperada y sin aparente vuelta atrás. Por eso, la naturaleza humana no deja de sorprenderme porque es compleja y a la vez contradictoria, dando lugar a situaciones sorprendentes e imprevisibles, como la que experimenta Travis al inicio de la historia.
También es una reflexión sobre los reencuentros. En el primer tercio de la película, somos partícipes de la reuníon de los hermanos Travis y Walt en el desierto de Texas, la cual podría describir con dos adjetivos: conmovedora y muy auténtica. Pude realmente sentir la frustración que Walt expresaba en su rostro cuando Travis permanecía sin decir una sola palabra, taciturno y ensimismado. Sin embargo, mientras el viaje avanzaba y Travis volvía a hablar, comencé a sentirme más interesado en su disertación sobre Paris, Texas, la historia de cómo sus padres lo procrearon.
En el segundo tercio asistimos al reencuentro de Travis con su hijo, Hunter. Una parte del filme muy interesante, ya que muestra a un pequeño niño tratando de ajustarse a una nueva vida, después de que su padre ha regresado tras cuatro años de ausencia. Al principio el mocoso se comporta muy amable, luego lo vemos modificando su comportamiento a tal grado que es capaz de negarse a caminar a casa después de salir de la escuela, nada más por la simple razón de que todos los niños andan en auto.
El último tercio de la obra es realmente impactante, por ello no voy a arruinarles el final contándoselos, mejor prefiero que tengan la oportunidad de observarlo alguna vez. Esa parte, la conclusión, suscitó que haya quedado prendado de modo tan especial de París, Texas. La secuencia de eventos que ocurren en el cierre me dejaron realmente afectado, aunque de manera positiva y es que nunca me imaginé que las cosas fueran a terminar así. Es seguro que este punto deben estar imaginando que existe una reunión entre Travis y su extraviada esposa, Jane. Sí, así es. Ahí mismo tuve el honor de presenciar uno de los monólogos mejor plasmados en una película. Es sobrecogedor. Es extenso, pero escuché con atención cada una de las palabras y cada una de las pausas que lo componen.
En fin, pocas veces una película emociona y llega al alma de verdad. Algunas tocan cierta parte de uno mismo que alguna vez se tuvo. Que recuerdan cuando se amó, y el enorme vacío que queda al darse cuenta que aquello se ha perdido y no volverá. Esta cinta alecciona en el hecho indiscutible de que a pesar de que las heridas no acaben de cicatrizar del todo, nunca es tarde para intentar hacer lo correcto y quedarnos, al menos, en paz con nosotros mismos. Un aplauso para Wenders. Adiós.
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