1ra. Parte
Un día como cualquier otro se encontraba en un lugar del país, una persona (pero no era como cualquiera) , era muy especial. La luna brillaba a sus pies como si le rindiera homenaje a su dulzura y a su belleza, en ella brillaba una linda sonrisa, juguetona y desafiante, pero escondía una terrible tristeza.
Era un día inesperado, ella se encontraba envuelta en una inmensa amargura, se encontraba frente a un espejo, este espejo permitía comunicarse hacia cualquier parte del planeta. Mientras, al otro lado del país otra persona extraña buscaba algo diferente, con una mueca de tristeza en su rostro, reflejaba soledad y necesidad.
Era él, un hombre de mirada tierna, pero muy en el fondo escondía su dolor. ¿Cosa del destino? ¿Casualidad? ¿O simplemente ya estaba escrito?
Los dos al mismo tiempo se pusieron frente a ese espejo, el espejo los unió. Era el día, era la hora, el momento del principio de una historia. Sí, así estaban frente a frente mediante un espejo, sin decir nada pero expresando todo. Él podía sentir la alegría en sus ojos cuando la miró, pues el espejo poseía el don de poder experimentar el sentimiento y transmitirlo; fue ahí donde comenzó a girar el mundo, donde la amargura se volvío alegría, donde el tiempo se detuvo. Era el primer encuentro, la primera señal, frente a frente dos personas tan diferentes pero tan parecidas; marcaba el comienzo de una bella historia. Primero fue un "hola", un juego, un pasatiempo...¿Quién sabe? con el tiempo se convirtió en necesidad, ansiedad. Después en cariño, ternura... ¿Después en amor?
Cuando hubo más contacto entre ellos, el pudo descubrir que detrás de ese rostro alegre y fresco se encontraba clavada una tristeza y mucha desesperación. Tal tristeza y desesperación eran parecidas a las que él sufría, del mismo mal que él padecía. ¿Qué pasaba aquí? , no lo sé, sin embargo en ella había mucha tristeza, soledad, confusión. La vida le había dado tantos golpes que en ella había miedo más que otras emociones. ¿Qué pasa? pregúntaba él, ¿por qué las mismas cosas?, ¿por qué ella era tan parecida a él?.
Gustos, personalidad, vida, manera de pensar, mismos miedos. Era como si fueran almas gemelas. Sin darse cuenta ella se le clavó a él como una daga, de manera honda que tocó hasta lo más profundo de su alma; él sin pensarlo lo único que supo hacer fue amarla, amarla con una intensidad que haría mover el universo completamente, cambiar de sentido la eterna trayectoria del cometa.
Los días pasaron, él decidió caminar hacia el espejo y atravesarlo hacia ella pensando que sería mejor que estuviesen juntos. Una gran alegría invadió los corazones de ambos, el estar tan cerca, el sentir su respirar, sus corazones unirse en un solo latido; sólo se abrazaron y se dieron un beso en la mejilla, y en ese dulce, fuerte y tierno abrazo sus vidas se entregaron, sus corazones intercambiaron, y sus almas se hicieron una sola. En ese momento, él le entregó todos sus recuerdos, sus tristezas, sus agonías, sus temores. Le entregó su vida sin protección, sin blindajes, así... frágil.
El tiempo pasó, él regresó a su vida normal con una enorme tristeza. Pensó: "lo mejor hubiera sido no haber ido, todo era tan maravilloso, tal vez sólo fue una vil trampa del destino. Creo que él aún no tiene alma, vaga por la vida sin ilusiones, sin sueños, su vida está vacía, vaga por el mundo pensando que esto no debía terminar así, pero la vida es cruel.
2da. Parte
Y ahí estaba ella, encerrada en la habitación, sentada en el rincón, la noto triste, una lágrima rueda por su mejilla mientras trata de disimular su profunda tristeza, fingiendo una pequeña sonrisa, pero está destrozada y quiere desaparecer sin huella alguna.
Hace tiempo atrás conoció a una persona realmente especial, con una linda sonrisa y mirada tierna, algo extraño sucedió entre ellos, algo casi mágico. Ella sintió como si lo conociera de tiempo atrás, como si hubiera estado en sus sueños ya, como si este loco mundo después de algún tiempo los hubiera unido de nuevo. Sintió que los unía algo más que una simple amistad.
Pasaban los días, la unión se hizo más fuerte; por momentos comenzó a olvidar su soledad y vió en él una pequeña luz para iluminar su camino en la oscuridad, le devolvió la sonrisa al rostro. Por las noches suplicaba que llegara el día pues deseaba con ansiedad platicar con él, contarle sus alegrías y sus tristezas, sus miedos. A veces no era necesario decir nada, pues de manera extraña conocían sus sentimientos, las emociones contenidas, las lágrimas derramadas, todo era tan extraño.
Un fatal día, él decidió expresar lo que sentía, decirle todo lo que había guardado, le entregó su corazón esperando que ella aceptara cuidarlo. Sin embargo, ella sólo guardó silencio, un silencio tan incómodo que nadie imaginaría; no supo que decir, tal vez había imaginado ese día pero no lo esperaba y simplemente prefirió una amistad que ya no existía, una amistad que se había salido del camino, una amistad que debía volver a construir.
Intentó fingir que nada sucedió, que todo era tan normal como antes, quiso pensar que tal vez sólo había sido un sueño, no obstante todo cambió.
Lo que nadie sabe es que en realidad la invadió el miedo, miedo a sentirse amada, miedo a perder parte de su ser para compartirlo con alguien más, miedo a ser tan parecidos, miedo a confundir los sentimientos y a causarle algún daño.
Se negó a la realidad, se negó a caer en la trampa que el destino le tenía preparada.
Ahora pasa sus noches en soledad, tratando de comprender sus miedos, tratando de construir de nuevo una amistad.
Esto se convierte en parte de una historia sin final y que sólo el tiempo decidirá.
Falta la tercera parte, porque esa... la vamos a escribir juntos.
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