Director: Bradley Cooper
Duración: 136 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Lady Gaga, Bradley Cooper, Sam Elliott, Andrew Dice Clay, Rafi Gavron, Anthony Ramos, Dave Chappelle, Alec Baldwin, Marlon Williams, Brandi Carlile, Ron Rifkin, Barry Shabaka Henley, Michael D. Roberts, Michael Harney, Rebecca Field, entre otros.
" Un músico decide respaldar a una joven cantante para que encuentre el camino de la fama, a medida que la vida que lleva este hombre marchita su cuerpo y el alcoholismo que padece dirigen su propia carrera hacia una espiral descendente."
Luego de leer unas cuantas reseñas en eso que suelen calificar de manera ufana como sitios especializados en eso del arte del cine, me quedé bastante sorprendido al hallar más que un número suficiente de ellas que destacaban como esta nueva versión de aquella otra versión de una nueva versión brillaba más que ninguna otra de esas versiones. Sí, lo sé, planteado así suena a todo un enredo. Pero, lo verdaderamente fundamental en este caso, es que algunas personas no se dan cuenta de que está película (o más bien la historia) se ha cocinado y en exceso, desde la década de los treinta del siglo pasado.
Tal vez las mujeres veneran realmente a Bradley Cooper, así que el intrépido y apuesto hombre resolvió devolverle un poco de ese enorme cariño que le entrega su abundante legión de admiradoras realizando este que es su proyecto más personal, uno muy especial en el cual desplegar toda su vanidad ya que se le acredita como escritor, director y estrella del mismo.
Si se posee un poco en la esencia personal de la admirable cualidad de ser un cinefilo empedernido, seguramente se conoce un poco acerca de las historias de las tres primeras películas, luego entonces se puede estar más que seguro que en esta entrega no habrá nada nuevo ni diferente en comparación con aquellas.
Todo el argumento del filme gira alrededor de una supuesta y manida estrella de rock llamada Jackson Maine (Cooper) que lleva una existencia en la que es torturado de forma continua por el abuso del alcohol y las drogas, y que en consecuencia debido a su excesivo estilo de vida, está a punto de ver el final de su exitosa carrera.
Una noche después de terminar un concierto, le ordena a su chófer que lo deje en un bar cerca del centro de Los Angeles. En un arranque de impulsividad determina entrar y descubre que es un local donde actúan Drag Queens (a saber cantantes masculinos que ejecutan un acto con atuendos propios de mujer), pero esto no parece importarle gran cosa. Allí, descubre a una cantante local (que es una mujer de verdad) de nombre Ally (Gaga) y después del peculiar número donde la excentrica señorita imita a Edith Piaf, en el que evidentemente intercambian algunas miradas de forma accidental, resulta que el hombre pasados unos minutos está profundamente enamorado de ella.
Después de un concierto, la invita a una especie de cita; por supuesto esta tiene que ocurrir en un bar que gozando de un elemento prácticamente cómico es uno de esos que de tan excéntrico solo asisten policías. Durante la salida, mientras intercambian algunos puntos trascendentales como por ejemplo la nariz de la fémina en cuestión tienen un desagradable encuentro con otro tipo, en el que la mujer de forma temeraria lo termina golpeando por atreverse a molestar con sus imprudentes comentarios al artista al que ella casi considera como un tótem en la industria de la música. Más adelante, luego de que Jackson consiguiera terminar la terrible disputa típica de un lugar de esa calaña, se sientan frente a un supermercado donde ella le confiesa que a pesar de su talento, ha tenido que enfrentarse a muchas dificultades para encontrar su gran oportunidad. Posteriormente, la mujer se arriesga a cantarle una de sus canciones, el le responde con el tono propio de un hombre ilustrado, que sin lugar a dudas si la suerte le sonríe y logra hallar a la persona adecuada para ayudarla, tendrá una carrera exitosa. Desde luego, ese ser especial no puede ser otro más que él.
Y para no volver este cursi relato más largo de lo necesario, durante toda la cinta con todos los altibajos por destino con los que se topa la singular pareja, Ally se encuentra en algún punto de la historia convirtiéndose en una nueva estrella de la lista a la que solo pertenecen los verdaderos elegidos.
En pocas palabras, la obra es básicamente la misma vieja y trillada historia en la que una cantante local que no cuenta con ninguna clase de vínculo con la industria musical, tiene la fortuna (o la desgracia) de cruzarse con un dependiente, un adicto a las sustancias químicas que solo apareció en ese preciso momento para volver realidad sus sueños. A continuación se enamoran, se casan, pero las adicciones del sujeto al alcohol y las drogas terminan por amenazar de muerte su endeble matrimonio.
Y una vez que Ally acierta y encauza su incipiente carrera hacia una racha de triunfos, Jackson comienza a desarrollar celos por su éxito, por lo que aparece en su interior la preciosa emocion de sentirse intimidado, por esto le da por preguntarse si esto significa el evidente final de su carrera. En cuanto a Ally, debe decidir si quiere seguir al lado de este hombre en franca decadencia, ya que se está volviendo indudable que Jackson podría ser una gran responsabilidad y un gran obstáculo para alcanzar la fama y la notoriedad que tanto ha buscado.
Ahora bien, habría que destacar que a diferencia de la versión anterior que debe ser la más reconocida de todas ellas en la actualidad, esta entrega posee un estilo de edición que en diversas oportunidades pensé seriamente que dejaba mucho que desear. Además, excepto cuando la pareja protagonista está cantando, no se emplea música de fondo en el resto del metraje, lo que bien podría haber sido una pieza útil, un mecanismo apropiado para guiar a la audiencia dentro de la narración. Otro rasgo que llamó mi atención, es que el filme en términos de edición no se beneficia de esos desvanecimientos tan habituales de los que se dispone para saltar de una escena a otra, en cambio si se vale de saltos muy crudos para ir de una secuencia a la que le sucede.
Finalmente, aunque Lady Gaga (que debo confesar no es santo de mi devoción) es una cantante adecuada y las canciones que aparecen a lo largo de la cinta son bastante apropiadas para lo que se cuenta, no se puede expresar lo mismo de sus capacidades como actriz. Para muestra clara de ello basta no solo el escaso rango emocional que registra su rostro, sino la torpeza para recordar sus diálogos en una escena que involucra una tina de baño que en el par de ocasiones que la he visto me ha provocado unas enormes ganas de soltar alguna carcajada (aun no se si es porque la escena resulta graciosa o si se debe a que es una representación lamentable).
Así es, en lugar de emocionarme con la conclusión de esta emotiva historia, esperaba de manera impaciente a que esta terminara.
Ni modo, sigo pensando lo mismo sobre ella. En resumen: una historia muy sobada, cursi, repleta de lugares comunes, malas actuaciones, diálogos huecos y especialmente una dirección que se acerca bastante a la de un novato. Cooper no sabe manejar la cámara, se nota su desconocimiento sobre el lenguaje cinematográfico y en su lugar prefiere detenerse en tomas en las que su perfil griego sale a relucir, olvidando en muchas oportunidades sacarle provecho a su compañera en esta osada aventura.
Y como cierre, que conste que de principio a fin con esta reseña he intentado sinceramente con todas mis fuerzas ser lo más generoso posible. Parece ser que no lo he logrado. Ni modo, son los gajes del oficio.
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