Director: Nadine Labaki
Duración: 126 minutos
País: Líbano / Francia / Estados Unidos / Chipre / Catar
Elenco: Zain Al Rafeea, Yordanos Shiferaw, Boluwatife Treasure Bankole, Kawsar Al Haddad, Fadi Yousef, Haita 'Cedra' Izzam, Alaa Chouchnieh, Nadine Labaki, Elias Khoury, Nour El Husseini, Joseph Jimbazian, Samira Chalhoub, Farah Hasno, Joe Maalouf, Alexandre Youakim, entre otros.
" Mientras cumple una condena de cinco años luego de haber cometido un delito que es considerado como violento en su país, un niño de doce años resuelve demandar a sus padres por negligencia."
Esta puede ser, a riesgo de sonar como un perdonavidas, la mejor película con tintes políticos que haya visto en toda mi existencia. Es de alguna manera, una clara evocación del clásico de Buñuel, Los Olvidados, aunque la experiencia de su visionado es más bien cercana a ver aquel obra maestra pero bajo los efectos de alguna sustancia.
Debo confesar que me tomó bastante tiempo atreverme a repasar lo visto en este filme, ya que tuvo un gran efecto emocional en mí. Bueno, aquí estoy, brindando una breve reseña más sobre una de las películas más desgarradores pero más hermosas que haya visto últimamente.
Por supuesto, lo curioso es que una historia que no trata en lo absoluto de política. Pero en mi caso, cada fibra que se iba sintiendo conmovida o afectada por lo que observaba a cada minuto en pantalla, al mismo tiempo comenzaba a suscitar en mi interior cierta furia contra los sistemas políticos de algunas naciones que permiten que sucedan tales infiernos en la tierra.
En el Líbano, un niño refugiado de origen sirio de doce años, cuyo nombre es Zain, está cumpliendo una condena de cinco años de cárcel por haber apuñalado a un hombre adulto que se casó y terminó embarazando con resultados fatales a la hermana del citado niño, la cual contaba con solo once años de edad al momento de su deceso. Desde luego, sus padres la obligaron a casarse. Y justo en el arranque de la cinta, vemos como Zain en ese preciso momento dentro de la corte ha decidido demandar a sus padres por traerlo a este mundo, por llevar a vivir una terrible realidad en la que no podían mantenerlo, ni mucho menos protegerlo.
El desamparado niño se siente impulsado a tomar esta resolución, luego del orgulloso anuncio que le hace su madre cuando le visita en la prisión de que está embarazada nuevamente, lo cual significa una nueva criatura que se sumaría a la innumerable horda de infantes que son sus hermanos, ninguno de ellos registrado por sus padres; además de que subsisten en la pocilga en que residen sin ser alimentados, sin tener acceso a la educación, en pocas palabras se trata de aquellos seres despreciados y condenados por la sociedad.
La estructura del pesaroso filme es la siguiente: las escenas del juicio se intercalan con los eventos que condujeron a dicha circunstancia. Haciendo uso de una serie de escenas en retrospectiva, vemos a Zain sufriendo mientras convive con una familia extendida en integrantes, incluidas hermanas de todas las edades y dos padres terriblemente incapaces. Estos ineptos padres luchan en el aspecto financiero todos los días, por lo cual obligan a sus hijos a trabajar largas horas y por lo tanto la escuela es un asunto que no tiene cabida para ellos. En esa misma línea, los padres también abusan de Zain por ser demasiado rebelde por naturaleza, y por ello resuelven como castigo ante su actitud, no darle de comer. No obstante, muy independiente de la cantidad de sufrimiento que atraviesa Zain, es un niño que suele entregar su amor y un cuidado extremo a todos aquellos que le rodean. En un principio del relato, el padre echa de la casa a Zain por atreverse a interferir con la venta de su hermana para contraer matrimonio. Más adelante, el niño encuentra cobijo y protección de una refugiada ilegal de origen etíope llamada Rahil. Luego de que ella le da asilo en su modesta vivienda, Zain se dedica a cuidar a su pequeño hijo Yonas mientras ella trabaja. Cuando Rahil es arrestada dado que el documento que le permite establecerse dentro del país ha caducado, al protagonista de este terrible cuento no le queda otra opción que encargarse del pequeño hijo de la infortunada mujer. Finalmente, se ve obligado por las circunstancias a permitir que un traficante local venda al bebé, ya que el se ve imposibilitado para hacerlo.
Ahora bien, si tuviese que resumirla y ponderar sus elementos más destacados, diría que durante más de dos horas la película se dedica a regalarnos un barrido de sufrimiento que se vuelve un viaje apasionante. En consecuencia, es una obra que no concede ni un solo segundo para la dispersión o el aburrimiento.
Habría que decir también que, las actuaciones de todos estos principiantes en el terreno del cine son absolutamente extraordinarias (desde luego sobresalen tanto el niño de doce años, como el bebé de un año de edad).
Un aspecto que destaca es que el paisaje urbano que se nos revela en pantalla, el cual se asemeja bastante a cualquier almacén gigante que uno pudiera imaginarse, uno de esos repleto de cajas de reserva. A su vez, la cuidada fotografía lograr plasmar algunos sitios que dan la impresión de ser de los lugares más desagradables del mundo y consigue darle belleza a dicha penuria, especialmente a través del hermoso paisaje y algunas tomas aéreas.
De tal manera que, hay poca evidencia de que en un escenario de tal miseria, haya alguna criatura viva que disfrute en algún sentido de su existencia. Por ello, los pocos humanos que llegamos a conocer simplemente están encerrados o preocupados en desplegar toda clase de actuaciones de carácter egoísta, o viven desesperados por escapar del lugar o buscar la manera de explotar al que se halle enfrente, que como en este caso pueden ser los propios hijos.
En esta oportunidad, ninguno de los actores de los que se vale la directora para contar su historia es profesional y por ende experimentan toda clase de variaciones como sucedería en la vida real. Si llegados al punto del cierre del argumento, en el que se nos destapa un final que pudiese ser considerado como feliz o prácticamente misericordioso, lo que lo torna en un asunto casi milagroso, lo único cierto es que presenciar el sufrimiento de todas estas personas nos ha brindado ese alivio en particular.
Bien podría señalarse que la cinta está llena de imágenes y situaciones que no solo resultan ser poco familiares, sino que podría calificarlas de inauditas. En una de tantas que se podría mencionar, Zain se basa en una su inestable experiencia de vida y aguda observación para enseñarle a su hermana cómo lidiar con su primer período. Por supuesto el desea que se oculte para que sus padres no la vendan o la entreguen en matrimonio. O aquella escena cuando el niño se ve obligado a robarle un biberón completo de leche a un bebé que duerme, Yonas lo prueba para luego rechazarlo, después lo deja caer, el pequeño ha sido drogado.
Sin embargo, como si todo esto no fuese suficiente, incluso aquellos personajes que son los que menos sufren, padecen sus correspondientes aflicciones y sus desesperaciones más personales. Por ejemplo, cuando Rahil está bajo arresto, le ruega a su bebé ausente que la perdone mientras se extrae la leche de uno de sus senos, mientras resiste encerrada en su celda, con el único objetivo de aliviar la presión y la pesadumbre que le aquejan al verse obligada a abandonar a su recién nacido. En algún sentido, todo este drama es ese líquido, es la leche que representa toda la crueldad humana.
Por otro lado, en la corte a los insensatos padres de Zain se les permite tener sus momentos de simpatía o de victimismo, todo depende de la perspectiva. Estos seres que carecen de un registro que demuestre su existencia, que por lo tanto no han sido reconocidos dentro de la sociedad, indefensos y sin esperanza, se resignan a perpetuar su ciclo de sufrimiento. Ninguno de los dos conoce el nivel de autoestima más elemental, ni siquiera aquel que pudieran gozar todos los que pertenecen al extremo más delgado del espectro al que competen los privilegios de la gente de piel clara.
Somos hormigas, exclama el padre, entonces ¿por qué habría de molestarse en autorizar que Zain asista a la escuela, cuando bien podría estar trabajando para el hombre que se casará y echará a perder en definitiva la vida de su otra hija?
Dicho de otra manera esta película aborda diversos temas sin ninguna clase de filtro, desde la pobreza, el analfabetismo, la ignorancia, la crueldad, el racismo, la falta de conciencia y el abuso infantil. Por otro lado, también acomete el asunto de la presencia de la bondad, la inocencia, el perdón y la fe. Me sigue pareciendo sorprendente cómo Zain se ocupa tan arduamente en mantener al bebé solo, mientras que sus propios padres no eran capaces de encargarse de sus propios hijos. Un niño de doce años que cuida a un bebé resulta una escena tan conmovedora y tan hermosa. Y a su vez, la personalidad de Zain me parece sumamente compleja y atrayente, en él uno puede llegar a reconocer la conciencia más profunda y el analfabetismo más acentuado al mismo tiempo. Todo un mar de contradicciones que conviven en un ser de tan corta edad: Inocencia y violencia, cortesía e insensibilidad, la bondad y la maldad, el amor y el odio.
En fin, para acercarse a ella tal vez se necesite traer muchos pañuelos, pero también se requiere no tener miedo de soltarse y a veces, reírse un poco de lo irónico que resulta en algunas ocasiones la terrible experiencia que es la desgracia humana.
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