Director: Francis Ford Coppola
Duración: 128 minutos
País: Reino Unido / Estados Unidos
Elenco: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes, Billy Campbell, Sadie Frost, Tom Waits, Monica Bellucci, Michaela Bercu, Florina Kendrick, Jay Robinson, I.M. Hobson, Laurie Franks, entre otros.
" El centenario vampiro de nombre el Conde Drácula arriba a Inglaterra para seducir a Mina Murray quien es la prometida de su abogado, un tal Jonathan Harker, y con ello causar toda clase de estragos en territorio extranjero."
Este Drácula de Bram Stoker es una adaptación gótica en exceso de la célebre novela del mencionado Stoker, dirigida por Francis Ford Coppola como si por un momento pretendiera estar imitando a Tim Burton. Además, podría señalarse que este es un Drácula presentado bajo una sensibilidad artística de lo que en inglés se denomina como Camp (esto se debe a grandes rasgos a lo artificial y ostentoso del asunto), con una actuación muy cercana a lo teatral por parte de Gary Oldman (quien suele dar la impresión cada vez que aparece en pantalla que mantiene presionada la lengua firmemente contra su mejilla) interpretando al famoso Conde como si se tratase de un demonio necrófago y cruel (pero romántico) de antaño, a lo que le agrega una leve mezcla de rasgos de la actualidad.
Aunque, habría que ser claro: la actuación de Oldman está lejos de ser definitiva en términos de trascendencia al personificar al conde protagonista de la historia (ese honor para mi se lo podrían llevar otros, por ejemplo Christoper Lee), nada de ello impide que su labor en esta película sea memorable.
Como sea, en el resto de elementos que componen la obra de Coppola, la película solo puede ser calificada como impredecible. Es decir, por cada acierto logrado hay una falla inevitable, y por cada gran idea que se ha conseguido desarrollar, siempre hay alguna otra que no funciona al mismo nivel. De tal manera que, por citar aspectos destacados del filme subrayaría lo realizado en la dirección de arte y e en el vestuario que es de primera categoría, y por ende aprecio todo el arte generado desde la concerniente dirección; incluidas todas aquellas cosas que terminan por caer o volar en los cielos, o las fuentes de sangre que explotan como si fuese aquella memorable escena salida de The Shining de Kubrick, o la correspondiente banda sonora tan exagerada.
En otras partes que la conforman, yo apuntaría a que ciertos efectos especiales no funcionan considerablemente de la mejor manera (otros asegurarían que no han envejecido nada bien), en particular aquella transformación de Drácula en una especie de murciélago gigante al que le da por la cursilería. Además, a mi parecer toda la subtrama romántica que aparece a lo largo del metraje arrastra las cosas de manera directa hacia el abismo, ya que, esencialmente no va a ninguna parte.
En lo que respecta al elenco, la cuestión también resulta estar igualmente desnivelada. Por un lado tenemos a grandes actores como Anthony Hopkins quien realmente se comprometió con el espíritu de esta creación, y con ello ofreció una personificación cargada de alto nivel como el doctor Van Helsing. Así mismo el Renfield al que da vida el camaleónico Tom Waits se vuelve atrayente, mientras que Cary Elwes y Richard E. Grant están oportunos cuando se les requiere en participaciones menores delntro de la historia, y de alguna manera Sadie Frost entrega un trabajo aceptable al encarnar a la sexualmente frustrada Lucy.
Sin embargo, el gran contratiempo de esta cinta proviene del hecho de que dos de los roles principales del argumento fueron dados a Keanu Reeves y Winona Ryder, y está claro desde el principio que ni sus emociones, ni su compromiso estaban realmente con la producción encabezada por Coppola. Ambos regalan un par de actuaciones desanimadas, como si estuvieran abatidos y muy convencionales, lo que termina por funcionar pero en detrimento de la calidad general del filme.
Aún asi, con todos sus abundantes efectos repletos de sangre y el abuso en la utilización de todos aquellos interludios cargados de fantasía que se ofrecen en pantalla, este Drácula es una película a la que por lo menos en mi caso es difícil calificar de bodrio. De hecho, cuando la vi por primera vez cuando era un niño entrando en la adolescencia, me resultó bastante atractiva. Sin embargo, muchos años después, se siente profundamente defectuosa, una película que tiene más agujeros que un queso gruyer.
Dicho de otra manera, la filmación dispersa de la que se sirve Coppola funciona en algunos momentos y en otros no, y por ese motivo sería justo decir que la obra en algunos puntos se vuelve un auténtico jolgorio, un verdadero desorden. Sí, un lio desenfrenado y entretenido, pero de todos modos no deja de ser un desastre.
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