Abrí los ojos, sabía que había tenido una noche sumamente complicada, llevaba cerca de 2 días sin poder dormir. Entonces tomé el reloj, las 8 de la mañana eran ya - todavía tengo oportunidad de seguir durmiendo- pensé.
De repente, me encontraba en un extraño sueño donde aparecía el famoso "Chávez", un compañero de la facultad que en mi capítulo onírico se asemejaba lo suficiente a un personaje de un filme de Quentin. Le repetía varias veces que los dejara en paz, que no tenía caso matarlos... y la verdad no sé por qué se lo decía, sólo sé que tenía que detenerlo a todo lugar. Parecía ser que a mi era al único ser en todo el universo al que se atrevía a escuchar.
Entonces, abrí los ojos de nuevo. 'Era sólo un sueño' me repetí, al mismo tiempo que volvía a observar la hora: 9:42 a.m.
Faltaban 2 horas para volver a encontrarnos, lo cual hacía que yo experimentara esa típica sensación de vacío en el estómago, como cuando tenemos miedo o hay algo que se acerca y que realmente nos emociona.
Volví a caer en otro sueño profundo, tan profundo que no lo recuerdo. Tal vez porque los personajes de esa nueva aventura dentro de mi cabeza no eran tan "famosos".
Cuando llegó el momento de despertar ya había pasado una hora, creo que en ese momento ya no me sentía tan mal como en días pasados; había logrado dormir, unas cuantas horas pero lo había conseguido. Bajé para tomar algo de leche y comer un poco de fruta. Al llegar a la cocina encontré a mi padre desayunando, lo saludé y me senté a la mesa con él. Me dió una noticia que me tomó por sorpresa, sin embargo no iba a permitir que algo así interrumpiera mi felicidad que en esos momentos era poca, comparada con lo que vendría después. Me dijo que mi madre estaba dudando un poco del encuentro que yo sostendría con mi amada mujer, a lo que yo reflexionaba después de engullir una manzana y en silencio... "todo le parece mal, todo lo que piensa es morboso. Todo lo que hacemos todos en esta casa tiene obscuras intenciones ¿no será paranoide también?" Después vino a mi memoria, un suceso que acaeció el día que celebramos la navidad, el cual no me concierne contar por ahora.
Sin embargo, supongo que ese hecho le da toda la razón para comportarse de esa manera. Como sea, a mi no me arruinó la mañana, simplemente me hizo reflexionar en algunos temas 'difíciles'.
Nos subimos al auto, introduje el Division bell de Pink Floyd, mientras mi mente aún seguía en una especie de 'stand-by' o algo por el estilo, ya que no entendía a donde ibamos o que hacía yo en ese auto, con ese señor.
Cargamos gasolina y mi impaciencia salió a flote, realmente no estaba pensando en nada, yo lo único que tenía claro es que quería ver a esa mujer que es lo mejor que tengo en la vida, darle un gran abrazo, disfrutarla de pies a cabeza. El señor ese, se fue por la autopista a una velocidad constante de 140 kilómetros por hora, dado que al frente de un volante se convierte en todo un psicópata, yo actúe como todo un hombre precavido ante tal personaje: abroché mi cinturón de seguridad.
Al llegar a la segunda caseta faltaban 5 o 6 kilómetros, en ese preciso instante mi mente despertó y sentía que iba a llegar tarde a la cita que había sido acordada, a las 12 p.m.
No tengo un dato fidedigno, pero creo que llegué 5 minutos tarde puesto que un niño nos dió mal las instrucciones para llegar al sitio del acuerdo. Así es, arribamos al lugar en aproximadamente 35 minutos, gracias a lo intrépido de mi chofer. Le dije que entraría para ver si ella ya estaba allí.
Entré y miré para todos los lugares, la gente que estaba sentada y con la que logré cruzar mirada casi me desnudaba con los ojos. Aún sigo tratando de buscar una razón o un por qué, supongo que no tengo la facha de pueblerino o que sé yo. En fin, lo importante era ella y no estaba. Salí y le di la lamentable noticia, la que no lo fue tanto para él que me dio un poco de dinero y se largó.
No tuve otra opción más que sentarme, sentarse y esperar, grandísimo Señor. No creo haber esperado demasiado, y es que si les hablo de mi gran impaciencia e inmensa tranquilidad no me lo creerían. Antes de que entrara en este extraño estado de 'psicosis', logré verla entrar con una cara llena de desesperación, una bolsa negra en la mano y dos piernas proyectando angustia, las mismas que caminaron en dirección opuesta a donde estaba yo, y sí, hacia una cabina telefónica donde se detuvo para llamarme lógicamente.
Quería sorprenderla, pero antes de lograrlo yo, lo hizo ella al voltear la cabeza; nuestras miradas se volvieron a cruzar después de casi 4 días. Corrió hacia mi y yo la abracé tan fuerte, que la levanté algunos pocos centímetros del piso. Fue algo tan emotivo, que no encuentro palabras para explicarlo aunque probablemente lo hubiera sido más si no hubieramos estado rodeados de tanta gente, y es que la extrañaba tanto que no quería soltarla.
Después no sé, nos besamos un poco y miramos la foto de un viajero 'memorable' con una frase interesante: "no hay peor viaje que el que no se hace", creo que es cierto, antes mencionaba algo del pasaje, nada significativo. La frase resume para mí, enfrentar una fobia, enfrentar algo tan arcaíco en mi vida como el sufrimiento humano. Fue un gran paso para mi.
Luego le entregó algo a su tia, yo mientras tanto esperaba afuera y el contador me habló para saber que había pasado. '¿Si llegó o no?' - sí-, '¡qué bueno!, me la saludas ehh!' fueron palabras que me hicieron sentir un poco menos incómodo en ese lugar.
Posteriormente caminamos, desde el inicio siempre me pareció como un sueño, como si todavía estuviera en mi cama durmiendo ¿por que? porque estaba en ese lugar, con ella. Lugar donde nunca habíamos estado juntos, y no es precisamente un lugar extraordinario, sólo la compañía valía la pena de todo esto.
Llegamos a la catedral, una excelente pieza de arquitectura, de lo que había adentro no hay mucho que comentar; las mismas muestras de fanatismo religioso y algunos devotos que se sientan en ese lugar tan fresco, tan lleno de silencio. Por eso nosotros nos quedamos en el interior, platicando, quizá profanando ese lugar tan sagrado(lo cual no nos importó). Volvimos a caminar para llegar a una plaza, lugar donde sólo porque estábamos juntos, conversando y dándonos besos, yo jamás tendría una estancia de más de 3 minutos.
El hambre hizo acto de aparición, el problema no sólo era ese sino que las opciones eran realmente limitadas. Entramos a un primer lugar, pero fue descartado por motivos de salud. Terminamos en una pizzería, devorando 4 rebanadas cada uno y una pepsi con popote para mi, como bebida de acompañamiento ante tal banquete; allí tenían posters publicitarios de películas tan clásicas como 'Lo que el viento se llevó' y de actores que se han convertido en leyenda como: James Dean (el verdadero rebelde), la infaltable Marilyn Monroe (se supone que con ella los caballeros las preferimos rubias) y Humphrey Bogart. Un sitio agradable nada más, ricos besos y una pizza de regular calidad, tirándole a mala.
Me temo que para esos momentos ya íbamos de bajada, es decir, quedaban menos horas para dejar de vernos que las que habíamos gastado. Caminamos mucho, hasta terminar sentados enfrente de una tienda de colchones; fue toda una ironía de la vida dado que después de comer tanta pizza lo único que deseaba era dormir. Como ahora.
Caminar de la mano con ella me encanta, me siento orgulloso de tener a esa mujer tan hermosa a mi lado y sé que ella me ama, como yo a ella. No sé si en la misma cantidad. No obstante, el amor no se mide, sólo se siente y eso es lo importante. Los 2 lo sentimos, nos da calor en la piel, nos arde el corazón, se nota en nuestra mirada.
Regresamos al centro, y estando sentados el contador llamó por segunda vez pero la llamada se cortó. En ese lugar nuestra conversación fue dirigida hacia mi inseguridad y sobre el miedo que sentía de estar sólo, sin depender de alguien, me parece que fue bueno hablar de ello. Y si he de ser sincero, todo lo que le cuento, sale de mi alma, me inspira tanta confianza que es la única persona en el mundo entero que conoce realmente mi esencia como persona, como hombre.
Emprendimos de nuevo la caminata, ya había oscurecido y "el sueño" parecía tener el mismo significado que al inicio, ninguno de los 2 podía creerlo, es que es verdad, no parecía algo real, al encontrarnos de nuevo la noté un poco extraña, debió ser por la lejanía... después de unas horas y a esas alturas, era la misma mujer con la que he convivido desde el principio de nuestro idilio.
Compró su boleto y el mio. Yo fui al baño, ella también. Compramos algo de beber, ella jugo y yo chocolate. Nos sentamos y después salimos, hablamos otra vez de cosas tristes, ya saben de extrañarnos, de las ausencias, de las necesidades. Su camión apareció, yo contuve el llanto, nos abrazamos y me pidió que me cuidara a la vez que me repetía algunas instrucciones. La vi irse y yo fui a sentarme a una silla mientras mi transporte aparecía. No tardó mucho me parece y tengo mis dudas porque desde que ella se alejó de mi, el tiempo se detuvo.
Dudé un poco en subirme en ese, no lucía nada espectacular. Entonces, volteé hacía donde se suponía estaba el de Lala y se había esfumado. Para cuando había realizado ese movimiento el 'nada espectacular' se precisaba a largarse y mejor me subí antes de quedarme más tiempo en ese lugar, solo.
En la carretera iba a una muy buena velocidad, yo en mi mente sólo tenía proyectada su imágen y todo lo que habíamos pasado en el día. Algunas lágrimas rodaron por mis mejillas, al mismo tiempo que le agradecía a Dios por haberme enviado a la mejor compañera que puedo tener en esta vida. Creo que él si sabe hacer castings.
Jamás tuve prisa por llegar a mi lugar de origen, siento que algo de mi alma se queda con ella cada que nos separamos. Del viaje de regreso puedo decir que fue por obvias razones oscuro y cuando por fin vi luz, no creía haber llegado a mi destino, pero los cines me ayudaron. Baje del autobus y cuando me disponía a enviar un mensaje para que me recogieran, recibí otra llamada casi milagrosa para salvarme. No estaba lejos de mi casa, estaba cerca de mi escuela y hacía bastante frio. El contador se apareció y al obtener respuestas positivas ante su cuestionario sólo atinó a decir 'me da mucho gusto' , palabras sabias que yo interrumpí para pedirle que fueramos a rentar algunas películas.
Por eso no entré cuando llegué, ví Toro Salvaje y las horas se esfumaron. Recibí tu correo y tu postal, me encantaron.
Espero que esto también, espero haberlo hecho bien.
Ahhh... me cansé. Feliz día de los inocentes.
De repente, me encontraba en un extraño sueño donde aparecía el famoso "Chávez", un compañero de la facultad que en mi capítulo onírico se asemejaba lo suficiente a un personaje de un filme de Quentin. Le repetía varias veces que los dejara en paz, que no tenía caso matarlos... y la verdad no sé por qué se lo decía, sólo sé que tenía que detenerlo a todo lugar. Parecía ser que a mi era al único ser en todo el universo al que se atrevía a escuchar.
Entonces, abrí los ojos de nuevo. 'Era sólo un sueño' me repetí, al mismo tiempo que volvía a observar la hora: 9:42 a.m.
Faltaban 2 horas para volver a encontrarnos, lo cual hacía que yo experimentara esa típica sensación de vacío en el estómago, como cuando tenemos miedo o hay algo que se acerca y que realmente nos emociona.
Volví a caer en otro sueño profundo, tan profundo que no lo recuerdo. Tal vez porque los personajes de esa nueva aventura dentro de mi cabeza no eran tan "famosos".
Cuando llegó el momento de despertar ya había pasado una hora, creo que en ese momento ya no me sentía tan mal como en días pasados; había logrado dormir, unas cuantas horas pero lo había conseguido. Bajé para tomar algo de leche y comer un poco de fruta. Al llegar a la cocina encontré a mi padre desayunando, lo saludé y me senté a la mesa con él. Me dió una noticia que me tomó por sorpresa, sin embargo no iba a permitir que algo así interrumpiera mi felicidad que en esos momentos era poca, comparada con lo que vendría después. Me dijo que mi madre estaba dudando un poco del encuentro que yo sostendría con mi amada mujer, a lo que yo reflexionaba después de engullir una manzana y en silencio... "todo le parece mal, todo lo que piensa es morboso. Todo lo que hacemos todos en esta casa tiene obscuras intenciones ¿no será paranoide también?" Después vino a mi memoria, un suceso que acaeció el día que celebramos la navidad, el cual no me concierne contar por ahora.
Sin embargo, supongo que ese hecho le da toda la razón para comportarse de esa manera. Como sea, a mi no me arruinó la mañana, simplemente me hizo reflexionar en algunos temas 'difíciles'.
Nos subimos al auto, introduje el Division bell de Pink Floyd, mientras mi mente aún seguía en una especie de 'stand-by' o algo por el estilo, ya que no entendía a donde ibamos o que hacía yo en ese auto, con ese señor.
Cargamos gasolina y mi impaciencia salió a flote, realmente no estaba pensando en nada, yo lo único que tenía claro es que quería ver a esa mujer que es lo mejor que tengo en la vida, darle un gran abrazo, disfrutarla de pies a cabeza. El señor ese, se fue por la autopista a una velocidad constante de 140 kilómetros por hora, dado que al frente de un volante se convierte en todo un psicópata, yo actúe como todo un hombre precavido ante tal personaje: abroché mi cinturón de seguridad.
Al llegar a la segunda caseta faltaban 5 o 6 kilómetros, en ese preciso instante mi mente despertó y sentía que iba a llegar tarde a la cita que había sido acordada, a las 12 p.m.
No tengo un dato fidedigno, pero creo que llegué 5 minutos tarde puesto que un niño nos dió mal las instrucciones para llegar al sitio del acuerdo. Así es, arribamos al lugar en aproximadamente 35 minutos, gracias a lo intrépido de mi chofer. Le dije que entraría para ver si ella ya estaba allí.
Entré y miré para todos los lugares, la gente que estaba sentada y con la que logré cruzar mirada casi me desnudaba con los ojos. Aún sigo tratando de buscar una razón o un por qué, supongo que no tengo la facha de pueblerino o que sé yo. En fin, lo importante era ella y no estaba. Salí y le di la lamentable noticia, la que no lo fue tanto para él que me dio un poco de dinero y se largó.
No tuve otra opción más que sentarme, sentarse y esperar, grandísimo Señor. No creo haber esperado demasiado, y es que si les hablo de mi gran impaciencia e inmensa tranquilidad no me lo creerían. Antes de que entrara en este extraño estado de 'psicosis', logré verla entrar con una cara llena de desesperación, una bolsa negra en la mano y dos piernas proyectando angustia, las mismas que caminaron en dirección opuesta a donde estaba yo, y sí, hacia una cabina telefónica donde se detuvo para llamarme lógicamente.
Quería sorprenderla, pero antes de lograrlo yo, lo hizo ella al voltear la cabeza; nuestras miradas se volvieron a cruzar después de casi 4 días. Corrió hacia mi y yo la abracé tan fuerte, que la levanté algunos pocos centímetros del piso. Fue algo tan emotivo, que no encuentro palabras para explicarlo aunque probablemente lo hubiera sido más si no hubieramos estado rodeados de tanta gente, y es que la extrañaba tanto que no quería soltarla.
Después no sé, nos besamos un poco y miramos la foto de un viajero 'memorable' con una frase interesante: "no hay peor viaje que el que no se hace", creo que es cierto, antes mencionaba algo del pasaje, nada significativo. La frase resume para mí, enfrentar una fobia, enfrentar algo tan arcaíco en mi vida como el sufrimiento humano. Fue un gran paso para mi.
Luego le entregó algo a su tia, yo mientras tanto esperaba afuera y el contador me habló para saber que había pasado. '¿Si llegó o no?' - sí-, '¡qué bueno!, me la saludas ehh!' fueron palabras que me hicieron sentir un poco menos incómodo en ese lugar.
Posteriormente caminamos, desde el inicio siempre me pareció como un sueño, como si todavía estuviera en mi cama durmiendo ¿por que? porque estaba en ese lugar, con ella. Lugar donde nunca habíamos estado juntos, y no es precisamente un lugar extraordinario, sólo la compañía valía la pena de todo esto.
Llegamos a la catedral, una excelente pieza de arquitectura, de lo que había adentro no hay mucho que comentar; las mismas muestras de fanatismo religioso y algunos devotos que se sientan en ese lugar tan fresco, tan lleno de silencio. Por eso nosotros nos quedamos en el interior, platicando, quizá profanando ese lugar tan sagrado(lo cual no nos importó). Volvimos a caminar para llegar a una plaza, lugar donde sólo porque estábamos juntos, conversando y dándonos besos, yo jamás tendría una estancia de más de 3 minutos.
El hambre hizo acto de aparición, el problema no sólo era ese sino que las opciones eran realmente limitadas. Entramos a un primer lugar, pero fue descartado por motivos de salud. Terminamos en una pizzería, devorando 4 rebanadas cada uno y una pepsi con popote para mi, como bebida de acompañamiento ante tal banquete; allí tenían posters publicitarios de películas tan clásicas como 'Lo que el viento se llevó' y de actores que se han convertido en leyenda como: James Dean (el verdadero rebelde), la infaltable Marilyn Monroe (se supone que con ella los caballeros las preferimos rubias) y Humphrey Bogart. Un sitio agradable nada más, ricos besos y una pizza de regular calidad, tirándole a mala.
Me temo que para esos momentos ya íbamos de bajada, es decir, quedaban menos horas para dejar de vernos que las que habíamos gastado. Caminamos mucho, hasta terminar sentados enfrente de una tienda de colchones; fue toda una ironía de la vida dado que después de comer tanta pizza lo único que deseaba era dormir. Como ahora.
Caminar de la mano con ella me encanta, me siento orgulloso de tener a esa mujer tan hermosa a mi lado y sé que ella me ama, como yo a ella. No sé si en la misma cantidad. No obstante, el amor no se mide, sólo se siente y eso es lo importante. Los 2 lo sentimos, nos da calor en la piel, nos arde el corazón, se nota en nuestra mirada.
Regresamos al centro, y estando sentados el contador llamó por segunda vez pero la llamada se cortó. En ese lugar nuestra conversación fue dirigida hacia mi inseguridad y sobre el miedo que sentía de estar sólo, sin depender de alguien, me parece que fue bueno hablar de ello. Y si he de ser sincero, todo lo que le cuento, sale de mi alma, me inspira tanta confianza que es la única persona en el mundo entero que conoce realmente mi esencia como persona, como hombre.
Emprendimos de nuevo la caminata, ya había oscurecido y "el sueño" parecía tener el mismo significado que al inicio, ninguno de los 2 podía creerlo, es que es verdad, no parecía algo real, al encontrarnos de nuevo la noté un poco extraña, debió ser por la lejanía... después de unas horas y a esas alturas, era la misma mujer con la que he convivido desde el principio de nuestro idilio.
Compró su boleto y el mio. Yo fui al baño, ella también. Compramos algo de beber, ella jugo y yo chocolate. Nos sentamos y después salimos, hablamos otra vez de cosas tristes, ya saben de extrañarnos, de las ausencias, de las necesidades. Su camión apareció, yo contuve el llanto, nos abrazamos y me pidió que me cuidara a la vez que me repetía algunas instrucciones. La vi irse y yo fui a sentarme a una silla mientras mi transporte aparecía. No tardó mucho me parece y tengo mis dudas porque desde que ella se alejó de mi, el tiempo se detuvo.
Dudé un poco en subirme en ese, no lucía nada espectacular. Entonces, volteé hacía donde se suponía estaba el de Lala y se había esfumado. Para cuando había realizado ese movimiento el 'nada espectacular' se precisaba a largarse y mejor me subí antes de quedarme más tiempo en ese lugar, solo.
En la carretera iba a una muy buena velocidad, yo en mi mente sólo tenía proyectada su imágen y todo lo que habíamos pasado en el día. Algunas lágrimas rodaron por mis mejillas, al mismo tiempo que le agradecía a Dios por haberme enviado a la mejor compañera que puedo tener en esta vida. Creo que él si sabe hacer castings.
Jamás tuve prisa por llegar a mi lugar de origen, siento que algo de mi alma se queda con ella cada que nos separamos. Del viaje de regreso puedo decir que fue por obvias razones oscuro y cuando por fin vi luz, no creía haber llegado a mi destino, pero los cines me ayudaron. Baje del autobus y cuando me disponía a enviar un mensaje para que me recogieran, recibí otra llamada casi milagrosa para salvarme. No estaba lejos de mi casa, estaba cerca de mi escuela y hacía bastante frio. El contador se apareció y al obtener respuestas positivas ante su cuestionario sólo atinó a decir 'me da mucho gusto' , palabras sabias que yo interrumpí para pedirle que fueramos a rentar algunas películas.
Por eso no entré cuando llegué, ví Toro Salvaje y las horas se esfumaron. Recibí tu correo y tu postal, me encantaron.
Espero que esto también, espero haberlo hecho bien.
Ahhh... me cansé. Feliz día de los inocentes.
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