Director: Martin Scorsese
Duración: 138 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Max von Sydow, Michelle Williams, Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Jackie Earle Haley, Ted Levine, John Carroll Lynch, Elias Koteas, Robin Bartlett, Christopher Denham, Nellie Sciutto, Joseph Sikora, entre otros.
" En 1954 un agente judicial de los Estados Unidos de nombre Teddy Daniels investiga la desaparición de una asesina que escapó de un hospital para enfermos mentales y se presume que se esconde cerca."
A estas alturas de la función, negar la maestría de Martin Scorsese es una absoluta ridiculez. Sin embargo, lo que sí es innegable es el hecho de que, de un tiempo a esta parte de su carrera, su obra había perdido personalidad con respecto a títulos emblemáticos como Taxi Driver, Raging Bull o Goodfellas (concretamente, y siempre bajo mi punto de vista, su decaimiento empezó justo después de Casino), una modulación complaciente para buscar el ansiado Oscar que por fin se consiguió con The Departed en 2006.
Scorsese juega con los géneros como un niño travieso y convierte la novela de Dennis Lehane en un material explosivo e inquietante a partes iguales, dándole al espectador una serie de pistas para que vaya resolviendo, en paralelo a los protagonistas, el enigma que se oculta tras esta "isla siniestra". Una secuencia en la que Teddy Daniels y Chuck Aule son transportados a la isla donde se encuentra la institución mental, abre lo que poco a poco va a ir convirtiéndose en una pesadilla. Sorprende que el director aborde esta historia no desde su sobriedad habitual, sino desde una especie de mezcla entre la tradición (relativo, pues el director italoamericano nunca ha sido muy amigo de lo convencional) y lo moderno, aportando una dosis exacta de ambos factores para dar lugar un thriller que no sorprende por su sobria dirección, dado que ya se partía de esa base, pero sí lo hace desde el empleo de la música, a todas luces efectista, sin cortarse un pelo en exagerar o intentar dar presencia a secuencias no demasiado épicas a través de una partitura que sí remite a esta condición.
La película, como toda pesadilla, es además incoherente en sus formas. No presenta una narración lineal sino que alterna flashbacks con sueños y el presente, mezclándose todo de forma perfectamente clara, como una pesadilla lúcida (que son las más aterradoras). Esto nos lleva a estar pendientes en cada secuencia hacia dónde se va a dirigir la historia, qué cambio va a dar para brindarnos alguna información que quizá parezca innecesaria, pero que en algún momento va a formar parte de este gran rompecabezas, para dar lugar al único epílogo posible, un poco previsible si se van siguiendo todas las pistas que el realizador nos va dejando por el camino, aunque por ello no menos efectivo.
Con unas interpretaciones realmente notables, especialmente por parte de los secundarios y las cumplidoras por parte de DiCaprio y Ruffalo, que son quienes de alguna forma levantan el peso de la función, estamos sin duda ante un thriller psicológico que inquieta y deja con ganas de más, crudo, además de entretenido, que no por ser efectista se desvirtúa y se pierde en el camino. Por el contrario, Scorsese, un realizador maestro sabe cómo sacar provecho de estos recursos y les da forma sin esfuerzo en un colofón realmente notable.
Lo que mencionaba previamente de la música, comenzó molestándome y sorprendiéndome un poco en la secuencia en la que los protagonistas son transportados desde el transbordador hasta el manicomio mientras una partitura época suena a toda potencia, sin ningún sentido real. O recursos de dirección como cortar rápido los planos como si se tratara de una película del fallecido Scott o giros de cámara bruscos. Lo que al principio puede ser molesto se revela como una forma de representar el estado de ánimo del protagonista, cobrando sentido cuando en la consumación se descubre, o más bien se confirma, lo que ya llevabas un buen rato pensando.
Scorsese nos va dejando pistas claras. Dos historias: la de una mujer interna que se fuga y la del protagonista, se funden en una de forma perfecta, poco a poco, mediante pequeños hilos, hasta que al final queda todo perfectamente atado. Las sobresalientes ensoñaciones oníricas (inolvidable la primera, con Williams desapareciendo entre los brazos de DiCaprio), que en algún momento recuerdan a The Shining, la insistente alucinación de DiCpario caminando entre los cadáveres apilados.
Poco a poco las pesadillas van adquiriendo capas de realidad, se cambia el escenario, se añade un personaje, se modifica un rostro, una voz y al final, mediante otro flashback que algunos podrán tildar de innecesario pero que resulta magistral, la cinta adquiere una categoría más alta a la que había aspirado durante el resto de su metraje.
Scorsese ha conseguido una de sus películas más completas, una que analiza la mente humana y además nos cuenta una historia nada convencional sobre una investigación que poco a poco se va tornando en una pesadilla. No es una obra maestra, pero no cabe duda de que es cine valioso y una brillante aportación al género.
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