Director: Wilson Yip
Duración: 106 minutos
País: Hong Kong/China
Reparto: Donnie Yen, Simon Yam, Ka Tung Lam, Siu-Wong Fan , Lynn Hung, Hiroyuki Ikeuchi, Tenma Shibuya, Yu Xing, Chen Zhi Hui, You-Nam Wong, entre otros.
" Foshan, años treinta. Yip Man, respetado maestro de Wing Chun, combina el estudio de las artes marciales con los combates ocasiones a los que se ve forzado por parte de sus admiradores. Son tiempos de prosperidad a los que la guerra con Japón amenaza con poner fin. Con la ocupación estallará la tragedia e Yip Man se verá obligado a defender el honor de su pueblo. Yip Man fue maestro y mentor de Bruce Lee."
Artes marciales y arte cinematográfico se unen en una maravillosa producción histórica que deja el listón muy alto en cuanto al género de artes marciales se refiere. Estamos ante una magistral recreación histórica de un hecho tan importante para la historia china como fue la vida y hazañas del mayor maestro que ha conocido el mundo del kung fu: el gran maestro Yip Man.
Esta leyenda de las artes marciales, concretamente de la disciplina del Wing Chun, no ha sido tratado en el cine con la relevancia que se merece. Esta película daría inicio a lo que hasta el momento es una trilogía que finalmente le brinda la justicia y el reconocimiento a la legendaria figura del maestro chino.
Al presenciar los títulos de crédito iniciales, tuve la ligera intuición de cómo discurriría la cinta, ya que la banda sonora provoca la sensación de que se va a asistir a una película épica con grandes, emocionantes y bellos momentos. Y al contemplar el desarrollo, se puede decir que realmente no se estaba equivocado.
La narración se desarrolla en una etapa de la vida de Yip Man y sus allegados, concretamente unos años antes de la segunda guerra mundial, hasta la ocupación de los japoneses en China. Aunque se centra en las artes marciales, hay que reseñar que las luchas se encuentran ensambladas en la trama de manera extraordinaria, pues se despliegan de forma entretenida, espectacular, interesante y dramática. Suele ser habitual que en esta clase de películas se solapen y adquieran casi todo el protagonismo los combates, aquí eso no ocurre, esta todo milimétricamente calculado, como decía un personaje de Chespirito.
Con una puesta en escena increíble y una reproducción del Wing Chun sobresaliente para los recursos con los que se cuenta en el cine, es una película especial para los verdaderos (y subrayo verdaderos) amantes de las artes marciales. Los que quieran ver y conocer más sobre la vida de Bruce Lee que vean Dragón, aunque habría que señalar que esta película sí que dista bastante de parecerse a la realidad.
La humildad del maestro Yip, la lejanía del contexto histórico, junto con nuestro cerebro tan ajustado a como ven las cosas los gringos ha llevado a la gente a pensar que Yip Man es famoso gracias a Bruce Lee y la realidad es que es todo lo contrario. El maestro creó una red de discípulos por varias décadas tan enorme que en realidad de ahí proviene toda su fama y su prestigio bien ganado. Es una fama pura, ya que la gente que conoce sobre el tema lo conoce realmente por quien fue: un gran maestro de Kung Fu y no como le sucede a mucha gente con Lee, a quien conocen por haberlo visto en alguna cinta pegándole una paliza a Chuck Norris.
En ese sentido, se debe reconocer que Bruce Lee fue uno de los grandes artistas marciales de todos los tiempos, visionario y un hombre muy talentoso que se convirtió realmente en un mito. Pero, debemos poner a cada personaje en el sitio que se merece.
Como sea, debo reconocer que no soy muy seguidor del cine de artes marciales al estilo Jackie Chan y mucho menos de Chuck Norris (o por lo menos a esta edad ya no), porque a pesar de que las coreografías sean estupendas, para mi una cinta debe de tener algo más que simples piruetas, golpes y chistes malos.
Es por ello que después de contar con la oportunidad de observarla me quedé con una agradable sensación. Me sorprendió el hecho de que además de repartir leña a todo el mundo sin prácticamente inmutarse, agrada porque también es un hombre muy educado, humilde, modesto, talentoso y con un gran sentido del honor, la lealtad y sobre todas las cosas su familia, cualidades que interpreta muy bien Donnie Yen llegando a conseguir que le tomes auténtica simpatía a su personaje.
Lo primero que llama la atención en la obra es el fantástico diseño artístico con el que cuenta, respaldado por una plausible puesta en escena antes mencionada y una fotografía muy cuidada. Por su parte, el guión parece estar muy bien elaborado, un aspecto pocas veces visto en este género y una gran dirección que les saca el máximo provecho posible gracias a que se filman con planos medios y amplios generando así fluir la acción, huyendo de esa moda que ha invadido al cine en la que la confusión se apodera de las escenas de acción con cien planos por segundo. Jaqueca segura.
En definitiva: no me gusta el cine de acción, pero siempre hay excepciones.
Comentarios