Director: George Cukor
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: Cary Grant, Katharine Hepburn, James Stewart, Ruth Hussey, John Howard, Roland Young, John Halliday, Mary Nash, Virginia Weidler, Henry Daniell, Lionel Pape, Rex Evans, entre otros.
" La mansión de los Lord se prepara para celebrar la segunda boda de Tracy Lord con el rico George Kittredge. Para inmortalizar los festejos una pareja de periodistas, Macaulay Connor y Elizabeth Imbrie, son invitados especialmente por C.K. Dexter Haven, el primer marido de Tracy."
Siendo este género uno por los que menos apego siento, debo confesar que me pareció una excelente comedia romántica la que protagonizaron éstas "tres vacas sagradas" del momento y que juntos funcionaron como un reloj de precisión mejorando notablemente la carga teatral de la obra original de John Barry donde George Cukor mostró de nuevo sus grandes aptitudes para la comedia romántica.
Todo parte de un buen guión por el que Katharine Hepburn intuyó podría convertirse en una cinta con cierto éxito, pero sobre todo debe haber considerado que al interpretar a Tracy podría dar una imagen distinta de ella al público, aspecto en el que también acertó.
Porque la película toca distintos temas: divorcios y bodas, los famosos y los periodistas, los ricos, poderosos y orgullosos; la gente de clase alta de sonrisas falsas y llantos en silencio, y hasta de que bien te quiere te hará llorar.
Pero más allá de cualquier tópico por el estilo, la cinta trata sobre la imagen que transmitimos hacia el exterior cuando somos demasiado exigentes con nosotros mismos. Esa es sin duda la gran lección que Tracy recibe en primer lugar de su ex marido, después de su padre y finalmente de su prometido actual.
No he citado aún a James Stewart y es que su participación en el proyecto es acreedora a una mención especial. Su interpretación es magnífica. Tan espléndida como su carrera cinematográfica que impregnó en todo momento de profesionalidad y calidad en todas las obras en que participó. Le da auténtica vida al personaje y no sólo yo opino de ese modo, sino que también en aquellos años lo reconocieron los hombres de Hollywood, otorgándole un merecidísimo Oscar. Aunque el propio Stewart considerara que su mejor amigo Henry Fonda, era quien realmente tenía que obtenerlo por su brillante intervención en "Las uvas de la ira".
Resumiendo, no tengo claro en absoluto si la interpretación del trio de ases convierte a los diálogos en charlas más contundentes si cabe mencionarlo o si la precisión del guión impulsa el valor creativo de sus actuaciones. Pero en lo que no cabe ninguna duda es en el producto que resultó ser después de la combinación de tales fuerzas tan enormes y que derivó en una obra cinematográfica que forma parte por derecho propio de las crónicas del mejor cine de todos los tiempos.
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