Director: Martin Scorsese
Duración: 180 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Matthew McConaughey, Kyle Chandler, Rob Reiner, Jon Bernthal, Jon Favreau, Jean Dujardin, Joanna Lumley, Cristin Millioti, Christine Ebersole, Shea Whigham, Katarina Cas, P. J. Byrne, entre otros.
" Película basada en la verdadera historia de Jordan Belfort, desde su ascenso como millonario corredor de bolsa que vive la gran vida hasta su caída que implica crimen, corrupción y al gobierno federal."
Hay que mentalizarse antes de mirar esta película. Personalmente, cuando observé el trailer me generó unas ganas increíbles de ver la cinta, sabía que tenía que verla. Lo que no me esperaba, era que lo que aparecía en el trailer ni si quiera era tan disparatado como es la película. En el avance se veían fiestas en la oficina, juegos de puntería con enanos, sexo, drogas, dinero sucio, cinismo y humor negro. La película no es eso, la película es muchas parrandas en la oficina, mucho sexo, muchas drogas, mucho dinero sucio, mucho cinismo y muchísimo humor negro.
Tampoco me malinterpreten, no toda la película es un autentico disparate. Digamos que de las tres horas que dura, una hora y media es puro desmadre, una hora es humor negro y cinismo y media hora es profundidad dramática que, aunque al principio no resulta fácil adaptarse a ella, es increíble como consigue emocionar, Scorsese parece haber regresado al camino que conoce completamente.
En ese sentido habría que destacar que en su estreno suscitó una verdadera polémica, la cual consistió básicamente en que muchos la acusaron de ser una apología al desenfreno, a los excesos y al abuso del poder, un tornado de secuencias que se juntan de golpe sin dar ningún respiro, una genuina radiografía de todos los excesos y lujos que pueden darse aquellos que dominan al mundo.
La obra narra los ascensos y la posterior caída a los infiernos de Jordan Belfort (es recomendable que, como me pasó a mi, si se sabe poco de la vida de este hombre, no hay que investigar hasta que no se vea), desde ahora un nuevo modelo a seguir para muchos. Es, con diferencia, la cinta más demente y desvergonzada de Scorsese (y eso que lo que ha filmado no es precisamente para que lo santifiquen). Es la historia de una persona a la que el dinero y el poder provocan que su vida se le vaya de las manos (o por la nariz) queriendo siempre más para alimentar a su ego totalmente descontrolado. En pocas palabras es el relato de un hombre adicto al poder. No quiere el dinero porque así le puede comprar cosas a su mujer, tampoco para comprarse un auto deportivo, quiere el dinero porque puede tenerlo y al poder tenerlo puede ser poderoso. ¿Qué significa ser poderoso? Que puedes hacer lo que te da la gana, cuando te da la gana, al menos hasta que no la arruines tanto que te puedan meter en la cárcel.
Esto es lo que me gusta de Scorsese sus cintas y sus personajes. No se vuelven moralistas. Nos describen y cuentan y meten de lleno en su vida y su mundo, un mundo en el que tienen todo el poder y son ellos quienes parecen haber redactado la moral y la ley, hasta que caen, pero no hay redención. Belfort es quien dictamina las reglas en un discurso de 10 minutos a todos los que trabajan en su empresa, todos terminan aplaudiéndole cuando se pronuncia sobre aprovecharse de la debilidad de los demás, en ser maestros del engaño. Eso es el poder, eso es apropiarse de el.
Aunque conocemos a la perfección los recursos narrativos y el estilo de Scorsese, y no esperamos sorprendernos demasiado, el filme es capaz de administrar sus 180 minutos de duración con bastante eficacia, evitando el aburrimiento, aunque no la reiteración. Y es que, escuchar a gente gritando casi sin parar durante tres horas, consumiendo gramos y gramos de cocaína e ingiriendo decenas de botes de pastillas puede llegar a ahogar a cualquier espectador. Es decir, un par de aspiradas pueden tener su gracia. Pero es muy probable que diez puedan llegar a saturar.
Es excesiva por donde se le mire, pero la abundancia de acontecimientos casi grotescos son una variable fija en la linea fílmica de Scorsese, elemento que lo distingue y por el cual ha acumulado seguidores. Probablemente el director se regodea en ello y no sepa hasta qué punto es necesaria la apelación a orgías en aviones y secuencias en donde las drogas y el sexo monopolizan la pantalla.
Los actores por su parte, están notables. Aunque el guión no hace demasiado hincapié en los secundarios, las actuaciones siempre nos reservan cierto interés hacia sus personajes. Pero quien destaca aquí con verdadera significación es el dúo de Leonardo DiCaprio y Jonah Hill quienes están mucho mejor juntos que por separado, y que comparten una química de verdaderos compadres que sustenta el relato. Ese dúo bien ataviado y de corbata, drogadicto y sin moral que toma a los demás por tontos, resulta divertidamente patético en muchas situaciones de sus peripecias y artimañas, dejando varios momentos surrealistas de pura risa.
No sé si algunas personas la encontrarán escandalosa, lo único cierto es que indiferente no los va a dejar. Sin duda alguna, es una de las mejores películas de la temporada de premios, hoy se anunció que competirá por el galardón de la Academia. Scorsese nos recuerda la gran forma en la que se encuentra, y a los amantes de su cine seguramente les dará mucho gusto apreciar el catálogo de recursos visuales y técnicos que tiene a su disposición en este sorprendente título.
Funciona igual que la bolsa de valores: no sabes si va para arriba, para abajo o en círculos, lo único cierto es que no puedes quitarle un ojito de encima.
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