Director: Tom Hooper
Duración: 118 minutos
País: Reino Unido
Reparto: Colin Firth, Helena Bonham Carter, Derek Jacobi, Robert Portal, Richard Dixon, Paul Trussell, Adrian Scarborough, Andrew Havill, Charles Armstrong, Roger Hammond, Geoffrey Rush, Calum Gittins, Jennifer Ehle, Dominic Applewhite, Ben Wimsett, entre otros.
" El duque de York se convirtió en rey de Gran Bretaña con el nombre de Jorge VI, tras la abdicación de su hermano mayor Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto en los defectos del habla."
Aunque a veces parezca lo contrario el cine sigue vivo. Todos los años nos llegan de diferentes puntos del globo buenas películas pero en muchísimas ocasiones resulta difícil acceder a ellas por las vías convencionales. No se proyectan en los cines, apenas se les menciona en los medios de comunicación. El amante del séptimo arte tiene así que indagar por su cuenta y descubrir dichas obras por si mismo convirtiéndose estas en algo privado disfrutándose en la sombra tan ajenas al reconocimiento del espectador medio.
Es así que el año pasado esta película aparecía y ganaba cuanto premio se le ponía enfrente. Es una cinta que como todas las demás debería verse en su versión original para poder apreciar muchos de los juegos de palabras que realiza el Rey junto con otros ejercicios para superar su defecto. Pero no sólo de tartamudez trata la película, este problema sirve como excusa para profundizar en cosas más interesantes, por ejemplo el cómo nos afecta lo que espera de nosotros la sociedad, los traumas de nuestra infancia, o la enorme responsabilidad y la carga que puede representar el ser rey sin querer serlo.
La escena inicial es imponente y llena de fuerza. Un micrófono en primer plano, el completo silencio en las gradas del estadio de Wembley, y los ecos de todos los pequeños sonidos que articula, voluntaria o involuntariamente. Un duque, hijo del rey y hermano de su sucesor, va mostrándose conforme avanza la película, permitiendo al espectador conocer las razones de su inseguridad y ahondando en su problema y lo que este supone. La audiencia en algún punto sentirá la angustia del tartamundo, quien tiene que vivir con su defecto desde que se levanta hasta que se acuesta y que condiciona su vida desde la infancia.
La interpretación de Colin Firth es muy buena. Pero la actuación de Geoffrey Rush es sublime. dos grandes actores que se bastan por sí solos para dar vida a la función y bien arropados por un excelente reparto en el que destaca una buena intervención de Helena Bonham Carter.
Por supuesto los dramas británicos de época ya cuentan con un prestigio muy alto lo que se refleja en la puntuación que les brindan, porque siempre reúnen tres requisitos indispensables para una buena cinta: actores brillantes, ambientaciones espléndidas e historias que en manos americanas provocarían una debacle de los pañuelos desechables en todas las empresas de prácticas monopólicas en el cine, pero que siendo inglesa, invita más bien a enjugarse discretamente una lágrima furtiva con un pañuelo de encaje.
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