Director: Abbas Kiarostami
Duración: 91 minutos
País: Francia/Irán/Estados Unidos
Reparto: Mania Akbari, Amin Maher, Kamran Adl, Roya Arabshahi, Amene Moradi, Mandana Sharbaf, Katayoun Taleizadeh.
" Se centra en las conversaciones entre la conductora de un taxi en Teherán y sus pasajeros. Sus diálogos tan ricos en contenido con su pequeño hijo, una novia plantada, una prostituta, una mujer en camino al mausoleo para rezar y otras, ella se involucra completamente en las vidas y emociones de esas mujeres, cuyas voces raras veces son oídas."
Diez conversaciones, cuatro pasajeros, dos cámaras digitales que usan dos ángulos, un niño enfadado, una madre inquieta y un gran director iraní. Esa es la esencia de esta notable película. Una cinta que basa su poder narrativo en dos pequeñas cámaras de video que se encuentran atadas al tablero del coche, y están ahí para dar testimonio disimuladamente sobre una serie de conversaciones semi-improvisadas.
Lo que la convierte en una película sumamente original es ese aspecto experimental que consigue generar en el espectador: una honestidad emocional brutal que sorprende. Como ejemplo claro de ello, tenemos la escena que abre el proyecto, la cual dura alrededor de 15 minutos y en la que apreciamos un intercambio asombroso entre la madre divorciada y su hijo Amin mientras lo lleva a su destino: una piscina. Maravilla por su sinceridad, pero sobre todo lo auténtico del diálogo que en ningun momento deja de ser intenso.
Y es que no creo haber visto secuencias en una película, como las que aqui se tiene oportunidad de apreciar. Sigo escuchando a Amin impulsando a su madre para que le permita ir a la casa de su padre, en lugar de seguir viviendo con su padrastro. La cámara no abandona al muchacho quien expresa emociones que aparentemente están más allá de su edad; articulando con inteligencia y humor la cólera, frustración e incluso lástima de sí mismo.Por otra parte, la madre está insatisfecha de la relación que mantiene con su hijo, pero obstinadamente rechaza el acceder a sus deseos. De hecho, la secuencia de apertura alcanza un pico emocional tan alto, que las conversaciones restantes casi se convierten en algo impertinente, casi extemporáneo.
Las restantes conversaciones examinan las vidas emocionales y las actitudes de la conductora y sus pasajeros. Dentro de ellos se incluye a una anciana que visita el mausoleo local tres veces por día y trata de convencerla de que vaya y rece con ella. Otra de ellos es la hermana quien discute sobre la relación de la madre con su hijo y el nuevo marido.
En otra de las mejores secuencias, una prostituta (que no para de reir) se sube al auto pensando que el conductor es un hombre y afirma que las mujeres se enganchan a los hombres como si estos fueron su única causa de fuerza. Para ella el matrimonio y la prostitución son distintas facetas del mismo negocio: la mujer casada vende sexo al mayoreo, la prostituta al menudeo.
De hecho, un tema recurrente en la película es ese, en el Irán actual, los hombres dominan la sociedad y además frustran el deseo de la mujer para obtener la emancipación.
Todas las conversaciones exponen opiniones diversas sobre las mujeres en Irán y muestran toda la problemática desde el punto de vista de una mujer. La cámara está enfocada casi exclusivamente en alguno de los participantes y no se mueve hacia adelante o hacia atrás, independientemente de quien esté hablando. Los únicos sonidos y luces que existen en la obra emanan del entorno natural de la calle, que puede ser muy oscuro como en la viñeta de la prostituta que ocurre en la noche.
En el proceso de estas conversaciones, algunas cosas nuevas sobre la sociedad Iraní son reveladas, por ejemplo, que una mujer puede conseguir el divorcio acusando falsamente a su marido de consumo de drogas. Kiarostami nos recuerda las restricciones al usar el velo, en particular en la escena donde la amiga se lo quita para exponer su cabeza, algo que debe haber provocado que los tipos que se ocupan de la censura, se hayan rascado las suyas.
Conforme el filme va avanzando hacia su conclusión, la madre de Amin parece adquirir una fuerza interior que le permite afrontar los acontecimientos y revelarse contra ellos de modo más natural. Les ofrece su consejo a dos mujeres que han experimentado la decepción en sus relaciones y reconoce que la victoria y la derrota, no son otra cosa que las dos caras de una misma moneda. Y lo más importante de todo, Akbari asegura muchas veces que "primero debes amarte a ti mismo, antes de poder amar a alguien más".
Encontré que esta película es un verdadero trabajo humanista y una experiencia sumamente provechosa.
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