Director: Bruce Robinson
Duración: 107 minutos
País: Reino Unido / Canadá
Elenco: Richard E. Grant, Paul McGann, Richard Griffiths, Ralph Brown, Michael Elphick, Daragh O'Malley, Michael Wardle, Una Brandon-Jones, Noel Johnson, Irene Sutcliffe, Llewellyn Rees, Robert Oates, Anthony Wise, Eddie Tagoe.
" Londres, 1969 - Dos actores en pleno descanso (desempleados y sin ganas de trabajar), Withnail y Marwood, hartos de la humedad, el frio, pilas de ropa que lavar, los traficantes de drogas y los irlandeses locos psicóticos, deciden irse de vacaciones."
La película muestra cómo viven dos amigos en un departamento donde se amontonan platos sin lavar, ropa sucia, basura y malos olores. Se visten de manera zarrapastrosa, trafican con droga y gastan lo poco que tienen en narcóticos y alcohol. Su vida, sumida en la marginación, está abocada a la degradación personal. Cuando a deciden irse al campo, a la casa que les ha prestado el tío de Withnail quien es un tipo excéntrico y acomodado, se encuentran en una situación peor. La casa del tío Monty no tiene calefacción ni agua potable, los vecinos los reciben con hostilidad y no para de llover. Se ven desbordados por los acontecimientos y a punto está de quebrarse la amistad de ambos.
La tensión dramática, bien construida, evoluciona en una progresión creciente magistral, que integra hambre, frio y desesperanza. La película, mitad autobiográfica, recuerda en la época en la que fue realizada (finales de los ochenta) cómo fue la vida de un amplio grupo de jóvenes ingleses a finales de los años sesenta y principios de los setenta. En pocas palabras, es una obra nostálgica sobre las esperanzas perdidas y los sueños rotos de muchos jóvenes idealistas, cuyo retrato que nos muestra la cinta es con un toque de añoranza y melancolía.
La música utilizada en la película describe de modo vibrante la marginación en la que viven los protagonistas y los sentimientos de frustración que les embargan. Entre las piezas utilizadas hay un par de Jimi Hendrix y de los propios Beatles. Por otro lado, la fotografía tiene una gran importancia en la obra. La descripción de la vivienda de Camden detalla su sordidez y la de la casa de campo transmite sensaciones de desesperación, realzadas por la incesante lluvia.
Ahora bien, me gustaría hacer una breve acotación llegado a este punto y es la siguiente: todas las películas en las que el alcohol es uno más de los protagonistas me impulsa de manera impetuosa a beber. Da igual que el mensaje del filme puede ser interpretado como si tuviera una intención moralista de alertar a los espectadores sobre los peligros de la ebriedad. Es una atracción irresistible la de ver a personajes que van cuesta abajo sin remedio a base de empinar el codo. Siempre quiero ser como ellos.
En esta película no existe un claro mensaje sobre la perversión del borracho. Es simplemente un retrato irónico sobre la autodestrucción. Hasta los relojes detenidos dan bien la hora dos veces al día, reflexiona el protagonista. Los dos personajes unidos en la cuesta son diferentes cara de una misma moneda. Uno es absolutamente nihilista y violento (claro, Withnail), y el otro (a quien de manera ingeniosa se le denomina como Yo en los créditos finales) está repleto de miedos e inseguridades. Los dos deciden seguir la brillante frase inicial de la canción All Along the Watchtower escrita por Bob Dylan e interpretada en este caso por Jimi Hendrix que señala que debe haber alguna manera de huir de aquí. Su salida es ir de Londres a una aldea perdida en la Inglaterra profunda.
Tal vez olvidan que lo primero que mete siempre en su maleta alguien que desea emprender la urgente huida son todos esos temores, dudas y fracasos que causan la fuga. Olvidan que por mucho que cambien de contexto, seguirán viviendo en la suciedad, no dejarán de beber, continuarán comportándose de forma errática y solo querrán volver a los fantasmas de su pasado. Pero ese hundimiento en el lodo de la campiña inglesa tampoco puede evitar abundantes situaciones irónicas y absurdas con los campesinos del lugar.
De igual manera los personajes secundarios, como el tío homosexual, el mesero del pub, el cazador furtivo y el traficante londinenses componen una galería caótica y simpática. Por esa razón, son muchas las risas amargas que impiden la desolación absoluta que podría causar la historia.
Al fin y al cabo, el alcohol siempre lleva consigo una especie de componente gracioso de verdadera amistad. Ese componente que en este caso provoca mi empatía. Conozco de toda la vida a estos perdedores que son Withnail y Yo.
Comentarios