Dirección: James L. Brooks
Duración: 133 minutos
País: Estados Unidos
Reparto: William Hurt, Albert Brooks, Holly Hunter, Robert Prosky, Lois Chiles, Joan Cusack, Peter Hackes, Christian Clemenson, Jack Nicholson, Robert Katims, Ed Wheeler, Stephen Mendillo, Kimber Shoop, Dwayne Markee, Gennie James, Leo Burmester, Amy Brooks, Jane Welch, entre otros.
" La productora de noticias Jane Craig se enamora del nuevo reportero Tom Grunnick, un atractivo hombre que representa la tendencia hacia la forma de hacer noticias mezclada con entretenimiento que ella desprecia. Por otro lado Aaron Altman, un corresponsal con talento pero discreto, siente una pasión no correspondida por Jane. Las chispan saltan entre los tres cuando la cadena se prepara para grandes cambios, y tanto las noticias como Jane deben decidir entre estilo y sustancia."
Detrás de las noticias, título con el que se conoce en castellano a esta película nos presenta a una valiente periodista de nombre Jane Craig, interpretada por Holly Hunter, que produce reportajes de investigación para una importante cadena de noticias. Se trata de una mujer que es una contestataria con la boca, deslumbrante en todo lo que realiza en su trabajo y con poco tiempo para relaciones románticas. En el otro lado del escenario tenemos a Tom Grunick personificado por William Hurt y un tal Aaron Altman a quien da vida Albert Brooks quienes en pocas palabras se disputan el amor de la citada Jane.
De entrada Altman es un periodista de la llamada vieja escuela que adora a Jane porque representa todo lo bueno que puede existir en el oficio del periodismo. Ambos creen que los medios de comunicación existen para poner a prueba a los dioses haciendo uso de un martillo; es decir para educar y luchar por la verdad. En cierto sentido son hijos de los ideales surgidos en los años sesenta, encarnan los valores hippies. Por lo tanto son defensores del bien publico, se comportan como si fuesen caballeros que luchan de forma valiente con la pluma y la cámara.
En cambio Grunick es un personaje mucho más complejo. En un inicio da la impresión de ser un tipo más bien torpe, que duda de sus capacidades a un nivel tan profundo que casi llega a despreciarse a sí mismo, poco a poco se va revelando como un sensual, escurridizo y manipulador que suele triunfar, experto en ascender por la escalera corporativa. A diferencia de Craig y Altman, simboliza los valores de los medios de comunicación contemporáneos: es decir los medios como un mero espectáculo, el periodismo como un medio para el entretenimiento, el presentador de noticias que se vuelve una celebridad y la verdad como un exclusivo objeto de edición. Por eso, de alguna forma uno pretende despreciar al personaje de Grunick y su periodismo basura, pero no lo consigue. El hábil sujeto está jugando con sus propias reglas. De suerte que, ¿debemos condenarlo por carecer de una estructura moral bien establecida? ¿o condenamos al propio juego? y lo que es aun peor ¿por qué sujetos como ese terminan por evolucionar?
Desde luego esta cinta no tiene nada que ver con la genial Network (1976) escrita por Chayefsky, por lo que la película nunca se molesta en responder o plantear estas preguntas. Contenta con mantener las cosas en el nivel de la comedia ligera, termina con el ascenso de Grunick a la filial en Londres y el despido de Altman con seguro destino hacia una pequeña red comunitaria. En consecuencia Jane, que ha rechazado a ambos señores, queda atrapada entre ellos. Ergo, la hembra que segura está de ser el ultimo bastión de la integridad de los medios de comunicación, esta valiente reportera recuerda sus raíces, llora la perdida de su amigo Aaron y se advierte a sí misma ante futuros Toms.
Claro, se trata de un final que podría calificar como bonito, pero comparado con la aludida Network, la película parece en términos muy amables y optimistas demasiado trillada. Es decir, en la visión de Chayefsky que aparecía en Network y por la cual sigue siendo recordado fue aquella en la que expresaba que los medios de comunicación globales, a pesar de su ubicuidad, ofrecen una cantidad de información menos significativa. Por tanto, previo un mundo en el que la globalización terminaría por homogeneizar las culturas, en el que la información se convertiría en un objeto del que se serian dueñas las grandes empresas y un puñado de monopolios mediáticos controlarían todas las noticias internacionales. Un mundo en el que la verdad estaría sometida a las juntas de accionistas y a los intereses económicos. Un mundo en el que los índices de audiencia determinan el contenido y las encuestas de opinión dictan las noticias mas importantes.
Quizá por eso Detrás de las noticias, que en términos generales se dedica a añorar los días de gloria del periodismo, termina con una nota tan agridulce. En efecto, parecía saber lo que le deparaba el futuro a ese complicado quehacer. Realizada en 1987, lleva viviéndolo al menos un par de décadas.
Hoy, en la era digital, las cosas están aun peor. Las fusiones y adquisiciones han dejado un numero muy reducido de grandes empresas que dominan el panorama de la comunicación. Con ello ha llegado la explotación de lo comercial en los contenidos, la barrera entre el lado creativo y editorial y el comercial prácticamente se ha derrumbado. Sí, hoy en día todo el mundo puede crear su propio blog o sitio web, o dar noticias a través de sus redes sociales, pero se trata de asuntos base. A medida que aumenta el alcance de la comunicación del individuo, aumenta también el tamaño de su universo.
Finalmente las voces deben proyectarse más lejos y más alto, luchando, quizá de manera inútil, contra aquel ensordecedor ruido blanco, la incesante estática verbal de la comunidad global.
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