Dirección: John Cassavetes
Duración: 135 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Ben Gazzara, Timothy Carey, Seymour Cassel, Robert Phillips, Morgan Woodward, John Kullers, Al Ruban, Azizi Johari, Virginia Carrington, Meade Roberts, Alice Friendland, Donna Gordon, Haji, Carol Warren, Kathalina Veniero, Yvette Morris, Jack Ackerman, David Rowlands, entre otros.
Cosmo Vitelli es el propietario del Crazy Horse West, un club de striptease en Los Ángeles. Es un hombre de personalidad lacónica, veterano y jugador. Cuando lo conocemos, está haciendo el ultimo pago de una deuda de juego, tras lo cual pierde de forma repentina una cantidad considerable jugando al póquer. Los tipos a los que les debe dinero esta vez no son tan amables y le presionan para que pague de inmediato. Cuando no puede hacerlo, le sugieren que acabe un corredor de apuestas chino para saldar su deuda. Vitelli y la pelicula van y vienen entre la traición, la hipocresía asesina de los jugadores y la amistad, la dulzura e incluso el amor entre Vitelli, las bailarinas, la madre de una bailarina y el cantante del club, un tal Señor Sofisticación.
Llegué a esta película con una concepción extraña al respecto. Sin saber nada sobre ella, había absorbido una especie de opinión colectiva que la calificaba como una gran película. Pero, por otro lado, había leído y escuchado a distintos personajes que se lamentaban por lo lenta que era, de que no tenía ninguna trama y de lo absurda que parecía en su conjunto.
Ahora, luego de verla puedo admitir que ambos grupos de espectadores tienen cierto grado de razón en sus opiniones. Es decir, en efecto la pelicula es muy lenta, y a primera vista parece tratar todo el asunto de unos asesinatos y la acción motivada por dichos acontecimientos como algo secundario, y que tal vez no tenga ninguna relación con el motivo por el que el público se ha acercado a mirarla.
Esto es verdadero en cierto modo y no creo que tenga sentido negarlo o fingir que, para algunos espectadores, cualquier historia que no se desarrolle bajo una narrativa tradicional con un principio, nudo y desenlace se vuelve insoportable y se clasifica como la peor pelicula de la historia.
Al principio, me impresionó mucho la forma en que avanzaba la trama de esta película y cómo se presentaba la historia. La cinta se desarrolla como un fragmento de la vida real y presenta a los personajes y la historia de una manera más envolvente y humana que cualquier otra obra del género que haya visto, pero al final todo se destruye con un solo disparo.
Esta creación ha sido criticada por otros tantos comentaristas por ser poco atrayente, por no tener un desenlace claro, por ser autocomplaciente, por tener demasiadas escenas sin sentido e irrelevantes para la historia, pero siendo franco todo es una mera cuestión de estética y no guarda ninguna importancia en cuanto a la importancia del filme, ya que de forma clara tanto otras personas como yo disfrutamos enormemente de los elementos estéticos que utiliza la narrativa. Todo se desmorona cuando Cosmo (que es el protagonista de la historia) comienza su intento de asesinar al corredor de apuestas chino.
Cosmo consigue burlar a los perros guardianes y entrar en la propiedad simplemente dándoles de comer carne, ya que si hubieran ladrado habrían alertado a los numerosos guardias armados que hay en el recinto. Debo admitir que nunca he visto a un perro guardián que no ladre a las personas que se acercan a la propiedad que se dedican a cuidar, pero este punto en si mismo es perdonable.
De hecho, las probabilidades de que entrara ese hombre en la residencia de forma tan sencilla, matase al corredor de apuestas chino y escapara eran de cincuenta a uno, de forma aproximada. Desde luego no voy a desvelar la trama contando aquí si acaba con su vida o no (en cualquier caso, se vuelve intrascendente para el resto de la pelicula), pero consigue escapar (también de una manera irrisoria) solo con una herida de bala en un costado.
El hecho de que fuese poco probable que completara la tarea es una idea interesante que más tarde se le ocurre al espectador, ya que las mismas personas que lo contratan/orillan para hacerlo están conscientes de que nunca podría llevarse a cabo.
Sin embargo, me sorprendió como la historia logró interesarme mientras todo esto se desarrollaba. Cassavetes construyó un relato que se centra realmente en los pequeños momentos de narración, en los personajes más que en los acontecimientos que están atravesando en los momentos en los que los vemos.
Sí, a veces puede resultar frustrante, pero en general lo consigue porque su selección de planos y su comprensión de los personajes se reflejan en la pantalla. La gente se queja de que la historia termine sin que sepamos qué le pasa a Cosmo, y sin embargo de alguna manera esas mismas personas pasan por alto que hemos vuelto al principio del cuento, lo que en esencia le dice al espectador que el bucle en el que hemos estado transitando no ha sido así por primera vez, aunque los detalles puedan variar, y no será la última.
Esta es la naturaleza del universo en el que se desarrolla la película.
Hablando en particular sobre esto, debo señalar que este mundo sórdido de hombres insignificantes y vidas bastante mezquinas está muy bien construido. Se puede casi hasta oler esa insignificancia en el aire y verla en cada superficie y en cada plano. Cassavetes como director resulta bastante sorprendente y me pareció bastante sugerente lo que pretende esbozar en esta oportunidad.
Filmar en una discoteca con luces oscuras pero coloridas es muy efectivo y me agradó el impacto de no saber en cada momento si fuera era de día o de noche, porque en el lugar parece que siempre es de noche. Me llamó la atención que alguno se quejara de la dirección amateur de la cinta basandose en que las tomas no fuesen rectas. Un ejemplo citado en aquella opinión es la toma de una chica que ocurre en una audición, con su cuerpo cortado por la mitad.
Para mi, aquella fue una toma digna de aplauso, ya que nos coloca en la mente de Cosmo, el desea observar en la chica una sola cosa y lo vemos en esa toma tan peculiar. Podría seguir, pero a mi parecer la obra está bien dirigida y me ha llevado a la conclusión de que debo seguir acercándome a su filmografía.
En concreto, la mayor parte del metraje se centra en Cosmo, por lo que Ben Gazzara quien lo encarna tiene mucha presión para destacar en su interpretación y se dedica a ello. Sin muchos diálogos que impacten o que resalten, el actor tiene que esforzarse demasiado para que su personaje transmita algo.
Por supuesto, ayuda que la cinta esté concebida de cierta manera, no obstante merece cierto reconocimiento aunque su interpretación sea mas bien discreta. De cualquier modo, quien más me impresionó fue una mujer negra muy bella que da vida a una tal Rachel, un personaje poderoso que realiza muchas cosas con su rostro a lo largo de los minutos y que estuvo mucho mejor de lo que esperaba de una mujer que resultó ser una modelo de Playboy.
El resto del elenco que se dedica a papeles secundarios cuenta con algunas caras conocidas, pero todos actúan con bastante naturalidad, lo que contribuye a la sensación de veracidad de este pequeño y sucio mundo subterráneo de los años setenta.
La muerte de un apostador chino no es una pelicula trascendental que te hará saltar de tu sillón proclamando su grandeza. El ritmo lento y el enfoque en los elementos que rodean la trama, en lugar de la trama misma, distraerán y molestarán a algunos espectadores, pero es una pelicula sugerente y evocadora que vale la pena contemplar por lo menos una vez en la vida.
La dirección es seductora y la pelicula se basa en ello, empleando una gran atmosfera en todo momento, una selección de planos muy inteligente y en general, un gran ojo para los personajes, lo que significa que el espectador aprende y comprende sin que se le explique todo. No está exenta de defectos y frustraciones, pero vale la pena soportarlos por lo que ofrece.
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