Abro la libreta. Está llena de ilusiones infantiles, de sueños candorosos, de tiempos pasados. En ella, en lo más profundo de su esencia se quedaron impregnados los momentos, las ideas y las fantasías del ayer.
Ahi encontré muchos nombres supuestos de futbolistas europeos, asiáticos, africanos y por supuesto americanos; todos formando parte importante del equipo de estrellas de su continente. Sin faltar el equipo donde están los principales jugadores de los conjuntos antes mencionados: el equipo de estrellas mundiales.
Sigo buscando entre sus hojas, ahora encuentro una lista de canciones del grupo Wings. Esa lista se divide a su vez en Hits y History. 18 canciones integran la primera categoría, 22 la segunda.
Después solo letras incompletas, sin terminar, sin principio ni final. Hasta que doy con la reflexión que me inquietaba y que es irremplazable, invaluable. Me costó bastantes dificultades, no fue sencillo el camino para llegar hasta aquí, para volver a escribir desde el fondo de mis emociones.
De repente, en tardes de soledad como esta lo es, aparecen los mismos sentimientos ambivalentes de siempre.
Por una parte no quiero estar solo, no me gusta estarlo. Quiero mi espacio, anhelo un poco de paz, de tranquilidad, un poco de armonía en mi vida.
En cambio, por otra parte me gustaría estar con alguien, conversar, ser escuchado, ser apreciado por lo que soy y darme cuenta (o percibir subjetivamente) que a alguien le importo.
Debe ser ahí, en ese punto en particular donde radica el dilema, surge el problema y se crea un conflicto: No quiero estar acompañado de cualquier persona.
Y es que tengo muy claro que muy pocas personas me comprenden.
No sé... si las 2 semanas de la espera van a transcurrir de la forma como se está dando este día, voy a sufrir bastante.
¿Comprendes?
Estoy cansado. No he dormido bien y he vuelto a "esa", a mi forma usual de vivir.
Así que, reza por mi.
Comentarios