Director: Pete Docter, Ronnie Del Carmen
Duración: 94 minutos
País: Estados Unidos
Elenco (voces): Amy Poehler, Phyllis Smith, Richard Kind, Bill Hader, Lewis Black, Mindy Kaling, Kaitlyn Dias, Diane Lane, Kyle MacLachlan, Paula Poundstone, Bobby Moynihan, Paula Pell, Dave Goelz, Franz Oz, Josh Cooley, entre otros.
"Después de que la pequeña Riley es separada de su vida perfecta en Minnesota para mudarse con sus padres a San Francisco, sus emociones alegría, miedo; ira, disgusto y tristeza, entran en conflicto por encontrar la mejor manera de navegar en una nueva ciudad, una nueva casa y una nueva escuela."
No sé ni cómo empezar el relato del día de hoy: si apelando a mi lado emocional, dejando que Alegría active los botones adecuados, con el toque de Tristeza en que deriva la nostalgia; o sencillamente diciendo que estamos ante una de las mejores películas animadas (lanzadas por un gran estudio) de los últimos tiempos.
Que la animación infantil en el cine ha ido evolucionando en estos últimos años gracias a grandes empresas como Dreamworks o la misma Pixar no es nada nuevo. Como tampoco que el rango de edad ahora es mucho mayor por el entorno de la nueva era del cine. Pero esta cinta sigue rompiendo esquemas y consigue algo nuevo en el séptimo arte, y es la típica película familiar. Si, ya sé que en todos lados se habla siempre de este concepto, pero esta cinta va más allá, creando dos, tres o hasta cuatro lecturas que dependerán de la edad del espectador que coexisten, ninguna más valida que la otra, llevan un hilarante mundo de fantasía y aventuras para el público más joven y reflexiones sobre la madurez, el paso del tiempo, la negación de los emociones y un largo etcétera para el publico adulto, y todo ello lo realiza con una solidez que deja en ridículo a muchas películas que no son animadas.
Las reflexiones que plantea, llegan al espectador hasta el punto donde quiera leerlas, pudiendo quedarse solo con simple entretenimiento, un mensaje facilón pero contundente, o un verdadero océano de ideas.
Claro, a final de cuentas es una obra de Pixar, pero prometo que lo último que podía esperarme del estudio tras encadenar cintas muy sólidas, pero desde luego menores (léase Cars 2, Brave y Monsters University) a lo realizado anteriormente, era una joya de esta altura.
La idea más original y el mayor salto de fe de la empresa ha sido un completo acierto, teniendo todas variables necesarias para haber acabado siendo un desastre. Sumergirnos en la mente humana para conocer su funcionamiento ha salido a la perfección, introduciendo conceptos muy complejos de la psicología de la manera más fácil a la par que divertida. Y es que ni toma al público por tonto desbordándose en explicaciones sobre sí misma, ni te pierde en verborrea científica, y esto, en una película dirigida a todos los públicos es un logro gigantesco.
Esta película hace parece fácil lo difícil, haciendo uso de un concepto muy sencillo, que se explica en una linea (mostrar las emociones de una niña y la relación con su familia, desde el interior de su mente), para desarrollar una casa de cartas que jamás cae, ni ante el más fuerte de los huracanes. De tal manera que se convierte en una de las películas más inteligentes de los últimos años y que con mejor tacto han tratado las emociones humanas, a todos los niveles posibles. Porque aquí se relatan dos historias: primero, aquella entre Riley y su familia; la segunda, aquella que involucra el viaje de las mencionadas emociones para cumplir su cometido. Y todos los personajes evolucionan en paralelo, y no hay ni un momento de respiro a nivel creativo. Porque aquí lo imposible es no reírse. Es una comedia efectiva, y un drama estupendo y lo hace parecer sencillo. Muy sencillo.
La introducción me parece un punto destacado de la obra, esos veinte minutos en los que se presentan a los personajes, la historia y el contexto en el que sucede todo. Son veinte minutos de magia, donde todo lo que narran y muestran no solo tiene encanto, sino que resulta estimulante e inteligente, una propuesta diferente y arriesgada, donde bien puede salir mal o puede hechizar al espectador. Esto último fue lo que logró conmigo.
También da un golpe sobre la mesa con unos personajes fascinantes, con dos grandes protagonistas femeninas, ambas deliciosas y nada planas, acompañadas de secundarios de lujo, cada uno con una construcción y un sentido coherente en la historia. Y esto nos lleva a otro aspecto de la película de los que me lleva a poner un sobresaliente a la película. Cuando veo las acciones de Fear, Disgust, Anger, Joy y Sadness e incluso Bing Bong, puedo ver a Riley en ellos, no sé como lo consiguen, pero en ningún momento se percibe que sean personajes separados o independientes de la auténtica protagonista del relato.
Ahora bien, es una película que estructura la mente. Y vaya, eso es muy complicado, porque hablamos de un concepto tremendamente abstracto y para algunos hasta ambiguo. Porque todos los seres humanos tenemos una (mente), y creemos saber cómo funciona. Y lo mismo ocurre con los sueños, y tenemos cine puramente surrealista y otro que aparece en cintas como Inception, que deciden tomar esa idea y darle una forma de ejercicio de género; omitiendo la naturaleza del concepto abstracto para darle una forma concreta. Pixar, por alguna razón que desconozco, es capaz de no alcanzar ese límite: sus mundos se construyen al instante, o esa es la sensación que provocan, de ejecución orgánica, en la que cada situación pareciera ser una reacción a la anterior y sobre todo una respuesta a la audiencia. Siempre van por delante.
Por supuesto, no hay que olvidar que si le sumamos que técnicamente es una película grandiosa, que a nivel artístico encierra demasiadas ideas que ya quisieran para si mismas la mayor parte de las producciones de cine de la actualidad y que además es emocionante y emocional, pues no queda de otra que recomendar sin ningún tipo de duda la que es una de las películas más importantes de este año. Y no sé si el tiempo la convertirá en un clásico, pero estoy convencido de que aparecerá en las listas de lo mejor de la temporada.
En fin, en ninguna película he visto el tema tratado en esta obra, me refiero a la aceptación de las emociones como camino a la madurez personal, y verlo en una película de animación para todos los públicos es indescriptible. Una auténtica reflexión sobre la madurez y el cambio, que para los más pequeños puede que solo sea un mensaje a favor del trabajo en equipo, pero para mí es algo más.
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