Director: Haifaa Al-Mansour
Duración: 98 minutos
País: Arabia Saudita / Holanda / Alemania / Jordania / Emiratos Arabes Unidos / Estados Unidos
Elenco: Reem Abdullah, Waad Mohammed, Abdullrahman Al Gohani, Ahd, Sultan Al Assaf, Alanoud Sajini, Rafa Al Sanea, Dana Abdullilah, Rehab Ahmed, Nouf Saad, Ibrahim Almozael, Mohammed Zahir, Sara Aljaber, Noura Faisal, Talal Loay, entre otros.
" Una emprendedora niña saudi se compromete a participar en un concurso de su escuela donde se recita el Corán como una forma de recaudar los fondos restantes que necesita para comprar una bicicleta verde que ha capturado todo su interés."
Quiero arrancar este breve comentario afirmando que se trata de una estupenda película que habla sobre el martirio femenino, el cual ocurre en una cultura que hace uso de nociones falsas de conceptos como la verdad y el decoro para lograr su propósito de perturbar y controlar a las mujeres. La pregunta que se genera después de conocer la historia de la pequeña Wadjda, en términos generales es la siguiente: ¿por medio de quien y para qué propósito se controla a las mujeres en ese lejano país?
Curiosamente, la respuesta sugerida por la propia cinta es que la mentada subversión a la que se obliga a las féminas, es llevada a cabo por otras mujeres y es en beneficio de los hombres.
Esto es, la película revela las complejidades del proceso de dominio en donde ninguna figura masculina en particular se pone al frente para elaborar dicho trabajo, pero si existe toda una cultura en la cual las protagonistas son mujeres que toman el control y que se apropian de los valores masculinos para comenzar a controlar a la generación más joven de mujeres en su contexto, un entorno que la película representa de manera adecuada y que está sumamente interesada en mostrarnos.
La mayor defensora de tal opresión es la directora de la escuela, quien se dedica a condenar y a etiquetar sin ninguna clemencia a las alumnas de la escuela de seres indecentes y pecaminosos. Por ejemplo, si las niñas se hallan jugando en el patio de la escuela mientras algunos albañiles están ocupados haciendo alguna reparación a algún edificio a cierta distancia, entonces las chicas son tachadas como inmorales. O si las niñas deciden dibujarse algunas estrellas o figuras en sus piernas, y de repente les brota cierto miedo de que aquello es una práctica cercana a la suciedad, se sospecha de ellas y se les acusa erróneamente de cometer un pecado mayor, el lesbianismo. Como si esto no fuera suficiente, la rígida directora no duda en anunciar sus nombres frente a toda la comunidad escolar sin haber verificado antes la insólita acusación. De tal manera que la defensa moderada de las estudiantes falsamente acusadas es arrollada por la firme condena que representa el hecho de tener una amante del mismo sexo. Todo concluye con un ultimátum, que consiste en que tomarse de las manos está prohibido entre las chicas de la escuela.
Ahora bien, a pesar de que los gobernantes de Arabia Saudita se han negado a cambiar las normas relativas a que por ejemplo solo los hombres puedan conducir un auto en esa nación y hasta han amenazado con arrestar a activistas que se atrevan a planear alguna protesta al respecto, las leyes y costumbres represivas dirigidas a las mujeres saudíes han ido cambiando lentamente. En la actualidad las mujeres pueden andar en bicicleta, pueden ocupar un escaño en alguno de sus consejos nacionales, y alguno de sus monarcas tomó la decisión de permitir que las mujeres voten y se presenten en las elecciones municipales de 2015. Sin embargo, aún se necesita mucho valor para lograr desaparecer en ese país, siglos de tradiciones de control y conseguir la afirmación de los plenos derechos como ser humano.
Esta obra, financiada por empresas europeas y respaldada por el Instituto de Sundance, fue la primera película dirigida por una mujer saudí de nombre Haifaa Al-Mansour , y la primera que se filmo en su totalidad al interior de dicho territorio. Además de ser una producción que atesora como mayores cualidades lo genuina y conmovedora que es, como ya lo mencioné es una poderosa acusación sobre la desigualdad de género que enfrentan las mujeres saudíes en sus vidas.
Llegados a este punto, debo aclarar que realmente no creo en dar puntajes a las películas, algún asentimiento o criticas positivas sobre la base superficiales de que simplemente son lo que son. En este caso, tomando en cuenta la coyuntura en la que fue creada esta cinta, me parece que es un verdadero éxito para una nación que, hasta hace poco, había prohibido los cines y era bastante discordante en lo que se permitía que hiciera su población femenina. El simple hecho de que exista llevó a gente de todo el mundo a decir que merecía elogios solo por ser lo que es, pero esa es una filosofía con la cual no me encuentro a mi mismo capaz de poder suscribirme. No obstante, la subjetividad, siempre debe triunfar.
Si la obra merece cualquier clase de reconocimiento, es por el hecho de que es una pieza cinematográfica bastante impresionante en su propia esencia. De hecho, resulta ser tan competente, que después de observarla e investigar posteriormente algunos de los hechos que describe me provocó a preguntarme si algo de lo que leí sobre la rigurosidad con la que se filmó en Arabia Saudita realmente fue así. Es más, por lo que puede advertirse, su población está tan instruida en el asunto del cine como cualquier otra persona del mundo occidental y parecen estar más conscientes de cómo armar una pieza sólida en cuanto a filmación dramática se refiere.
La historia gira alrededor de una niña interpretada por Waad Mohammed, que es la Wadjda del título. La pequeña vive en Riad con su madre y su padre, asiste a la escuela y le gusta jugar con un chico llamado Abdullah. Wadjda es una niña rebelde. Se aburre con el asunto de la recitación de las plegarias en la escuela y usa tenis todo el tiempo, cuando las demás compañeras usan calzado de aspecto más formal. En casa, graba música pop de la radio y baila en su habitación, lo cual gracias a que todos somos ahora expertos en cine oriental sabemos que es ilegal, dado que en algún documental una de las concursantes se metió en graves problemas al hacerlo brevemente frente a una cámara. Pero veamos, lo más interesante del personaje es que goza de una veta de ingenio. Soy demasiado guapa para formar parte de tu familia, bromea con su amigo antes de acompañarlo en una de sus aventuras. La mayor parte de la película se dedica al anhelo que Wadjda tiene de adquirir una bicicleta que no puede pagar y que aun obteniéndola esta prohibido usar. Sin embargo, una solución aparece para ella en la forma de un concurso de recitales del Corán que viene con un premio en efectivo.
Me gustaría destacar que los intercambios entre los personajes parecen ser muy reales. Por supuesto, se trata en apariencia de una historia sobre personas ficticias en una situación dada, pero también se desarrolla como una obra que muestra una especie de liberación al no poder actuar frente a una cámara para los propósitos que se requieren en la realización cinematográfica. En ese sentido, tanto la edición como la cámara hacen bien en colocarnos como espectadores en las polvorientas calles de Riad.
Cabe señalar que la directora decide aprovechar la oportunidad de ser la primera mujer en hacer una película en aquel país, para dirigirse por el camino de una especie de progresismo. Es decir, no se trata de una película particularmente ansiosa por defender el status quo, aunque tampoco es especialmente agresiva con el asunto y hasta podría defraudar si se le busca en sus elementos alguna causa de cambio social. A mi entender, mucho de ello, se debe al hecho de que es una historia de niños y niñas, más específicamente, de una niña que se rebela. En cambio, si hubiese sido una cinta sobre mujer adulta que causara problemas, o travesuras, podría haber sido al mismo tiempo menos sutil, lo cual perjudico las posibilidades de que tal meta se alcanzara.
Además, la directora parece utilizar la película como una oportunidad para abordar los problemas que dominan la política contemporánea de su país, aunque lo hace de una forma que no es práctica y en la que supone que el espectador no conoce nada de la sociedad saudí. Por ejemplo, no estaba seguro si la escena en la que la madre de Wadjda dedica mucho tiempo a estar mucho tiempo frente a la pantalla en su propia casa descubierta, para luego cubrirse la cabeza con una burka en otra escena para que un taxista no la vea, tenia la intención de ser cómica o no. ¿O es que los hombres musulmanes que miraran la película no la iban a ver de todos modos mientras ella aparece en la pantalla, antes de que decidiera cubrirse?
Independientemente de ello, si al principio no estaba muy seguro de cómo hombres y mujeres interactúan entre si en ese lugar, estoy seguro de que la directora pone de manifiesto un aspecto importante cuando esboza en alguna escena que la voz de una mujer es su verdadera desnudez si un hombre la escucha hablar. Por lo tanto, es mejor guardar silencio siempre que esto sea posible.
Finalmente, el deseo de la niña por tener una bicicleta se deriva de contemplar a varios chicos en montados en una y convencerse de que parece bastante divertido. Así que, la bicicleta viene a personificar una sensación de uniformidad.
De manera conjunta con esto, la realizadora decide representar la amistad entre ambos niños de manera inofensiva, dos estampas que de otra manera pasarían en la totalidad de la película como elementos omitidos pero que, según el espectador, están destinadas a permanecer juntas por el resto de sus vidas. Qué tipo de matrimonio forjan entre ellos, y qué papel podría tener esa niña en el desempeño del papel de una esposa, es tal vez incierto. Se intuye que la directora espera que sea diferente de lo que seria la realidad si la película se hubiese realizado cuarenta años antes.
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