Director: Matteo Garrone
Duración: 137 minutos
País: Italia
Elenco: Salvatore Abbruzzese, Simone Sacchettino, Salvatore Ruocco, Vincenzo Fabricino, Vincenzo Altamura, Italo Renda, Francesco Pirozzi, Antonio Aiello, Vincenzo Caso, Anna Sarnelli, Salvatore Russo, Antonio Spina, Francesco Paesano, Marco Stanchi, Armando Irace, y otros más.
" Una obra cuya única intención es brindarnos una mirada al interior de las familias dedicadas al crimen en una Italia contemporánea."
Una cinta que después de su visionado obtuvo a mi parecer un poco más de respeto en términos de apreciación, más que un lugar en mi lista de favoritas. Esta obra narra cinco historias en apariencia desconectadas entre sí, pero con un elemento en común: todas están fuertemente mediadas por una organización criminal dirigida por La Camorra, una ominosa estructura de la mafia con un fuerte control ubicado en Nápoles en Italia.
Presentada de forma elegante, con grandes virtudes adicionales tanto en edición como en cinematografía, este proyecto sin duda atraerá a los fanáticos del inframundo violento, pero podrían perfectamente sentirse decepcionados por su enfoque que intenta ser tanto verídico como realista, incluso si logra captar a la perfección dicha realidad como tal.
Entregada como si se tratara de la absoluta antítesis a la típica representación de la mafia estadounidense, la película es polvorienta y descuidada en su estética y no goza de algún valor como artilugio de entretenimiento; pero mirándola en retrospectiva, fue producida precisamente con tales intenciones tan deprimentes.
El relato de múltiples tramas nos muestra una gran cantidad de personajes atraídos por el encanto de la actividad criminal de una organización de ese tipo, dejando de lado la estructura y la forma de operar de la misma. Las cinco historias fueron extraídas de una novela de Roberto Saviano: la narración sin ficción ni fantasía que prosperó en las listas de los más vendidos en Italia. Tales historias van desde adolescentes que anhelan comportarse como adultos, y que para ello desean ser identificados con la mafia, hasta universitarios recién graduados que están en búsqueda de una vocación que les brinde un prometedor futuro. A través de diversos niveles de perspectivas, desde el violento al diplomático, la cinta aturde al enumerar el control casi totalitario que la organización mantiene sobre el sector más vulnerable de Italia. Es decir, genera la espantosa impresión de un país que se está pudriendo desde adentro hacia afuera. Con cada historia rubricada por un escritor diferente, lo que podría haber sido un desastre de interconexión entre ellas, es encauzado de forma adecuada por el director Garrone.
Editada de una manera que podría calificarse de ambiciosa, el fino equilibrio entre el caos y la narrativa queda claramente definido por el trabajo de Marco Spoletini. En ese sentido, los primeros cuarenta minutos no son un buen augurio para los espectadores que busquen una distracción fácil o superficial, ya que esta editada para propiciar la confusión, creando con ello la impresión de que la película comenzó a mitad de camino. No obstante, las historias surgen y se desarrollan para gran alivio del asistente y de ahí en adelante, la película habrá establecido su peculiar estilo para mostrar su testimonio ante un público entusiasta.
En cuanto a la cinematografía (lo que suele denominarse como fotografía), también es de primera clase. Es así que Marco Onorato pinta Italia con un conjunto sombrío de colores, el cual se asemeja más a un purgatorio del tercer mundo que a un folleto de viaje dirigido para un recién llegado de una luna de miel. Incluso los potentes y brillantes rojos y azules de Venecia aquí son apagados con distintos tonos de gris y marrón con un ligero toque de sobrexposición para conseguirlo. Dicho efecto en general se suma estupendamente como un elemento más a la película, aunado a ciertas tomas que brindan una sensación de amplitud y mitigan de forma absoluta cualquier sensación de esperanza que pudiera derivar de un espectador que pudiese considerarse como avezado en el asunto.
Ahora bien, si hay un aspecto muy apreciado para el realizador en su creación es la precisión. Esto es, la película trata de crear lineas nebulosas entre el componente dramático y el documental con resultados conmovedores. Y para ello, los detalles se muestran de forma intacta: por ejemplo el dialogo suele provenir con mayor precisión del dialecto privativo de las calles, o los lugares de rodaje parecen extraídos de un clip de noticias y la mayoría del tiempo esto se llevo a cabo con una minuciosidad absoluta en una primera oportunidad.
En tiempos en los que vivimos en los que los valores de una producción alcanzan niveles estratosféricos, la intención en general de la película es clara: ninguna clase de empatía está permitida, lo que posibilita a la audiencia empaparse y sumergirse en esa atmósfera exaltada e impulsiva y simplemente coexistir con los protagonistas que claramente están siendo puestos a prueba por las circunstancias en las que habitan.
Queda claro ahora que este fue su principal obstáculo para obtener un éxito más universal, ya que pide demasiado a un público cuyas expectativas pueden estar predispuestas hacia la marea que suponen las actuales producciones de superhéroes.
Con todos los aspectos mencionados en consideración, la cinta resulta estar tan bien coreografiada que se vuelve tan intimidante como la propia organización que expone. Incluso tener la oportunidad de alguno o más visionados de la obra no sería problemático, ya que cada detalle aquí tiene un sentido de subtexto cercano a la tragedia que no puede diluirse por repetición. Sin embargo, solo podría ser descubierto por fanáticos a volver a visitarla y ahí justo radica el problema.
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