Director: Patricio Guzmán
Duración: 90 minutos
País: Francia/ Alemania/ Chile/ España
Elenco: Gaspar Galaz, Lautaro Núñez, Luis Henriquez, Miguel Lawner, Victor Gonzalez, Vicky Saavedra, Violeta Berrios, George Preston y Valentina Rodriguez.
Un documental que nos relata una historia sobre dos búsquedas muy diferentes realizadas en el desierto chileno de Atacama. Una de ellas es llevada a cabo por los astrónomos quienes buscan respuestas sobre la historia del cosmos; y la otra es efectuada por aquellas mujeres que buscan los restos de sus seres queridos, los cuales fueron asesinados durante el régimen de Pinochet."
¿Quién mas que Patricio Guzmán podría emparejar los problemas políticos, los abusos y los traumas que persisten a lo largo del tiempo generados por el régimen de Augusto Pinochet, con el cuestionamiento filosófico de un grupo de astrónomos que estudia el vasto universo desde el desierto de Atacama en Chile?. La delicada conexión que existe entre ambos, como lo expresa el documental, es su estudio compartido por los cuerpos; por un lado un grupo arrasando con las arenas del desierto para hallar los restos de sus seres queridos y el otro escaneando los cielos en busca de las maravillas celestiales más imponentes. Y sin embargo, de alguna manera, Guzman ha conseguido que las dos narraciones sean similares en sus evocaciones del paso del tiempo y en el tema que toca aquello de qué están llenos esos espacios.
Por ejemplo, sabemos que algunas de las galaxias y las estrellas a las que apuntan los enormes telescopios de un astrónomo están tan lejos de sus objetivos que la propia velocidad a la que viaja la luz no escapa al paso del tiempo; al igual que los pilares de la creación, aquellos cuerpos que con tanta vehemencia siguen buscando pueden ya haber sido erosionados en el momento en el que se filmaba esta cinta. Entonces, en cierto sentido, ambos grupos están estudiando el pasado, pero se mueven en diferentes direcciones con cada descubrimiento que realizan.
Lo único que había escuchado acerca de su existencia, es que se trataba de un trabajo sobre los desaparecidos chilenos en el régimen de Pinochet y, debido a ello, me tomó un tiempo decidir si quería verlo o no, ya que tiendo a inclinarme hacia cierto tipo de obras al final del día, lo que generalmente es determinado por mi estado de ánimo. Así que, debo decir que recientemente me he acercado a una serie de ejercicios sobre temas más latosos y resolví que este sería mi siguiente paso, esperando que su narrativa estuviera colmada de asuntos como el dolor, la muerte y la pérdida. Cuando recién empezó, me sentí un poco decepcionado porque parecía ser una cinta más que hablaba de astronomía, pero hubo que continuar, ya que pensé que era mejor no permitir que una arbitrariedad mía guiara mi experiencia con la película, sino dejar que la propia obra se convirtiera en el timonel de aquel viaje.
En primer lugar, lo que me encontré fue que esto no es realmente un documental en el sentido tradicional del concepto. Es decir, sí, se basa en hechos ocurridos en la vida real y se apoya en determinados incidentes históricos muy conocidos, pero no hay en ella un tema en especifico que funcione como eje central de la narrativa o que sea examinado de la manera en la que se esperaría de un documental de corte histórico. En cambio, lo que nos ofrece se aproxima más a una especie de reflexión o un asunto de concordia que se desarrolla como una combinación de documental, poesía, arte y ciencia (no) ficción. Esto último planteado de esa manera suena pretencioso, aunque realmente termina por no serlo y su peculiar proceder signifique un recorrido que se transforma en un proyecto en el que por ejemplo las discusiones que vemos sobre cómo no existe un verdadero presente y que nuestros átomos provienen de las estrellas, se acoplen cómodamente junto a las entrevistas junto a una mujer cuyos padres desaparecieron cuando ella contaba con un año de edad, o cuando conocemos a una señora septuagenaria que acude diariamente al desierto buscando sin descanso los huesos de los sacrificados décadas atrás, en aquel inhóspito lugar. Todos estos relatos funcionan para mi y de igual modo me resultaron perturbadores y, lo que es más importante, se complementan entre sí de una manera que no esperaba.
La narración con la voz en off de Guzmán es el filtro con el cual juzgamos estos eventos. Sus palabras no suelen ser ligeras; de hecho, están llenas de posturas filosóficas y grandiosas, a veces ideas desorbitadas y metáforas sobre la naturaleza misma del descubrimiento y la inmensidad del universo. El problema es que también les da a las víctima de Pinochet el mismo tono: el lenguaje ameno y poético con el que describe los cuerpos celestes en los cielos y en los confines de las galaxias y que más allá también se aplica a los cuerpos y minerales enterrados en las arenas del desierto.
Cuando no esta preocupada por el asunto de la autenticidad, la cámara se agita vigorosamente mientras sigue a esos seres humanos en sus actividades diarias; en compensación intenta igualar la majestuosidad de los tiempos transcurridos para las estrellas y las supernovas que pasan volando, aunque está claro que eso es imposible, por lo que el director para sustituir dichos eventos inserta de forma comprometida material de archivo para intentar un equilibrio de poder. Aunque claro, no lo lleva a cabo sin antes dar a un cadáver exhumado el mismo trato insufrible: una mirada lenta y que se desliza, la cámara moviéndose con la mayor paciencia posible, como para vaciar hasta la última gota de profundidad, incluso cuando no tenemos la misma perspectiva emocional que las víctimas reales y sus seres queridos.
Gran parte de la obra está plagado de estos momentos. Como muestra la apertura que es una agonizante y larga secuencia de movimientos de maquinaria y engranajes que proliferan y resuenan para comenzar otro día de observación de las estrellas.
En ese sentido, el tono con el que aborda su lamentable temática es muy conveniente. La película cuenta con una belleza que transmite una paz genuina, a la vez que mira situaciones terribles con mucho dolor y rebosantes de la experiencia dolorosa que es la pérdida. Por ello, es apropiado que la película también sea visualmente hermosa. De tal manera que el uso de tomas donde aparecen galaxias girando a través del cielo despejado sobre el inmenso desierto es empleado como un recurso inmejorable para conseguirlo. Pero, incluso aquellos breves momentos donde se muestra a una mujer hurgando en la tierra están bien filmados y no contrastan con aquellas tomas espaciales; por lo cual las imágenes se agregan al contenido de modo oportuno y me sorprendió lo comprometido que estaba ante lo que observaba en la pantalla. Con esto, estoy admitiendo que si bien la creación de Guzmán no me brindó mayor información a la que ya poseía sobre los lamentables sucesos acontecidos en suelo chileno (su aporte en ese sentido fue escueto), si que me invitó a pensar, a reflexionar y realmente debo decir que disfruté esa sensación tan peculiar.
A pesar de todas las representaciones imponentes que nos brinda esta película, ninguna es tan efectiva como el simple escrutinio de una joven llamada Valentina, quien se encuentra entre aquellas que aún lloran las pérdidas no vistas de la dictadura. Ella logra conectar los dos hilos mucho mejor que cualquier lenguaje simbólico, atrevido y susurrado. No se trata de un vínculo que atraviesa espacios universales para forzar una similitud, sino más bien de una biografía muy personal y decidida, nacida de su propio dolor y de la negación de esas emociones. No hay ni una pizca de postura en esa existencia. No sé si se puede decir lo mismo de sus abuelos, cuyas instrucciones que se les pidio seguir al pie de la letra deben haber sido algo así como mirar fijamente en silencio y tristemente a la cámara.
Pero veamos, como idea, el esquema en el que esta construida o como simple representación de un momento histórico en particular no debería funcionar en absoluto, e incluso la experiencia me dice que debería haber sido una simple pieza pretenciosa que versara sobre la búsqueda del alma como lo haría cualquier estudiante de arte que se preciara de serlo, y sin embargo se trata de una realización que no es nada por el estilo. Es hermosa, atrayente, estimulante y muy bien filmada, y por supuesto construida. Vaya, con todo eso es más que suficiente para que sea muy buena.
Comentarios