Director: Kathryn Bigelow
Duración: 131 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse, Evangeline Lilly, Christian Camargo, Suhail Aldabbach, Christopher Sayegh, Nabil Koni, Sam Spruell, Sam Redford, Feisal Sadoun, Barrie Rice, entre otros.
" Durante la guerra de Irak, un sargento recientemente asignado a un escuadrón dedicado a desactivar toda clase de explosivos, se enfrenta a sus compañeros del equipo, debido a su manera displicente y temeraria de enfrentar su trabajo."
Ambientada en la guerra de Irak, esta cinta nos sumerge de forma inteligente en el caos de una compañía de élite en su intento por desactivar una bomba, concentrándose en la autenticidad y el análisis de los personajes, y evitando a la vez cualquier polémica de tipo político.
De tal manera que la adictiva exposición al peligro, al heroísmo, al desafío físico y mental y a la supuesta gloria, es lo que convierte a los soldados en seres infelices en tiempos de paz. Sin embargo es esa misma compulsión la que los reviste de una absoluta y terrible disposición en pleno conflicto.
Al inicio de la película se nos muestra una frase que señala acertadamente que la guerra puede ser un infierno, no obstante para el protagonista del relato parece ser que es un infierno más parecido al paraíso.
Es más, el cierto placer que nos proporciona el personaje de Renner desafiándose a si mismo en situaciones que dan la impresión de ser imposibles (por todas las circunstancias que las rodean), como si se tratara del arquetipo del llamado héroe cinematográfico, parece ser de igual manera casi adictivo.
Por ese motivo, la experiencia indirecta y la detallada observación nos permiten descubrir como el héroe y el desquiciado comparten identidad, y también en algún punto conseguir recordar gracias a la directora, lo divertido que puede ser el peligro en el cine.
En ese sentido, la fascinación de Bigelow por la violencia y su relación con el ser humano adquiere en esta oportunidad un tratamiento absolutamente visceral y estilizado. Cabe recalcar que la realizadora ha defendido en más de una ocasión que la acción en el cine es un asunto que exalta los sentidos, y que las existencias de los seres violentos que eligen vivir en peligro merecen el mayor de los protagonismos. En este caso, esto lo consigue gracias a la mano firme del guionista y ex periodista Mark Boal, con lo cual Bigelow construye una película de un suspenso casi insoportable, con el mencionado Jeremy Renner en el papel estelar como el sargento William James.
Es probable que esta creación cinematográfica pueda ser considerada como el mejor filme de Kathryn Bigelow hasta la fecha. Aunque claro, esta afirmación bien podría ser objeto de una profunda discusión, ya que admito que la primera vez que me acerqué a ella fue una experiencia sinceramente insufrible y básicamente soporífera. Sin embargo, cada visionado es distinto al anterior y ahora desprovisto de todos mis prejuicios pude apreciar de mejor manera todos los elementos que la componen.
Lo que recuerdo con cierta claridad es que en aquellos tiempos cuando apareció, junto con títulos entre los que se podría mencionar District 9 o la propia Avatar (dirigida por el ex marido y colaborador de Bigelow, James Cameron) esta obra retomaba esos sentimientos tan peculiares que podrían resumirse con el rotulo de guerra justa que tanto extrañaban las audiencias después de las monótonas acometidas de cintas como Rendition o Lions for Lambs: que en esencia eran relatos bélicos injustificables que lo único que obtuvieron fue mantener las salas de cine vacías durante años.
Finalmente, como dato curioso no hay que olvidar que en 2010 Bigelow hizo historia al convertirse en la primera directora ganadora de un Oscar. Sí, antes de ella solo tres realizadoras habían sido nominadas para la distinguida categoría.
Después en 2012 la nominaron en diversas categorías y por diversos premios que terminó ganando con Zero Dark Thirty, pero esa es otra historia.
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