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Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018)



Directores: Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman

Duración: 117 minutos

País: Estados Unidos

Elenco (voces): Shameik Moore, Jake Johnson, Hailee Steinfeld, Mahershala Ali, Brian Tyree Henry, Lily Tomlin, Luna Lauren Velez, Zoë Kravitz, John Mulaney, Kimiko Glenn, Nicolas Cage, Kathryn Hahn, Liev Schreiber, Chris Pine, Natalie Morales y otros más.

" El adolescente Miles Morales se convierte en su propia realidad en El Hombre Araña, para después cruzarse en el camino con otras cinco contrapartes provenientes de otras dimensiones decididas a detener una gran amenaza para todas las realidades existentes."

Parece muy complicado abrir nuevos caminos en el desgastado género de superhéroes. No solo en la propia Marvel y en DC han caído en su propio y único cúmulo de clichés, sino que filmes como Guardians of the Galaxy y Deadpool, cada una destinada a trastocar dichos símbolos, cayeron en la misma zona gracias a sus fallidas secuelas.
Visualmente, este producto es de hecho una desviación de varias de aquellas fórmulas. La animación es única y fascinante, una colorida mezcla digital de dicha técnica integrada a la esencia del cómic que no fue otra cosa más que un experimento placentero de observar (sin dejar de preguntarme a cada instante si estaba viendo una película en 3D sin los lentes bicolores). En otras palabras, hay en ella un esfuerzo genuino por darle una nueva vida al género y regocijarse haciendo uso del material original, incluidos sus propios defectos, lo que considero un cambio ciertamente bienvenido en el variado terreno de las cintas de este tipo.
Asegurar que esta nueva entrega animada que coloca como protagonista de una historia nuevamente a Spiderman es una de las mejores películas en el género que involucra a superhéroes, incorporando al conjunto una gran dosis de humor, junto con un ligero toque de acción sería un elogio que se quedaría corto. Este filme creado por animación, posee un estilo visual que podría calificar como deslumbrante, alcanzando rendimientos similares en todos los ámbitos a lo conseguido por  creaciones homólogas anteriores que hicieron uso de la acción en vivo y a todo color. No obstante, por mucho que me hayan impresionado las imágenes, no pude evitar sentir en algún punto de la segunda mitad del metraje una extraña desconexión de lo que me estaban relatando, como si estuviera tratando de mirar algo a través de la niebla. El abuso de ciertos recursos consiguió romper mi acostumbrada inmersión lo suficiente para sacarme de la historia.
Uno de los tantos descontentos que me genera el filme es la forma en que se emplean a cada uno de los personajes. En algún punto, toda la dinámica que va desplegando se siente como si se tratara del equivalente cinematográfico de algún videojuego cualquiera, donde la diversidad y el diseño de los personajes se sustituyen por la creación de protagonistas que produzcan algún tipo de interés. Incluso resulta irónico que a alguno de los tantos participantes con los que cuenta el relato que gozan de muy poco tiempo en pantalla, se les brinden escenas emocionales durante el clímax que no se han ganado por completo.
Incluso Miles, el personaje en el que está centrada la historia y con el que pasamos más tiempo apreciando su peculiar viaje, no posee una motivación clara para convertirse en superhéroe. Antes de ser mordido, no tiene ningún motivo para transformarse en ello. No es un tipo generoso por naturaleza y trata a sus nuevos poderes como una verdadera molestia, lo que lo obliga a conformarse con la desconocida situación que atraviesa, al igual que le sucede con la escuela preparatoria a la que sus padres le obligar a asistir. Tanto como ocurre en su vida como estudiante y, más tarde, como superhéroe en pleno entrenamiento, los personajes más experimentados se sienten frustrados por no poder lograr que Miles se centre en mejorarse a sí mismo. El solo se dedica a alejarse del camino que se le ha trazado, y al menos uno de sus maestros contribuye a la situación. Todo lo que Miles desea hacer en esta película es vandalizar Nueva York.
Como sea, toda esta explicación resulta innecesaria puesto que el filme de igual manera conserva los mismos inconvenientes que sus predecesoras, al adherirse demasiado a la predecible formula que suele encontrarse en la mayoría de productos de dicho género que va sobre los héroes surgidos del cómic. 
Un exceso de secuencias que implican toda clase de batallas, colma la mayor parte del tiempo en la pantalla; y en medio de toda esa saturación, en algún lugar lejos de todo el ruido y la furia yace una historia encantadora sobre un simpático personaje llamado Miles, un adolescente afroamericano que se encuentra por mero accidente con el don que significa gozar de superpoderes y después de ello se dedica toda la película a aprender a dominarles mientras como si se tratara de una simple eventualidad lucha contra el mal, tanto como lo realiza el filme por hallar la profundidad y la originalidad en su narrativa.
En mi caso, esta cinta no logró cautivarme por completo, así que su triunfo conmigo se quedó inconcluso. Se ha hablado y escrito mucho sobre ella y ha sido sido aclamada por la crítica como todo un suceso, lo cual se ha debido principalmente a la animación y al aspecto visual en general que nos regala, por lo que ha sido calificada de pionera en ese aspecto y una verdadera delicia para los ojos de cualquiera que tenga la oportunidad de observarla. Sí, los colores vívidos que atesora son realmente intensos, en esta que se vuelve una genuina experiencia cinematográfica al mirarla y además consigue capturar de una forma maravillosa la sensibilidad del arte popular y los propios gráficos que aparecen solamente en los cómics de un modo vanguardista, aunque algunos de los trazos de los personajes tengan la calidad de los dibujos animados que salen por la televisión un sábado por la mañana.
Si bien la mayor parte de la acción que va apareciendo se nos brinda de una manera fluida y uniforme, el efecto general resultante a riesgo de volverme repetitivo es el de haber presenciado una película en tercera dimensión solo que sin haber contado con los lentes especiales que se requieren para ello.
En pocas palabras, puedo aceptar el hecho de que la mayoría de las personas que la han visto a mi modo de percibir el tema, gozan de bajas exigencias. Es por eso que películas como por ejemplo la célebre Roma recaudan pocos millones de taquilla. Alcanzo a apreciar que la gente en general en estos tiempos necesita toda clase de películas de fácil acceso, en las que no tiene que pensar en absoluto; filmes en los que entre más colores haya mejor, algunos chistes y listo. Es por eso, que hoy no se hacen cintas como Fight Club. Esas películas no consiguen el dinero suficiente porque la gente no las mira. Complejo el asunto y puede ser difícil de aceptar para algunos allá afuera, pero es cierto. Algunos directores de sobrada calidad también lo afirman, como aquellas personas que probaron la Coca-Cola y ahora no quieren beber nada más.

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