Dirección: Jean-Jacques Beineix
Duración: 117 minutos
País: Francia
Elenco: Wilhelmenia Fernandez, Frédéric Andréi, Roland Bertin, Richard Bohringer, Gérard Darmon, Chantal Deruaz, Jacques Fabbri, Patrick Floersheim, An Luu, Jean-Jacques Moreau, Dominique Pinon, Anny Romand, Raymond Aquilon, Eugène Berthier, Gérard Chaillou, Andrée Champeaux, Nathalie Dalyan, Laurence Darpy, entre otros.
La primera vez que vi esta cinta la odié tanto que decidí dejarla por la paz cuando solo le quedaban diez minutos para que terminara, porque no quería perder ni un minuto más de mi vida. Pues, la volví a ver anoche, muchos años después del primer visionado, y por lo más sagrado que pueda existir, soy capaz de afirmar ahora que no podía entender por qué la había odiado tanto aquella lejana e irritante primera vez.
Diva cabe señalar es una pelicula muy elegante (la potencia y por ende la belleza de sus imágenes me voló la cabeza), muy enigmática, tal vez muy francesa. Así que si alguna de esas descripciones te asusta, puede que acabes odiándola como yo lo hice hace algunos años. Por otro lado, ten cuidado si eres un fan acérrimo del cine de arte y ensayo (también conocido de forma cuestionable como cine de autor), porque esta obra también es una mera cinta de acción y crimen; es decir un simple thriller policiaco.
Por lo que si la frase pelicula de acción te causa escalofríos, puede que acabes odiándola también como yo lo hice hace muchos años. En otras palabras, Diva está a medio camino entre El desprecio de Godard y Transformers de Michael Bay. Y eso si, tiene el potencial de ofender a cualquiera que aborrezca cualquiera de esos dos extremos.
La trama, basada en la novela aparecida en 1979 del mismo nombre escrita por un tal Daniel Odier, trataba sobre un joven héroe en motocicleta que se encuentra en posesión de dos cintas diferentes, una buscada por unos mafiosos criminales y la otra buscada por ejecutivos igualmente despiadados. Sea como fuera, el chico no tenia ni idea de lo que sucedía, pero un misterioso millonario se involucraba en el caso, una especie de Bruce Wayne pero sin el traje de murciélago en la cueva.
Ahora, la mentada Diva del título no es más que una cantante de opera interpretada, y lo que es aun más impresionante cantada por la increíble Wilhelmenia Fernández, conocida en la vida real por su inolvidable interpretación de la hermosa pieza conocida como La Wally en esta pelicula.
Toda la anécdota comienza cuando la voz de esta hermosa mujer aparece en una cinta pirata que es buscada por los ejecutivos que persiguen a nuestro héroe, que también huye de los malhechores que quieren otra cinta suya.
Y si la trama le suena enrevesada, quizá cómica es porque termina siéndolo. Hay en ella un montón de giros, cruces y sorpresas que le mantendrán entretenido. Y aunque no hay ni chistes ni gags como tal, hay presentes en todo el desarrollo de la historia algunos momentos de humor involuntario y caracterizaciones exageradas que solo pueden interpretarse como una sátira.
Un claro ejemplo de esto es el bandido gruñón encarnado por el impresionante Dominique Pinon, cuyas únicas frases a lo largo del metraje parecen ser: odio a los policías, odio a Beethoven, odio los estacionamientos, y un largo etcétera (hay que quedarse hasta el final para descubrir de forma evidente la única cosa que le gusta en el mundo).
Pero como ya lo mencionaba, la verdadera razón para disfrutar de esta obra es su presentación artística y estilizada. Dirigida por Jean-Jacques Beneix, quizá sea su mejor ejemplo de un estilo cinematográfico que prácticamente definió en los años ochenta, conocido como cinéma du look. Dicho estilo se caracteriza por una estética no naturalista y autoconsciente, en particular el uso de colores intensos y efectos de iluminación.
Un ejemplo de esto es el loft del millonario en turno que está impregnado de azules vivos. Además las escenas donde hay persecuciones que acontecen a lo largo de la ciudad parecen tener un tono rojo y rosa que parece sacado de un videojuego. Incluso las habitaciones donde se aloja la Diva son de un blanco propio de Kubrick de alto contraste.
Por cierto, todos los personajes de esta cinta son geniales o existen con una actitud que se le acerca demasiado. De esas personas que son tan formidables que jamás irán al colegio. En algún sentido enaltece a los aficionados a la música clásica, a los mafiosos, a los hípsters, a los ricos, a los pobres, a los americanos, a los asiáticos, a los franceses, a los cleptómanos, a las prostitutas, a los buenos, a los malos, a todos menos a ese pobre vago que trabaja en la feria. Todo el mundo es maravilloso y tiene el control de sus vidas.
Si a todo esto añadimos los creativos planos de cámara empleados, por ejemplo muchos reflejos (en los lentes de sol que usan los malos, o en el rin de un coche y un largo etcétera), tenemos de manera definitiva mucho estilo, mucha elegancia, mucha potencia y mucha personalidad.
Y en lo que respecta a la música de la que se sirve la película en este caso podría calificarla como artística, pero artística en un sentido muy ochentero (casi pop, un poco cursi a veces pero sublime). Y por supuesto, como aludí a ello el canto de Wilhelmenia en la pieza operística de La Wally es precioso, y la pelicula se abre con una generosa escena solo musical en la que podemos disfrutarlo de verdad como espectadores.
Para ir cerrando diría que tras mi segundo visionado, recomiendo esta película. Creo que la única razón por la que la odié al principio fue porque la estaba comparando con la obra maestra del mismo Beneix lanzada en 1986 conocida como Betty Blue, que profundiza mucho más en la poesía y el desarrollo de los personajes sacrificando la intensa trama que posee Diva.
De manera personal, yo compararía Diva con las creaciones más argumentales de Win Wenders y el Riddley Scott de finales de los años ochenta en donde por cierto la misma Wilhelmenia Fernandez también participó en la banda sonora de alguna de ellas cantando La Wally.
Con el asunto de los colores exagerados y los grandes decorados de esta cinta, también podría compararla con el estilo visual (solo visual) de Jean-Pierre Jeunet, Tom Tykwer y el talentoso cineasta japonés Hideaki Anno. Puede que incluso haya en todo esto una pizca de mi querido Kieslowski.
En fin, si le gusta alguna de las películas o directores que he mencionado, debería darle una oportunidad a Diva. Y si la odia la primera vez, no deje de volver a intentarlo unos años más tarde, puede que se lleve como yo, una grata sorpresa.
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