Dirección: Fred Schepisi
Duración: 122 minutos
País: Australia
Elenco: Tommy Lewis, Freddy Reynolds, Angela Punch McGregor, Ray Barrett, Jack Thompson, Steve Dodd, Peter Carroll, Ruth Cracknell, Don Crosby, Elizabeth Alexander, Peter Sumner, Tim Robertson, Ray Meagher, Brian Anderson, Jane Harders, Julie Dawson, Jack Charles, Arhur Dignam, entre otros.
Jimmie Blacksmith es un hombre mitad aborigen criado por el Reverendo Neville y su esposa. Le han inculcado los valores occidentales y su objetivo en la vida es ganar suficiente dinero para comprar una granja y casarse con una mujer blanca. Es un gran trabajador, que pasa largas jornadas construyendo vallas en cualquier granja. Pronto se ve unido en matrimonio cuando una chica blanca le asegura que es el padre del niño que lleva en su vientre. Cuando un granjero se niega a pagarle por un trabajo que ha realizado, las cosas se descontrolan y Jimmie se da a la fuga mientras es buscado por asesinato.
Una historia que se vuelve realmente sorprendente y mortificante, además de un verdadero reto porque muestra todo tan claro como es necesario mostrarlo. Posee una narrativa que se toma su tiempo para mostrar al protagonista como un hombre que es menospreciado a cada paso que va dando por aquellos para los que trabaja, y labora para tantos patrones que le ven a cada paso que da como una autentica escoria.
Para colmo de males el personaje decide fugarse y relacionarse con una mujer blanca, y en algún momento ella le promete que el hijo que está esperando es un hijo suyo (hasta que, bueno deberían verla para conocer la revelación que lo desbarata todo, lo que supone una arruga más para Jimmie), y otros personajes lamentables le piden a la mujer que lo abandone porque es negro, después de todo un fulano de su calaña no puede ser un granjero honorable.
Así que cuando Jimmie finalmente estalla, no se muestra como un acto inevitable, sino más bien como una acumulación de diversos actos violentos que suelen ser comunes en el mundo, es decir una escalada brutal, estúpida y repentina que es replanteada por todos en su visión maniquea del mundo (quiero decir Jimmie y los ciudadanos blancos) como correcta e incorrecta.
Lo que pasa con este triste relato es que es una historia que pretende reconocer los horrores genuinos del racismo (esto bien podría estar ubicado en Estados Unidos, Australia, Sudamérica o cualquier otro lugar) mientras que como dato curioso a toda esta universalidad al mismo tiempo la pelicula no intenta convertir al protagonista en una figura simpática (si fuese de esa manera, no estoy seguro de que clase de cinta sería).
O más bien permítanme enmendar dicha aseveración. Quiero decir que no es no haya cierta simpatía que el director y compañía le brindan y sienten por Jimmie, más bien que tanto el realizador como los guionistas muestran que es un hombre, quien de modo primario fue configurado por una existencia correspondiente a la clase trabajadora de muy bajo nivel, con poca educación y el doble problema de ser mestizo (un elemento que comentan más adelante en la historia los blancos que si se preocupan por él, a su manera y alguna vez).
En pocas palabras, como todos los seres humanos es un hombre de su tiempo como todos los demás que le rodean son producto de su tiempo. Y por ese motivo toda la región está ya tan asustada hasta de sus propias sombras que los asesinatos que van sucediendo lo convierten todo en un autentico caos.
Desde luego queda claro en determinado punto de la historia que el protagonista ha cruzado la raya una vez que comete aquellos asesinatos que lo descomponen todo, pero al entrar en la pelicula tuve la muy equivocada impresión de que se trataba de una serie de asesinatos cometidos solo por venganza.
Porque cuando todo empieza a desarrollarse pareciera que no hay ningún sentido en todo lo que está pasando, como si fuese un tema de justicia que mereciera tener un representante al cual aplaudir y festejar sus terribles acciones. Como digamos en aquella obra de Tarantino que es Django por poner un ejemplo básico de esta clase de historias. Y aunque pueda parecer exagerado compararla con 12 Years a Slave, esta también es una pelicula que mira con desesperanza el hecho innegable de conocer lo que es capaz de hacer la humanidad y sus horribles miembros.
De manera puntual, subrayaría que la violencia usada en esta narrativa es mostrada con rapidez, es repugnante y sin sentido, y al final hay poca catarsis cuando se emplea. Pero a lo largo de la pelicula hay matices en las descripciones de los blancos, y no todo el mundo está dispuesto a acabar de forma inmediata con uno de los aborígenes más talentosos que existe. Porque son racistas, pero saben hacer negocios.
Para mi, el punto central del relato ocurre luego de que tres cuartas partes del metraje han transcurrido, que es el momento en que se cruzan con un maestro que de manera evidente es un hombre más preparado que los hermanos que lo toman como rehén.
De tal forma que lo llevan consigo, en algún momento del recorrido se sientan y conversan, y aunque ese maestro rural le plantea a Jimmie el panorama general de lo que los blancos le han proporcionado a su gente (cosas como el alcohol, las enfermedades y la escuela), lo más impactante del asunto es lo apagado que el hombre se muestra.
Dicho de otra manera no se trata de una gran escena dramática en la que intenta convencerlo haciendo uso de un panfleto repleto de palabras rimbombantes, sino más bien es un discurso discreto, triste y desaseado.
Este Canto de Jimmie Blacksmith no siempre es una cinta agradable ni sencilla para ver, pero el hombre a cargo de todo el asunto de nombre Schepisi me parece un magnifico director de actores, y mantiene en su narración un ritmo que avanza de modo oportuno a la vez que encuentra tiempo para regalarnos imágenes meditativas (primeros planos de hormigas y bichos conviviendo en perpetua violencia y conquista de los suyos), y a pesar de estar ambientada a finales del siglo XIX, principios del XX, encierra un mensaje sin ser una cinta sermoneadora y eso siempre se agradece.
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