Dirección: Mel Brooks
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Gene Wilder, Madeline Kahn, Marty Feldman, Peter Boyle, Cloris Leachman, Teri Garr, Kenneth Mars, Richard Haydn, Liam Dunn, Danny Goldman, Oscar Beregi Jr., Arthur Malet, Richard A. Roth, Monte Landis, Rusty Blitz, Anne Beesley, Gene Hackman, John Madison, entre otros.
Cuando se abre el testamento de Víctor Frankenstein, el famoso científico que intentó reanimar cadáveres, su nieto Frederick que se ha convertido en un hábil neurocirujano y profesor y ha cortado casi todos los lazos con su apellido debido a los experimentos de su abuelo, recibe el castillo donde se realizaron todos los experimentos. A su llegada, Frederick encuentra y lee el libro de su abuelo sobre sus teorías y experimentos y descubre que de hecho, podrían funcionar. Con la ayuda de Igor, nieto del otro Igor que ayudó a Víctor Frankenstein e Inga, una atractiva asistente de laboratorio, consigue reanimar un cadáver que pronto se escapa y causa estragos.
Si alguien me preguntara cuál es mi película favorita de Mel Brooks, no dudaría en responder que su colaboración con Gene Wilder ocurrida en 1974, Young Frankenstein (aunque debo admitir que Blazing Saddles aparecida en el mismo año no se queda atrás).
Realizada como una parodia/homenaje a las cintas de monstruos del estudio Universal basadas en la novela Frankestein de Mary Shelley, la obra fue un éxito colosal entre la crítica y el público, y el propio Brooks la ha considerado su mayor logro como director.
Al recordar la película ahora más de cincuenta años después de su estreno, aunque no la considero la más divertida de Brooks, sí que es la creación cumbre como parodia del legendario creador, al tiempo que continua con el legado de su propio tema.
La historia sigue al nieto distanciado del Doctor Victor Frankenstein, un tal Frederick, quien hereda el castillo de su abuelo. Al recuperar el interés por el proceso de reanimación de su abuelo, devuelve la vida a un hombre aunque con resultados enloquecedores.
Aunque se trata de una secuela de la clásica narración de Frankenstein, Brooks y Gene Wilder rinden un humilde homenaje al material original al burlarse del género y contar una historia concisa en niveles destacados sobre cómo la historia familiar puede hacer o deshacer a cualquier persona o cosa. Lo que genera que la pelicula sea tan consistente como comedia de terror es lo serios y disciplinados que se muestran muchos de los actores, en especial Wilder lo que a su vez provoca que sus inevitables arrebatos sean aún más divertidos.
Además, Wilder interactúa de forma magnifica con sus compañeros de reparto, sobre todo con Marty Feldman que se lleva todo el protagonismo con su extravagante interpretación como Igor. La incorporación de Teri Garr como la guapa asistente Inga también contribuye al humor sensato pero estridente, pero las numerosas improvisaciones y los gestos pintorescos de Feldman son solo una parte de los triunfos cómicos de la pelicula.
Pero más allá de un reparto estelar que incluye a Kenneth Mars como el Inspector Kemp con su brazo de madera, y a Cloris Leachman como la severa y estrafalaria ama de llaves Frau Blücher, Peter Boyle consigue mantener el corazón y el humor a lo largo de toda la trama en el papel del monstruo.
Dado que la criatura se retrata como un ser mentalmente anormal, Boyle transmite los gruñidos y el dolor de la criatura a través de una humanidad genuina que hace que uno sienta lástima por la pobre criatura. Por supuesto, sus interacciones con Elizabeth, la prometida de Frederick, realmente elevan las risas de una manera verdaderamente picaresca, y Madeline Kahn no podría haber sido una mejor elección para interpretar el material más verde.
Aunque El joven Frankenstein tiene muchos momentos memorables que provocan carcajadas, como el deslumbrante número Puttin on the Ritz y la deliciosa escena del ciego interpretada por Gene Hackman, podría decirse que es igual de eficaz en el plano emocional, ya que vemos a Frederick hacer todo lo posible por solucionar el problema que ha causado, y es sorprendente lo bien que Wilder y Boyle lograron transmitir esas interacciones divinas entre el científico y su invento.
Otra razón importante por la que esta pelicula tiene tanta solidez como parodia es su milagrosa recreación del diseño de producción que se veía en las antiguas cintas de Frankenstein. No solo la cinematografía en blanco y negro encaja a la perfección con el contenido, sino que el elaborado uso del equipo de laboratorio de Kenneth Strickfaden permite que muchas de las secuencias más emocionantes den sus frutos de forma espectacular.
El trabajo de sonido también es un componente fundamental, ya que el suspenso beneficia la atmósfera de terror, e incluso los efectos de los rayos de convierten prácticamente en personajes propios de la trama. Además, la hermosa banda sonora de John Morris, similar a una canción de cuna, funciona tanto como un motivo necesario para el contenido en cuestión como un factor sustancial que contribuye a que las risas y los sustos funciones en conjunto.
Realizada en una época en la que el interés por el cine de terror clásico había disminuido de modo considerable, Brooks y su equipo hicieron todo lo posible por recuperar la magia de dicho medio de una manera maravillosa. El elegante guión ya es espléndido como homenaje, pero es la presentación general lo que realmente origina que esta cinta resista el paso del tiempo.
Hay muchas parodias de películas de terror desde que existe este subgénero, pero podría decirse que ninguna se ha acercado a superar el homenaje tan halagador que El joven Frankenstein le rindió a la historia del cine.
Ver a dos leyendas del entretenimiento colaborar de manera tan perfecta y sincronizada sigue siendo tan notable como lo fue hace más de cincuenta años, y por eso este año es el momento perfecto para volver a ver el filme.
Teniendo en cuenta lo mucho que ha permanecido intacto este esfuerzo en la historia del cine y la comedia, no hace falta decir que la colección de Frankenstein es mucho más especial gracias a esta creación. Justo ahora que está en boga la producción sobre la misma criatura de Guillermo del Toro.

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