Director: Michael Mann
Duración: 112 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Daniel Day-Lewis, Madeleine Stowe, Russell Means, Eric Schweig, Jodhi May, Steven Waddington, Wes Studi, Maurice Roëves, Patrice Chéreau, Edward Blatchford, Terry Kinney, Tracey Ellis, Justin M. Rice, Dennis Banks, Pete Postlethwaite, entre otros.
" Tres cazadores protegen a las hijas de un coronel británico durante la guerra franco india, cuando Francia e Inglaterra combatieron por el control de las colonias de Norteamérica."
Pareciera que hay hombres que lo llevan en la sangre, a pesar de que tantos siglos han pasado y todavía se sigue amenazando, atacando y asesinando para apoderarse de la tierra. Y cuán triste resulta ver a aquellos individuos que se apropian de cientos y miles de hectáreas, sintiéndose grandes, cuando ante la vida plena siguen siendo unos fantasmas. Porque no se puede encontrar la felicidad en la usurpación, en el enriquecimiento ilícito y en la infamia. Por más que se aparente, el espejo y la consciencia les recordarán a diario que lo suyo huele a sangre, porque lo que no es tuyo por derecho propio, no vale absolutamente nada de cara al universo.
A los indios les arrebataron la tierra que ellos protegían respetando de manera sagrada a la naturaleza, y la convirtieron en polvo, en pavimento, en ruido y en bultos de adobe y cemento. Y tuvieron que morir millones de hombres, mujeres y niños para ganar ese derecho. Y a esto le llaman progreso.
Pero vayamos a lo importante. Todo empieza, nos sitúan en un contexto histórico. Suena la reiterativa música de la película y observamos a Daniel Day-Lewis correr los cien metros planos una y otra vez. En algún sentido, esto último sería un crudo pero buen resumen de lo que nos encontramos en esta obra, una película que lejos de reinventar el género, sigue paso por paso los clichés del mismo, para elaborar una película, que eso sí, cumple en los aspectos técnicos (no se puede esperar menos de un director de la talla de Michael Mann).
Para empezar, el guión y su desarrollo no es nada nuevo. La historia principal gira en torno a un triángulo amoroso que no deja de ser una reinterpretación de la historia inmortal de Shakespeare, Romeo y Julieta, en un entorno un tanto diferente, como es la guerra franco india que enfrentó a la corona británica y al bando francés por el control de las colonias en los territorios norteamericanos.
El personaje principal, Hawkeye (Nathaniel Poe), reinterpreta a nuestra Pocahontas particular, encarnando un nativo que se enamorará de una mujer inglesa de clase alta llamada Caro Munro interpretada por Madeleine Stowe. Una pareja que parecería imposible que acabara cayendo en brazos de Cupido, y en efecto, si la película tuviera un mínimo atisbo de lógica no ocurriría de esta manera.
La relación que se consolida entre los dos personajes es de manera evidente totalmente absurda, básicamente por el poco tiempo que se toma la película en desarrollarla (en apenas un par de escenas contadas ya encontramos a Cora en brazos de Nathaniel) y porque de igual manera carece de la chispa necesaria para que el espectador pueda admitir que dicha relación es factible (y todo ello sin añadirle los diálogos tan audaces, apasionantes, espectaculares y sobre todo inverosímiles que ocurren entre ambos). Además, como si todo ello no fuese suficiente, a esta historia de amor imposible, se le añade la figura del Mayor Duncan Heyward, que no provoca ni interrumpe nada pero que sirve como bulto de manera efectiva.
A este argumento, tan típico de las producciones históricas (y es que no nos engañemos, muchas veces las productoras exigen resultados económicos desde un primer momento en este tipo de producciones, por lo arriesgadas que resultan en conformidad con la taquilla, y por ello imponen muchas condiciones a los directores) se le combina un trasfondo también bastante arquetípico del racismo (vuelvo a señalar que Pocahontas parece por momentos una película más profunda y compleja que el resultado final de esta película) en el que se nos muestra la degradación social a las que se ven sometidos los indígenas y trabajadores de las colonias ante la represión de la corona inglesa (tanto argumentalmente como por diseño visual ya se comprueba un mensaje pronorteamericano claro, poniendo a los ingleses como los más malos de la historia).
Aunque, no puedo dejar de mencionar lo mal parados que dejan a los franceses. No sé que tienen en Hollywood contra los franceses y los alemanes, pero cada vez que los retratan son siempre incomprensibles, malvados, egoistas, etc. En este caso, los ingleses salen mal parados, pero nada que ver con el oficial francés que pacta la rendición con los ingleses y luego le insinúa al villano Magua que si los pasa por el hacha, no puede haber nada mejor.
La película eso sí, tiene grandes virtudes. La fotografía de la película, realizada por Dante Spinotti es absolutamente magnífica. Es cierto que el argumento de la película ayuda a que su trabajo sea mucho más vistoso, pero la recreación de la imagen de algunos paisajes es absolutamente deliciosa y se puede disfrutar desde el primer momento de la cinta.
Otra de las fortalezas de la película son sus interpretes, de los cuales yo haría especial hincapié en la pareja principal compuesta por Daniel Day-Lewis y Madeleine Stowe, que si bien no tienen el apoyo del guión detrás, cumplen de manera sobrada las batallas interpretativas que se les presentan. Aunque, los personajes a veces resultan un poco desconcertantes, ya que toman decisiones que no son del todo coherentes y eso se debe a un irregular desarrollo de los mismos.
Y sí, también hay que decir que la banda sonora compuesta por Trevor Jones y Randy Edelman es realmente apasionante. Otra cosa sería hablar de la utilización tan reiterada que lleva a cabo el director en el relato, poniéndola en cada secuencia mínimamente relevante.
Finalmente, lo que me gustaría resaltar, son algunas consideraciones a nivel artístico. La película refleja un realismo descarnado, podría inscribirse en lo que se llama naturalismo en la esfera literaria. No hay la menor concesión a nada parecido a la paz y a la tranquilidad en ese ambiente belicoso; seguramente, desde cierto punto de vista, esto es un logro, dado que se expone con autenticidad lo que habrán sido esos tiempos duros, en el marco de una guerra.Ahora, si uno evoca tiempos pasados a otro tipo de películas del género y teniendo presente que el cine no tiene por qué ser una descripción absolutamente fidedigna, y que también puede transmitir otro tipo de sensaciones que de algún modo implican sustraer al espectador por un rato del mundo ordinario, en lo que tiene que ver con ciertas sensaciones espirituales o emocionales placenteras, la cuestión es algo más discutible, aunque es legítimo, claro está, que haya una variedad de espectadores que se enganchen en uno u otro tipo de manifestaciones cinematográficas.
En síntesis, una pelicula que es atrayente en cuanto a la forma, es decir los escenarios, la reconstrucción de la época, que desperdiga cierta ferocidad y que puede generar distintos tipos de reacciones según los públicos.
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