Dirección: Charles Crichton
Duración: 108 minutos
País: Reino Unido / Estados Unidos
Elenco: John Cleese, Jamie Lee Curtis, Kevin Kline, Michael Palin, Maria Aitken, Tom Georgeson, Patricia Hayes, Geoffrey Palmer, Cynthia Cleese, Mark Elwes, Neville Phillips, Peter Jonfield, Ken Campbell, Al Ashton, Roger Hume, Roger Brierley, Llewellyn Rees, Michael Percival, entre otros.
" En Londres, cuatro personas muy diferentes se unen para cometer un atraco a mano armada y luego tratan de traicionarse mutuamente para quedarse con el botín."
Primero, aparece una mirada de tensa conmoción seguida de una pizca de incredulidad, como la que se hace presente después de recibir una mala noticia, luego es como si un pincel invisible dibujara una sonrisa extasiada mientras los ojos vuelan hasta el séptimo cielo. Más adelante los ojos se acercan unos con otros y forman con la boca una extraña mueca, como si estuviera agitada a causa de algunas fragancias afrodisiacas, después los ojos se cierran y los labios desaparecen bajo un tupido bigote, para capturar la euforia del momento y hacerlo lo más larga posible. Por último, emerge una sonrisa bobalicona y animada que es como si nos dijera: ¿sabes qué? Soy feliz.
En caso de que no lo hayas entendido, aquella breve descripción que he realizado se trata de Otto West (personaje interpretado por Kevin Kline) teniendo un orgasmo después de la frenética escena de amor con Wanda Gershwitz (encarnada por el primor Jamie Lee Curtis), un momento que dura solo diez segundos pero que, en el terreno de la comedia, es como una eternidad que deja tiempo para meditar sobre la importancia de Este pez llamado Wanda. Por cierto, Kevin Kline ganaría un Oscar por su interpretación en esta obra, la cual se trata del amante ególatra que utiliza su lectura de libros filosóficos como coartada contra la palabra estúpido, pero sus acciones piden de modo constante que se emplee aquel epíteto para delinearlo de pies a cabeza. La actuación de Kline debe ser lo más destacado de la película, lo cual es decir mucho, teniendo en cuenta el reparto.
La película comienza con un robo de joyas seguido de un interesante juego de dobles y hasta triples cruces. Por una parte George, el cerebro y en apariencia también amante de Wanda, traslada las joyas, una conveniente precaución por tomar, porque no sabia que Otto (y la propia Wanda) lo acababan de entregar a la policía. Cuando Otto descubre que no hay botín en el lugar acordado, se siente decepcionado, ignorando que Wanda estaba a punto de noquearlo. George se arriesga a ir a la cárcel, ya que también es el único que ha sido identificado por una anciana que lo vio después del atraco; mientras tanto le da a Ken la llave de la caja fuerte que contiene el botín y le pide que mate a la testigo. Wanda observa a Ken escondiendo la llave, así que lo único que necesita es saber donde están las joyas, y esta es una información que solo Archie, el abogado de George, le puede entregar.
Si todo lo que he narrado le parece complicado, no son ni diez minutos de película; todo esta preparado para que el resto de la cinta funcione como constante ajuste de cuentas cómico. Por eso creo que cualquier aspirante a guionista de comedia debería ver este Pez llamado Wanda. Cada elemento de su complejo mecanismo funciona a la perfección y contribuye en la estructura de una de las mejores comedias de todos los tiempos. Por supuesto, ayuda un poco tener a dos miembros de la tropa de los gloriosos Monty Python entre el reparto, especialmente cuando uno de ellos también ha participado en el guion, pero esta no es una obra que pueda ser rotulada como creación de aquel grupo, es una comedia tradicional que sabe en todos los términos por dónde va y qué necesita para funcionar; empezando desde luego por los personajes.
Por otra parte, la caracterización es fundamental para el éxito de la película, puesto que cada protagonista esta concebido de una forma muy especifica y, una vez expuestos cada uno de ellos, no hay duda de que sus interacciones estarán llenas de distintas delicias cómicas. En primer término tenemos a Wanda que es una ladrona sexy y manipuladora que no tiene limites para conseguir las joyas y todo lo que se proponga, y encantar a alguien es su respuesta a todo. Sin embargo, tiene dos puntos débiles; no puede resistirse a un hombre que hable en italiano, o cualquier idioma extranjero, y el segundo son los celos de Otto, que minarán de modo constante sus intentos de seducir al abogado Archie.
En segundo lugar está Otto, quién detrás de este evidente palíndromo, es una de las mayores creaciones cómicas de los años ochenta, un hombre tan envuelto en su propio ego que desestima todo lo que contradiga sus opiniones y planes, y obviamente no es apropiado preguntarle qué piensa de los ingleses.
De seguidas tenemos a Archie Leach el referido abogado, alejado de los habituales personajes lideres y arrogantes de John Cleese, su timidez y pasividad no oculta todo su encanto, vive como un conejo tras las jaulas con Wendy (a quien da vida Maria Aitken) una esposa burguesa mandona, y una adolescente mimada a quien interpreta Cynthia, la propia hija de Cleese. Su trabajo parecer ser la única forma de entretenimiento que puede permitirse y el hecho de que Wanda haga una entrada triunfal en su despacho tendrá el efecto de una iluminación de sol en su vida.
Por ultimo, está Ken, el tartamudo amante de los animales que cuida de sus peces en un acuario, el mas bello de los cuales se llama Wanda. Michael Palin hace de su Ken un tipo adorable, y el único socio que es leal en esta historia. Pero la lealtad no lo vuelve redimible de culpa cuando se piensa en su principal ocupación durante la película.
Para terminar, señalaría que el guion, las interacciones entre los personajes y el humor siempre van de la mano en esta historia: es decir, si una escena no te hace reír, te provoca que termines por sonreír y funciona como una especie de montaje para un posterior momento divertido. Y en el transcurso que llevará a nuestros cuatro idiotas a la carrera decisiva hacia el botín, cada uno esta básicamente ocupado realizando alguna compleja tarea. De tal forma que tenemos a Wanda que está dedicada en seducir a Archie. Su novio Otto está ocupado vigilándolos porque es un ser humano celoso en niveles enfermizos. El propio Archie está entregado en llevar a cabo el juego del gato y el ratón con su esposa. Y finalmente Ken está desempeñando toda clase de planes centrados en eliminar a la anciana, pero termina matando a sus mascotas, uno por uno. Debo decir que nunca la muerte de un animal ha sido tan divertida en el cine, en especial como chiste, pero por muy cruel que sea en un sentido de justicia poética, Ken también termina por pagar el precio de sus acciones, en una escena que capta de forma magnifica la icónica dualidad del pescado y las papas fritas y da un sabor tan británico a la película.
Aun así, cuando se trata del momento más gracioso y más definitorio de la historia (y de la mayoría de la comedia de los ochenta), tengo cierta debilidad por la imagen de un Cleese desnudo y conmocionado usando la foto de una mujer sonriente para cubrir su entrepierna. Otro momento breve, incluso más breve que el del orgasmo mencionado, pero que es suficiente para dejarte meditando sobre la importancia de este filme, una cinta que en cierto modo permitió que el humor gringo y el británico jugaran en la misma liga, y el resultado es tan divertido que creo que debería ser nombrado caballero.
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