Dirección: Zhang Yimou
Duración: 95 minutos
País: China
Elenco: Gong Li, Wen Jiang, Rujun Teng, Ji Liu, Ming Qian, Chunhua Ji, Chunhua Zhai, Zhaoji Jia, Yuxiang Zhang, Guiyun Zhou, Qianbin Yang, Guoqing Xu, Yao Er Ga, Yusheng Li, Kun Dong, Hongguang Wang, Xiaoguang Hu, Guoguang Du, entre otros.
" En la China de los años treinta muere un viejo leproso propietario de una remota bodega de sorgo. Jiu'er (a quien se conoce como mi abuela), la esposa adquirida por el leproso, y su amante, identificado solo como mi abuelo por el narrador, se hacen cargo de la bodega y establecen una idealizada comunidad cuasi matriarcal encabezada por Jiu'er. Cuando los invasores japoneses someten la zona a su dominio y talan el sorgo para abrir paso a una carretera, la comunidad se levanta y resiste mientras el sorgo vuelve a crecer."
Aunque no creo que sea tan buena como otras películas del maestro del cine chino Zhang Yimou, por ejemplo, Raise the Led Lantern; The Story of Qiu Ju o Ju Duo, este Sorgo Rojoes, no obstante una película sobresaliente, con una presentación visual y temática que se vuelven sorprendentes.
Gong Li interpreta a la prometida de un viejo bodeguero leproso. La película comienza con ella siendo llevada en una silla de manos cubierta hasta la consumación de su boda por un alborotado equipo que labora en la bodega de sorgo. Estamos en los años treinta o un poco antes. La trasladan según la tradición y entonan una canción espeluznante sobre lo horrible que va a ser su vida casada con el viejo leproso. A través de una brecha en el recinto de la berlina, mientras está sentada sola con miedo que casi se transforma en pavor, nota a Jiang Wen, un hombre corpulento y naturalista de rostro penetrante. Un poco más tarde, tras un robo acontecido en el camino en el que ella es liberada de su encierro, intercambian miradas de esas que llaman reveladoras. El joven que realiza la narración con la voz en off los identifica como su abuela y su abuelo. Por lo que, obviamente uno asume que el viejo leproso se lo va a perder (me refiero al matrimonio arreglado).
La técnica de Yimou en esta oportunidad, o por lo menos como en todas las películas suyas que he visto, es contar una historia de la forma más sencilla posible, desde un punto de vista moral potente y con el menor dialogo posible, y apoyarse en decorados suntuosos, un trabajo de cámara intenso y muy enfocado, la actuación veraz de un reparto dirigido de forma cuidadosa, y por supuesto contar con la gran belleza de su estrella, la incomparable e hipnotizante Gong Li. Si no la ha visto, Sorgo Rojo es un buen punto de partida para conocer la obra de este realizador oriental. Ademas Jiang Wen (quien da vida al abuelo) también realiza un trabajo destacado y aporta tanto un toque cómico a la pantalla como una vitalidad reconfortante. Su comportamiento valiente y a veces grosero parece, aunque suene descabellado, en concreto muy conveniente.
Por otro lado, no se si deba advertir al espectador de que esta cinta contiene una violencia muy acentuada y sería clasificada con no se que letra en estos tiempos y en aquellos, y además por mostrar a un niño pequeño siempre desnudo y por el peculiar riego que llevan a cabo sobre el vino, tanto el aludido mocoso como el abuelo. Ya se sabe, una gota de doble moral para añadir al caldo de la hipocresía. De hecho, la historia resulta bastante cruda en una buena parte del cierre y representa una visión de la China antes del comunismo y su cultura que los actuales gobernantes encuentran adorable. La descripción de la barbarie y la crueldad de los soldados japoneses es exacta por lo que sé, pero debo decir que esta obra nunca habría visto la luz si se hubiera representado a los soldados comunistas de esa manera.
Sin embargo, el tratamiento que se le da al relato que ocurre dentro de un evento histórico es apropiado, ya que Sorgo Rojo es una creación masculina y lasciva que sugiere la influencia de Akira Kurosawa, con una pizca de Clint Eastwood. Es decir, hay bandidos y pruebas de hombría por doquier. Los hombres se emborrachan y se portan mal. Se glorifica la energía sexual masculina, en especial en la escena en la que el abuelo se lleva a la abuela a la cama, sujetándola como si se tratara de cargar un barril bajo el brazo, con los pies por delante, después de haberle "regado" vino como para marcar su territorio. La cámara que los sigue muestra cómo ella le rodea el cuello y los hombros con los brazos, tanto en un abrazo sexual como uno que busca el equilibrio.
Obviamente todo el asunto se trata de Yimou antes de que se enamorara por completo del punto de vista feminista; pero, de alguna manera, aunque se permite que la protagonista de su relato se enamore de su violador (algo imposible en el cine americano contemporáneo), Yimou se las arregla para representarla bajo una luz que celebra su fuerza como mujer. Se puede ver aquí la germinación del feminismo en toda regla que Yimou desarrollaría más tarde en sus creaciones ya mencionadas.
Como es habitual en las películas del afamado director chino, no solo los decorados son magníficos, sino que los accesorios que los acompañan (dígase la cerámica, el vestuario, la exuberante vegetación de los campos de sorgo, incluso las paredes y los interiores del restaurante bar de la carnicería y el dormitorio de la abuela) son un festín para los ojos, que de alguna manera se ciernen ante la cámara del director de fotografía Gu Changwei con mas viveza que la realidad.
Así y todo, hay indicios de que Yimou aun no había dominado por completo su arte, y de hecho trabajaba con un presupuesto limitado. Por ejemplo, no había ninguna abertura en la berlina a través de la cual la abuela pudiera ver al abuelo, y no debería haberla (tal vez una simple mirilla). A la par el abuelo necesitaba más práctica a la hora de verter el vino (en cuencos supuestamente vacíos que es más que evidente ya contenían vino). En sus ultimas producciones, Yimou volvería a filmar este tipo de escenas para volverlas coherentes ante la percepción del publico. Además, el personaje de la abuela no se desarrolla lo suficiente al comienzo de la historia como para que apreciáramos su enorme seguridad al frente de la bodega que había heredado. Incluso la salida en apariencia por temas de celos del tío Luohan de la bodega y su implícita relación y lealtad hacia la abuela tampoco se explican lo suficiente.
De cualquier forma, estos son puntos menores; en lo que realmente importa en la realización de una obra de este tipo (contar una historia e involucrar al publico en el significado y la experiencia del relato) en estas cosas Zhang Yimou no solo sobresalió, sino que dio muestras de su extraordinario talento que se materializaría en las películas venideras. No dejen de verla, pero no se pierdan Raise the Red Lantern, en mi opinión una de las mejores películas de la historia.
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