Dirección: Paul Schrader
Duración: 120 minutos
País: Estados Unidos / Japón
Reparto: Ken Ogata, Masayuki Shionoya, Hiroshi Mikami, Junya Fukuda, Shigeto Tachihara, Junkichi Orimoto, Naoko Ôtani, Gô Rijû, Masato Aizawa, Yuki Nagahara, Kyûzô Kobayashi, Yuki Kitazume, Haruko Katô, Yasosuke Bando, Hisako Manda, Naomi Oki, Miki Takakura, Imari Tsujikoichi Sato, entre otros.
" Relato ficticio en cuatro capítulos de la vida del célebre escritor japonés cuyo seudónimo era Yukio Mishima. Tres de los segmentos son paralelos entre la vida del propio Mishima y sus novelas (El pabellón de oro, La casa de Kyoko, Caballos desbocados), mientras que el cuarto describe los acontecimientos reales ocurridos el 25 de noviembre de 1970, el último día de su existencia"
Mishima; Una vida en cuatro capítulos es un mosaico emocional dentro de una película, en ella hay como el titulo sugiere una estructura clara de cuatro episodios, pero dentro de éstos hay tres que se hallan separados (aunque vinculados de forma cohesiva a través de lo que observan los otros en el carácter de Mishima) en la forma en que fue concebida la narrativa.
Se pueden desglosar en pasado (que va desde la infancia hasta el ultimo día de su vida), presente (un seguimiento que acontece en tiempo real de Mishima, que termina con su famoso acto de seppuku en publico) e imaginación (la forma en que tres de sus novelas cobraron vida). En ese sentido, podría afirmarse que resulta extraño que una pelicula este tan interconectada por medio del estilo, la sustancia y la estructura, y que la totalidad organizada refleje la misión inconsciente de perfección en la que se embarca el protagonista a lo largo de toda su vida, que termina (cuando se observa en su conjunto) en lo que parece una fusión predestinada de expresión artística, autodestrucción y un anhelo inquebrantable de cambiar al mundo.
El personaje se desarrolla de forma progresiva, en sus novelas se exponen y estudian de manera consciente atisbos de ideas y emociones de su pasado, que se materializan de forma plena en su acto final de embellecimiento espiritual autodidacta, un acto que puede considerarse la culminación de las profundidades sondeadas en los tres primeros capítulos de la pelicula: arte, belleza y acción.
Por lo tanto, el capitulo final llamado La armonía de la pluma y la espada, es el más honesto y brutalmente real, no hace acto de aparición ninguna novela que se le sirva para ocultar su personalidad e ideales extremos, desnudando su alma enérgicamente haciendo uso de la protesta y finalmente destruyéndose a si mismo en su punto más alto de honor y poder.
A mi entender la cinta es increíblemente cautivadora en términos visuales, dado que el estilo es diferente en cada andanza, en cada episodio, cada uno con propio lenguaje visual y su manera de explorar al personaje principal de esta historia. En primer lugar, su pasado se representa en un crudo blanco y negro, que se nos suele mostrar de forma desproporcionada, casi como si fuera una recopilación histórica, y simplemente seguimos los eventos de su vida.
Al principio, las secuencias relacionadas con una de sus novelas resultan bastante chocantes, ya que son tan vibrantes, descarnadas y coloridas, llenas de composiciones reveladoras y decorados hiperestilizados y bellamente elaborados. Todas ellas están enraizadas en una oscuridad total, como si acabaran de surgir en la mente del escritor (en ocasiones las secuencias de la novela van precedidas de una escena de Mishima escribiendo), la absorbente artificialidad de todo ello están en desacuerdo con el estilo realista y cerrado de su pasado.
Es un movimiento audaz mezclar técnicas narrativas visuales tan opuestas, pero los acontecimientos de su pasado se fusionan con la belleza y el avance emocional de las secciones de la novela para evocar de modo pleno al artista. Después de todo, la falta de expresión en su pasado se llena con el constante desenfreno de la pasión que se encuentra en las secuencias de la novela, y la falta de conjunción de cada secuencia de la novela es irrelevante, ya que se componen de elementos cruciales que ahora podemos ver reflejados en la vida pasada de Mishima, y lo más trascendental en su último día.
Comenzando con el personaje preparándose, existe un cinismo itinerante en la cámara. Entonces la atención se centra en Mishima, que se desliza sobre su inmaculado uniforme militar y observando cómo se abrocha los botones en primer plano. Es una forma casi fatalista de rodar, como si todo se viera por ultima vez y se le diera una gran despedida. Se le sigue al estilo documental, empleando para ello cámara en mano y planos de seguimiento estructurados en tiempo real.
Esto casi desplaza al poeta hacia el mundo exterior, en cierto modo arrojándole una luz diferente, haciéndolo parecer un loco en un mundo repleto de posavasos. La partitura de Philip Glass es sobresaliente, puntuando la trayectoria fija del literato con absorbentes ráfagas de sonido. Al igual que sucede con Mishima, la partitura posee una presencia evocadora, atesorando un complicado despliegue de breves punzadas de cuerdas y campanas, repetidas una y otra vez pero que nunca fallan a la hora de ayudar a la atmosfera visual.
En definitiva, la pelicula es una interpretación sobre el personaje de Mishima, pero de manera sorprendente carece de una conclusión. Esto no me parece un defecto, puesto que Schrader opta de forma valiente por evitar el juicio o la critica, poniendo al personaje bajo una luz lo más objetiva posible.
A través de los fundamentos sociológicos de la sexualidad, la acción política, el arte y el cuerpo, Mishima intentó perfeccionarse. También alcanzó un gran éxito literario, se convirtió en una imponente figura escultural y formó un ejército privado de abnegados conservadores. Ahora bien, ¿Qué conclusiones pueden extraerse de estos logros?
Para mi gusto son muchas, pero creo que el escritor fue un hombre que nunca perdió su anhelo infantil de cambiar al mundo. Se labró su propio destino a partir de su cuerpo y de su obra, luego fijó su mente en un camino claro desde el principio y lo siguió de manera obstinada hasta su trágico final (habrá quien lo considere glorioso). Por lo cual, se esté o no de acuerdo con la obra de su existencia, no puedo dejar de admirar su anhelo de plenitud.
Alguien tan rígido e inflexiblemente seguro de sí mismo en todo lo que hace puede parecer antipático, y desde luego no es un personaje simpático en el sentido más estricto. Es decir, es sencillamente una obra de arte que hizo a sí misma. Una obra de arte que no puede dejar de generar cierta fascinación.
Esta obra hace hasta lo imposible y muestra una vida eternamente conectada al arte, una vida definida y destruida a través del arte, y como corresponde es una obra muy profunda y ambigua, una exploración deslumbrante de un hombre que fundió deseos integrales de creación e impacto para dar forma a algo único y especial en si mismo, en la muerte él era su propia visión de la perfección, incluso cuando el mundo no lo era. Y tal vez nunca lo será.
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