Dirección: Martin Brest
Duración: 105 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Eddie Murphy, Judge Reinhold, John Ashton, Lisa Eilbacher, Ronny Cox, Steven Berkoff, James Russo, Jonathan Banks, Stephen Elliott, Gilbert R. Hill, Art Kimbro, Joel Bailey, Bronson Pinchot, Paul Reiser, Michael Champion, Frank Pesce, Gene Borkan, Michael Gregory, entre otros.
Tras el asesinato de su amigo de la infancia, el hábil detective de Detroit de nombre Axel Foley se dirige a la soleada Beverly Hills en una misión personal para descubrir al asesino y llevarlo ante la justicia. En poco tiempo, Axel y sus métodos poco ortodoxos descubren la lucrativa operación de drogas del poderoso capo del crimen local, Victor Maitland; sin embargo, Foley también se encontrará en serios problemas, ya que el teniente Andrew Bogomil lo quiere fuera de la ciudad. Ahora, Axel tendrá que formar equipo con los detectives Taggart y Rosewood para esclarecer la solida conspiración y terminar lo que ha empezado.
La popularidad de está pelicula para mi es un hecho desconcertante. En el momento de su estreno, fue un éxito rotundo y recibió criticas que la elogiaban hasta el cansancio. Esto puede explicarse (al menos en parte), por la novedosa mezcla de géneros de acción y comedia en un entorno policial en la que fue concebida. Sin embargo, la devoción continua que recibe esta cinta es aun más difícil de entender para el que escribe (o intenta hacerlo).
Esta pelicula es puro humo. Apenas y contiene una trama y es sobre todas las cosas un montaje de escenarios. En términos generales, se trata de Axel Foley que es un sabio y avispado detective originario de Detroit que se mueve como pez fuera del agua mientras se halla en el lujoso Beverly Hills.
Es un alivio que Eddie Murphy realice un trabajo tan decente como el que entrega en este filme, de lo contrario la obra no sería tan tolerable como termina siéndolo. Y es que, dejando de lado las bromas, los chistes y la pura arrogancia del hombre, percibo que su personaje es desconcertante porque puede ser tan cruel como para dar alguna paliza, pero también tan inhumano como para recibirla.
Como decía, la pelicula no es particularmente destacada por sí misma, pero si hubiera sido tan poco creíble que el protagonista estuviera en ella solo por los chistes antes de tener que atravesar alguna pelea solo porque guion así lo exigía, habría caído a las primeras de cambio. En cuanto al resto, no me parece que haya nada interesante en ella, se le notan las costuras a cada minuto de su metraje, pretendiendo impresionar con algunas secuencias de acción, y manteniendo una línea borrosa entre la comedia y el drama detectivesco.
No cabe duda de que la cinta se compone de fragmentos de otras producciones que ya se han visto: la historia de venganza que encuentra a un despiadado individuo recorrer una distancia considerable para investigar algún evento; la trama eventual que tiene mucho que ver con los narcóticos y la fastidiosa combinación de blanco y negro, es decir la despreocupación y el esmero presentes en la pareja de personajes centrales.
El problema debe ser (me imagino), es que cada una de estas cosas era mejor cuando se vio por primera vez. Después de verlo cientos de veces, ya no tiene ningún sentido.
El quid de la historia es cómo un policía poco ortodoxo que proviene de un lugar tan complicado y enmarañado como es Detroit puede aportar un poco de energía de ligereza a los rígidos procedimientos de la gente que labora en Beverly Hills. Para ello, desde el principio se señala como los policías californianos no puede romper su estricta rutina cuando se les ofrece la oportunidad de salir del apuro por mentir a un oficial superior.
De tal forma que para cuando llega el momento de establecer lo que todos como espectadores hemos asimilado de este ejercicio sobre un policía con mucho callo que se encuentra en California, es para decirnos que los rígidos policías del lugar han llegado a aceptar que lo mejor es fanfarronear ante los superiores trajeados al mando si eso significa que el caso va a resolverse, y por supuesto se van a salir con la suya evitando toda clase de bifurcaciones en el camino.
En cierta forma, el modo en que Brest cuenta esta historia se asemeja en esencia a lo que podríamos obtener si se fusionara una cinta de gánsteres repleta de testosterona con un bravucón como protagonista con una de esas comedias bobas de risa fácil, lo que daría como resultado una historia de venganza sobre un hombre que está lejos de casa y que es contada bajo un colorido rompecabezas armado con diferentes piezas que buscan algo similar, cada una cruzándose en el camino de la otra y tropezándose en el engorroso proceso.
Comenzando en Detroit, el ya mencionado Foley ha mostrado la descarada iniciativa que más tarde conoceremos que es sinónimo de su personaje al decidir infiltrarse en una red de contrabando sin autorización. Además, cuando las cosas van mal, se lleva todos los regaños por parte del jefe, pero intuimos que está asfixiado en su estrechez de miras, por el hecho de que su superior no puede ver todo el buen trabajo del que Foley era responsable.
A partir de ese punto, tenemos una breve muestra de cómo es la vida en Detroit para los que la necesitan, la pelicula no tiene prisa y se niega a jugar sus cartas. En aquel lugar se vive mal, se lanzan palabrotas, se frecuentan salas de billar de mala muerte y se hacen apuestas estúpidas sobre la habilidad del contrincante, e incluso una persona es abatida a sangre fría.
A pesar de todo ello, Brest no quiere asustar demasiado al espectador, sino que mantiene una atmosfera campechana de diversión y jolgorio. Desde mi punto de vista no se trata de un filme bien dirigido, pero en ciertos momentos se deja ver gracias a sus diálogos y su voluntad de seguir adelante haciendo uso de elementos que sabe que no son en lo particular muy brillantes en ese estilo de pelicula de serie B.
En cuanto al asesinato a sangre fría de un sujeto, acaba siendo el catalizador de la historia, porque se trata del amigo de Foley que había aparecido para visitarle desde California. Así nace el policía titular de la trama, cuando se dirige a ese lugar en su destartalado coche para investigar un nombre que menciono su antiguo amigo.
Al contrario lo que se desarrolla no es tanto una historia de detectives en sí, sino una serie de escenas basadas en el hecho de que Foley ya sabe quién es el culpable, solo necesita retroceder hacia la respuesta correcta y hacer caer alguna sospecha sobre el antagonista implicado en ciertos asuntos amorales, en un mundo en el que la riqueza puede comprarte círculos enrarecidos libres de acusaciones. El señor Steven Berkoff llena este vacío, y lo hace con un gusto espeso, apoyado en gran medida por un matón de ojos pastosos.
A mi juicio, la pelicula no ha envejecido del todo bien (aunque odie usar ese argumento). Es decir, de todos los elementos que componen esta creación, nada más salvaría la banda sonora que me atrae por su evidente toque que corresponde a aquella lejana década. Y tal vez, esa sea la parte divertida de todo el asunto, el que no haya envejecido del todo bien es lo que genera que a muchas personas le tengan devoción, que sea una obra de su tiempo.
Personalmente no me gustó y la mayor parte de que haya sido así se debe al bajo nivel de desarrollo que tienen los personajes, la escritura del guion e incluso la fotografía y las locaciones empleadas, que sencillamente no se verían en la pantalla hoy en día.
En ese sentido, puedo decir que tiendo a no pensar en el cine como una forma de arte que está mejorando de manera progresiva a cada momento, y muchas películas de los ochenta son superiores a lo que está apareciendo en estos tiempos.
Este detective suelto en Hollywood se las arregla para encontrar ese punto perfecto de utilización de clichés que incluso en la actualidad resulta demasiado descarado para obtener mi aprobación.
Comentarios