Dirección: Peter Weir
Duración: 111 minutos
País: Australia
Elenco: Mel Gibson, Mark Lee, Bill Kerr, Harold Hopkins, Carhles Lathalu Yunipingu, Heath Harris, Ron Graham, Gerda Nicolson, Robert Grubb, Tim McKenzie, David Argue, Brian Anderson, Reg Evans, Jack Giddy, Dane Peterson, Paul Linkson, Jenny Lovell, Steve Dodd, entre otros.
1915, Primera Guerra Mundial, Archy Hamilton, un velocista en ciernes deja a un lado sus sueños para unirse a la División Australiana de Caballería Ligera y luchar en la guerra. En algún momento se encuentra con su compañero velocista Frank Dunne, a quien convence para que se una con él a la División. Al no poder ingresar en la Caballería Ligera por su incapacidad para montar a caballo, Fran es enviado a Infantería, donde se encuentra con algunos viejos compañeros. Comienza el entrenamiento y Frank y Archy se encuentran. Tras una remoción especial a la Caballería, los dos hombres son enviados a la península de Gallipoli en Turquía para luchar contra los habitantes locales. Lo que encuentran sacude sus creencias sobre la batalla. ¿Podrán sobrevivir a la masacre que allí está aconteciendo?
La campaña ocurrida en Galípoli en 1915 fue un intento fallido de las potencias de la llamada Triple Entente de obligar al aliado turco de Alemania a retirarse de la Primera Guerra Mundial. Para ello las fuerzas australianas y neozelandesas desempeñaron un papel importante en dicha campaña y, a pesar de su fracaso, sigue considerándose un acontecimiento importante en la historia de ambas naciones.
En Australia se considera que la experiencia de hombres de todas las partes del país luchando juntos contra un enemigo común contribuyó a forjar una identidad australiana común. En el siglo XIX, los australianos tendían a considerarse ante todo como parte de cada una de sus regiones (Victoria, Queensland, Australianos del sur, etc.) tendencia que se mantuvo incluso después de que se formó la Federación a inicios del siglo XX
Muchas películas de la llamada Nueva Ola Australiana que apareció en los años setenta y ochenta se ocuparon de relatar la historia del país, por lo que lo sucedido en Galípoli parecía un tema natural para realizar una obra de la gran pantalla.
Fue dirigida por Peter Weir, una de las figuras clave de esa Nueva Ola, y el hombre que seis años antes había puesto al cine australiano en el mapa mundial con su Picnic at Hanging Rock, conocida en español como El enigma en las rocas colgantes.
Pero veamos, la película sobre la que hoy escribo cuenta la historia de Archy Hamilton y Frank Dunne, dos jóvenes originarios de Australia Occidental que se unen al ejercito y lucha en la infame campaña acontecida en Turquía.
A veces se describe a esta cinta como una obra antibelicista, pero en mi opinión esto es no del todo cierto. Debemos recordar que en 1915 la mayoría de los británicos y australianos (y para el caso, también la mayoría de los turcos y alemanes) creían que sus países estaban librando una guerra justa por una causa justa, una opinión que es apoyada de manera apasionada en esta historia por el propio Archy, que está tan ansioso por participar en la lucha que miente sobre su edad.
Y en el caso del otro protagonista Frank es bastante más cínico sobre el tema de la guerra, pero su cinismo proviene más de su herencia irlandesa y su desconfianza hacia el Imperio Británico que de cualquier simpatía que pudiese tener por la postura alemana. En ese sentido, no cabe duda de que la pelicula pone de manifiesto el hecho de que la guerra implica de forma inevitable sufrimiento, destrucción y el sacrificio de vidas jóvenes, pero ninguna obra bélica que pretenda ser honesta podría ignorar estas cuestiones.
También destaca el hecho de que durante la campaña de Galípoli el sufrimiento y el sacrificio se vieron exacerbados por la mala gestión y la incompetencia de los comandantes aliados, pero Weir no se preocupa por mostrar los aciertos y los errores de la guerra en sí; al director le preocupan más las vidas de los hombres que lucharon en ella.
En cierto modo, la pelicula me decepcionó, no porque sea mala sino porque no es una gran película. He llegado a esperar tanto de un cineasta como Weir que de modo automático asumo que cualquier cosa que haya dirigido estará a la altura de grandes clásicos como la citada El enigma en las rocas colgantes, Testigo en peligro, La sociedad de los poetas muertos y El show de Truman.
Por supuesto, ni siquiera los mejores directores pueden hacer siempre una obra maestra, igual que Maradona no podía garantizar un doblete cada vez que salía al campo, pero no creo que Galípoli esté a la altura de las creaciones mencionadas.
Ahora mal sin bien, la pelicula tiene algunas cosas que merecen ser destacadas. Por una parte Mel Gibson (antes de alcanzar el estrellato mundial) en el papel de Frank y Mark Lee (que me parece es un actor muy local australiano) que encarna a Archa son dos héroes protagonistas que resultan atrayentes, e incluso las escenas de acción de algunas batallas están bien llevadas y el final es conmovedor.
No obstante, no me impresionó la estructura narrativa de la pelicula, que tiene más forma que fondo y esto incluye la parte histórica del asunto. Es decir, más de la mitad de la historia transcurre antes de ambos protagonistas lleguen siquiera a Turquía, ocupándose de sus vidas en Australia donde ambos son atletas reconocidos, y con una secuencia cómica que sirve como desahogo ambientada en Egipto, donde los soldados australianos se enredan con un taimado comerciante de antigüedades falsas.
El resultado es una pelicula que parece pausada y lenta durante la mayor parte de su duración, con la mayor parte de la acción física y emocional confinada a la última media hora más o menos. Un intento decente, pero no una obra maestra.
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