Dirección: Paul Verhoeven
Duración: 147 minutos
País: Países Bajos
Elenco: Rutger Hauer, Jeroen Krabbé, Susan Penhaligon, Edward Fox, Lex van Delden, Derek de Lint, Huib Rooymans, Dolf de Vries, Eddy Habbema, Belinda Meuldijk, Peter Faber, Rijk de Gooyer, Paul Branddenburg, Ward de Ravet, Bert Struys, Reinhard Kolldehoff, Andrea Domburg, Guus Hermus, entre otros.
Jovenes estudiantes holandeses justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Ubicada en Leiden, Países Bajos. Introducción sobre la vida de los estudiantes en la universidad y la fraternidad. En cuanto empieza la guerra, muchos estudiantes se unen a la resistencia. Les sigue durante el comienzo de la guerra, la ocupación nazi y la liberación.
A mi parecer las películas de Paul Verhoeven son famosas por todo menos por lo que deberían ser conocidas: fotografiar la realidad de una manera franca y sin mentiras que pocos cineastas se atreven a intentar.
La autentica culminación de las películas bélicas depende casi siempre del tono que usen en su narrativa. Y es que, hemos visto tantas batallas, tantos soldados y tantos tanques, tantos desembarcos e invasiones y espías detrás de las líneas, que el tema en si ya es más que suficiente para nosotros los espectadores. Puede que películas como Un puente demasiado lejos (aquella cinta protagonizada por Sean Connery) hayan costado millones de dólares y requieran de años para ser rodadas, pero la mayoría no nos conmueven (creo que debo dejar de hablar en plural).
Para mi, las buenas películas de guerra no necesitan de forma obligatoria un mensaje que entregar, pero si que haya una emoción o un sentimiento en ello: es decir, como espectador quiero sentir cómo fue la experiencia de la guerra para un grupo especifico de personas en un momento concreto de la historia. A mi parecer, este filme crea ese sentimiento de la forma más eficaz, probablemente que pueda crearse.
Para ello recorre las historias de seis soldados holandeses a lo largo de los años antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y al final de la historia sentí que conocía a estas personas y que de alguna manera había aprendido algo de sus experiencias.
Aunque la historia contiene mucho suspenso y bastante violencia, no es una estridente pelicula de aventuras, sino más bien una crónica humana. Y nos involucra en todo el relato. Este elemento es aun más notable porque no se trata de una pequeña obra profundamente seria con un mensaje sombrío, sino de una creación cinematográfica mayor, colorida y cara, la que en su momento fue la producción más costosa de la historia del cine holandés.
Sabemos que las películas de guerra con grandes presupuestos tienden a detenerse de modo eterno en sus grandes efectos especiales, además también tienden a colocar a sus héroes frente a edificios que se derrumban y esperar que nos conmovamos con el mero desastre. Según veo, este Soldado de Naranja es una obra considerable, pero es discreta. Es una narración que trata de cómo los personajes de dimensión humana más bien ordinaria pueden comportarse ante la desconcertante escala que representa una guerra.
La historia se basa en las memorias de un tal Erik Hazelhoff Roelfzema, un héroe de guerra holandés que escapó de la Europa ocupada por los nazis, desembarcó en Inglaterra en donde se unió al entonces desorganizado e ineficaz gobierno holandés que se hallaba en el exilio, y pasó la guerra en una serie de misiones de espionaje antes de unirse finalmente a la Royal Air Force y volar en muchas misiones.
Lo interesante del relato es que el personaje de Hazelhoff aparece haciendo todas estas cosas, y sin embargo, no es representado como si fuese un superhéroe, sino como un hombre capaz y valiente que hace lo que debe.
La pelicula sigue en particular al personaje de Hazelhoff (que en la cinta se llama Erik Lanshof y es encarnado por el grandioso Rutger Hauer), pero comienza en los años previos a la guerra en donde conocemos a seis amigos (estudiantes universitarios que juegan al tenis, que pasan el rato juntos y que dudan de que la guerra llegue realmente a su país) y sigue a los seis durante la guerra. Y no arruino la experiencia si les cuento que cuatro de ellos mueren, uno de forma en especial horrible en un campo de concentración.
Al seguir las seis vidas de estos hombres a lo largo de un extendido periodo de años, el filme sugiere el alcance histórico de la guerra para muchos millones de vidas. Solado de Naranja no está estructurada como una serie de episodios encadenados (aunque si es episódica), sino más bien como una evocación de lo largo que debió parecer la guerra, y lo sencillo que debió percibirse como una experiencia interminable.
En mi punto de vista la estructura narrativa resulta interesante. En lugar de ofrecernos una trama demasiado incorporada, con personajes asignados a determinados papeles y funciones, nos da muchos detalles en concreto.
Por ejemplo, las escenas de la reina Guillermina. Y es que, mientras la mujer atraviesa su exilio en Inglaterra, la reina viuda pasea de forma rígida por su jardín, absorbe con seriedad los consejos de sus ministros, recibe delegaciones y transmite dignidad sobre la situación a través de su propio porte (porque claro, entonces no poseía ninguna autoridad real).
Además hay una subtrama que implica a un operador de radio holandés que labora de forma clandestina y que está revestida de detalles similares; conocemos lo suficiente de su carácter para saber por qué se convierte en informante y su decisión no es tan simple como para nombrarle cobarde, sino que se vuelve bastante comprensible. Quiero decir, imperdonable pero comprensible. Y la historia esta llena de percepciones así.
La impresión que queda al final de esta pelicula de extenso metraje es que nada en aquella guerra fue blanco o negro, y Verhoeven sugirió de manera fiel el revisionismo histórico de la época. A partir de las incertidumbres morales presentadas, elaboró una obra apasionante y absorbente que ahora considera su mejor proyecto holandés.
Aunque las ambigüedades contribuyeron a que la recepción critica inicial de la cinta fuera más bien tibia, el publico holandés la acogió de una manera excepcional. Curiosamente, para su estreno en el extranjero fue retitulada como Survival Run, un cambio que sugiere una obra mucho menos compleja de lo que es en realidad como retrato nacional.
Cuando se nos presenta al grupo de estudiantes holandeses a través de cuyos ojos vemos la Segunda Guerra Mundial, vemos el reflejo de una verdad pocas veces reconocida: que a numerosas personas comunes y corrientes, ignorantes de lo que estaba ocurriendo realmente en la Alemania Nazi, no podía importarles menos lo que estaba sucediendo.
Solo cuando la realidad de la guerra se hizo patente, cuando los alemanes invadieron su país, aquellos estudiantes se levantaron y se dieron cuenta de lo que la guerra estaba produciendo en la gente común y corriente.
Otra realidad con la que esta historia prefiere golpear al espectador de manera directa en el rostro es que, a pesar de que la guerra cambió muchos aspectos de la vida cotidiana de muchas personas, hubo algunas cosas que siguieron igual a pesar de todo.
Teniendo en cuenta que se trata de una creación de Verhoeven, resulta sorprendente la poca violencia que contiene. Es cierto que no es una pelicula familiar, y que algunas de las escenas de tortura harán hervir la sangre a más de uno (además de provocar la risa de algunos enfermos como yo) pero hay de forma sorprendente poca sangre y desgracias ya que se cuenta la historia de una forma comedida, casi documental que se vuelve tan sorprende como creativa.
En resumen, si tuviera que recomendarla lo haría. Desde luego no va a gustar a todo el mundo, y algunos no la entenderán en absoluto, pero ofrece una poderosa historia sobre la pérdida de la inocencia y la libertad que debería ser de visionado obligatorio en todas las escuelas, no solo en las holandesas.
Ah, y no recuerdo quién lo dijo pero tenia razón en una cosa: las imágenes del regreso de la Reina a suelo holandés me dieron ganas de gritar y ni siquiera soy holandés.
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