Camino descalzo, el ruido citadino no lo percibo. Lo cotidiano se vuelve invisible, tropiezo con otros ojos, ojos tristes, ojos extraviados, ojos azules, ojos solitarios, ojos gozosos, ojos con preocupaciones, ojos que sueñan y añoran encontrar otros ojos en los cuales reflejarse.
Parado en la esquina, mis ojos observan el movimiento de la vida, mil y un ojos cruzan frente a los míos, algunos me observan, otros son indiferentes, otros tantos no se percatan de que estoy ahí, termino buscando en un charco, producto de la lluvia, el reflejo de mis ojos. Reflexiono y camino con el único pensamiento, ser unos ojos desconocidos.
Mirando la inmensidad, aparece una pregunta que me atrapa: ¿Qué es más difícil, desnudar tu cuerpo o desnudar tu interior?
Reflexiono sobre ello y trato de ver las reacciones que ambas cosas han provocado en mi movilidad.
La desnudez representa la verdad, lo que es libre, lo que no se oculta, y cuando algo se muestra desnudo provoca asombro y miedo. A pesar de ello, cuando he desnudado el interior lo hago por sentirme pleno, libre y sobre todo sentirme yo.
Solo quiero mostrarme así, desnudo y libre, que ello provoque más libertad.
Por cierto, no dejen de ver la última parte de la Trilogía del fallecido Kieslowski (o si pueden toda la trilogía que le hace honor a los colores de la bandera de Francia, de una vez por todas) vale mucho la pena, el cineasta polaco de nombre no tan dificil de pronunciar realiza un ensayo sobre lo que hace falta para que 2 personas logren encontrarse y ya no importará que historia construirán juntos.

Walt Whitman, lo explicó así:
" Si no me encuentras enseguida no te desanimes. Si no estoy en aquel sitio búscame en el otro. Te espero... En algún sitio estoy esperándote."
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