Esta es la primera de las cartas, de mis cartas dirigidas hacia ti.
Creo que por ahora lo mejor que puedo hacer es plasmar mis emociones en papel, llevarlas a las palabras, convertirlas en letras.
Recordarás que antes me gustaba llorar para desahogarme, sin embargo ya me he cansado de derramar mis lágrimas en vano, porque solo fui tachado de débil o de depresivo, quizás fuera más inteligente llamarle "manipulación", quizás no.
Se suponía que este escrito tenía la firme intención de descargar mi coraje y al parecer puede terminar siendo todo lo contrario.
Así que me fui al cine solo, me senté en la última fila, en una butaca casi centrada con respecto a la pantalla. De repente las luces se apagaron y te ví entrando en la sala, en la misma película que yo, a la que habíamos prometido ir juntos. Me sentí triste y a la vez contento por volverte a ver, quise en algún momento ir a sentarme junto a ti, hablar, que me abrazaras o me apretaras la mano cuando sintieras miedo, preguntarte al final que te había parecido el filme; despúes ir a comer juntos, seguir comentando lo que habiamos visto y ser felices unidos toda la tarde.
PERO NO, esos tiempos quizás nunca volverán y no sabes como me destroza saberlo.
En cambio tuve que disfrutar la hermosa compañía de una pareja llena de energía.
Me evitaste, seguramente no querías volver a cruzarte en mi camino, y lloré, y sufrí.
Eres una persona muy egoísta, muy preocupada por sus temores, sus inseguridades, sus vicios, sus obsesiones, una persona que vende supuestamente la idea de conocerse "bien".
Muchas veces yo necesité tanto de tu ayuda, de tu cariño, de tu comprensión, ahora sólo dices que ya no te importa nada porque ya no me amas.
Te odio por ser tan cruel, por ser quien eres, por nunca comprometerte, por decirme que esto era real, nunca lo fue.
Cansas con tu odio por todo lo que te rodea, por tu intolerancia, por tus ganas de destruirte y destruir a los demás, por tus arranques, tus escenas y los golpes, no solo físicos sino emocionales.
Quiero olvidarte, realmente quiero hacerlo. No obstante, todo parece tan dificil cuando la vida se empeña en unirnos, en hacer que nos encontremos.
Yo no deseaba verte y te apareciste de nuevo ¿para qué? para seguir fastidiandome la vida.
No quiero irme, no quiero estar solo y por eso hago tantas tonterías.
Mis chantajes simplemente no funcionan, son tan infantiles, tan arcaícos y tú continuas en tu actitud de víctima, cada vez volviendote más fuerte y yo tan débil, tan cansado.
No debo permitirlo más, debo largarme ya.
El conteo ha comenzado.
Comentarios