Este es mi tercer día en este lugar, aunque se supone que no debería estar aquí sino un poquito más lejos. Suena un poco enredado y sin sentido lo que dije, pero voy a explicarlo, no se preocupen. El primer día que vine, se me "explicaron" los siete programas que maneja este brillante departamente, entre los cuales se destacaban los que brindan atención al adolescente, a la mujer y al adulto mayor. Entre esos programas existe uno llamado PREADIC (prevención a las adicciones) cuya explicación dentro del folleto que reparte el departamente para mayor información versa así: "Promueve y difunde información para la prevención de las adicciones a través de platicas, talleres y conferencias." Todo esto se lleva a cabo en una casa club. Y bueno, así es, yo estoy ahora dentro de ese programa, no porque quiera dejar la marihuana o el alcohol; sino que yo ahora formo parte de quienes lo llevan a cabo.
Desde entonces todo es raro, por nombrarle de alguna forma coherente y lógica.
El primer día que llegué a la ya antes mencionada casa club y no a este centro de atención, me enviaron a encontrarme con una mujer a la que no conocía y debía acompañar para acompletar la lista de objetos que adquirir para el inmueble, a partir de un presupuesto. No sé cuantas horas se nos fueron en esa actividad, yo fui a un centro comercial muy reconocido a revisar algunos precios y materiales de los que estan constituidos los objetos. Ella a un lugar donde venden material de computación, para terminar más pronto el recorrido de la labor encomendada por sus superiores.
En la pequeña conversación que tuvimos, resultó que es comunicóloga, que suele dar platicas sobre temas psicólogicos muy estudiados (¿?) lo cual me molestó y decepcionó a la vez. Luego regresamos al famoso CAPS II para que el resto de la tarde se nos fuera recortando letras dibujadas sobre papel américa. Antes de retirarme aquel dia, se me pidió (no fue invitación, sino orden) que llegara al teatro más famoso de la ciudad, ya que un evento se desarrollaría al día siguiente. Justo a las 10 de la mañana ya estaba ahí, para descubrir que solo entregaríamos folletos, posters, y tarjetas sobre ETS. Posteriormente me ocupé en inflar algunos globos para nuestro maravilloso lugar asignado. En ese punto mi aburrimiento excedía la neurastenia, lo bueno fue que una de mis colegas lo notó y me permitió a entrar al concierto que adentro se ejecutaba con demencia.
Las puertas se abrieron, unas luces blancas me cegaron por completo, la muchedumbre ahi reunida era ensordecedora. Solo gritaban, se movian, cantaban. Estuve ahi parado durante 2 horas aproximadamente, observando como parejas de todo el estado bailaban al ritmo del "pasito duranguense". Pero me duró poco el gusto, se apareció Chicho y todo valió madre. Es que con ese apellido, ni volviendo a nacer.
Me sacaron del show para regresar al tambien mencionado CAPS II por más material. Una bolsa negra inmensa muy parecida a las que se usan para depositar la basura, hizo acto de aparición. Yo solo deseaba llevarme algunos, ellos dijeron 'no', toda la bolsa. Pesaba un chingo, estaba repleta de posters enrollados y tarjetas que además yo tambien habia recortado. Los llevé mentando madres a diestra y siniestra. Después emprendí la graciosa huida.
Y hoy estoy aquí, en el consultorio número dos que en realidad es una especie de oficina, archivero, basurero, lavadero, entre otras funciones. Estoy en mi tercer día, acompañado de la mujer del primero, la del paseo por las tiendas. Ella sentada a la computadora, quien sabe que tanto escribe, yo solo escucho las teclas cuando las presiona con tanta fuerza que pareciera que anhela romperlas, quebrarlas de tajo. Yo sin hacer nada, escribiendo tonterías, esperando a que mi jefa arribe a este lugar donde ironicamente no debo estar, sin embargo siempre estoy por ella.
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