
Director: Danny Boyle
Duración: 113 minutos
País: Reino Unido
Reparto: Alex Palmer, Bindu De Stoppani, Jukka Hiltunen, David Schneider, Cillian Murphy, Toby Sedgwick, Naomie Harris, Noah Huntley, Christopher Dunne, Emma Hitching, Alexander Delamere, Kim McGarrity, Brendan Gleeson, Megan Burns, Justin Hackney, entre otros.
" Londres es un cementerio. Las calles antes repletas de gente, están ahora desiertas. Las tiendas vacías. Y reina un silencio total. En 28 días la epidemia de un virus que es transmitido a través de la sangre se extiende por toda Inglaterra y sólo queda un puñado de supervivientes."
Tras obtener un fracaso con The Beach, Boyle decidió cambiar de aires y volver a los lugares que le habían visto crecer como cineasta, básicamente por realizar una de las mejores obras de los años 90 como fue Trainspotting.
Y no sólo cambio de aires, sino también de género. Quizás se dio cuenta que lo más conveniente en aquel momento era revisar sus opciones y optar por la que le llevara al camino de mayor interés. Por esa razón me parece un director inteligente, porque sabe desarrollar cualquier género con fuerza, además de ofrecer una renovación parcial en cada uno de sus proyectos sin perder su estilo propio. Aquel que está basado en sus ideas, su pequeño mundo y ese estilo visual que destila calidad por todos lados.
En el caso que me compete, se inclinó por el género del terror. Aunque en realidad no es completamente así, sino más bien podríamos nombrarle una mezcla de ciencia ficción, drama futurista y apocalíptico, con algunos toques de las obras de zombies.
Sin lugar a dudas, fue una propuesta muy arriesgada, sobre todo porque se sabe que ese género es uno de los más denigrados actualmente, ya que resulta muy difícil atinarle a una propuesta que cautive de manera significativa tanto al público como a la crítica.
Es para aplaudir que de vez en cuando sean otros los países que se atrevan a crear cintas nuevas con ideas propias del cine norteamericano. Debido a ello, se consigue que una historia repetida hasta el cansancio acabe pareciendo muy original gracias a la aportación de otra cultura, lejos de los tópicos gringos tan sumamente vistos.
La película está centrada en las relaciones humanas, y en especial en la calidad de cada ser humano, en lo poco que importa la especie y en la nula empatía que sentimos por el prójimo cuando no se tienen cubiertas las necesidades propias de la vida cotidiana. La cinta es repulsiva y no en su sentido más literal.
La obra se divide en tres partes: una primera con elementos más representativos del género, en donde la supervivencia es la temática principal; una segunda más emotiva y hasta simpática en la cual podemos apreciar de manera evidente algunos valores como la importancia de la familia y una tercera centrada en el lado más oscuro del hombre, el más repugnante y el más repulsivo de todos, cuyos actos no parecen ser totalmente descabellados. Habría que observar cómo reaccionaría cada persona ante situaciones límites, ante problemas de escasez en todas las vertientes que nos podamos imaginar.
En el aspecto estético la película es sucia y en cuanto a ritmo es angustiante, excepto en la segunda parte, en donde aparecen planos muy cortos y la violencia ocurre rápidamente y de forma cruda, muy poco detallada. Por momentos es incómoda para ver, debido a los movimientos de la cámara combinados con otros factores como la lluvia o la sangre que impiden ver con claridad la acción, lo cual genera un curioso efecto muy realista que favorece a la producción.
Es la variedad de situaciones una de las principales fortalezas de este ejercicio de Boyle. No hay nada metido con calzador o para rellenar, todas las imágenes son necesarias y están ahí por un motivo en concreto. Tampoco hay interminables diálogos que puedan saturar la dinámica de la cinta, aburriendo de paso al espectador, a pesar de que la profundidad conseguida en los personajes es más que inesperada en una película de este género.
No hay más que decir, simplemente véanla y valórenla, da mucho que pensar, a mi me ha encantado.
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