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Once Upon a Time... in Hollywood (2019)


Director: Quentin Tarantino

Duración: 161 minutos

País: Estados Unidos / Reino Unido / China

Elenco: Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Emile Hirsch, Margaret Qualley, Timoty Olyphant, Julia Butters, Austin Butler, Dakota Fanning, Bruce Dern, Mike Moh, Luke Perry, Damian Lewis, Al Pacino, Nicholas Hammond, entre otros.

" Un actor de televisión en franca decadencia y su doble de acrobacias se esfuerzan por alcanzar la fama y el éxito en los últimos años de la Edad de Oro de Hollywood en pleno 1969 en una convulsa ciudad como Los Ángeles."

Hippies desafiantes, filmaciones de westerns, faldas cortas, copetes pronunciados, canciones pop pegajosas; todos esos elementos han desaparecido (en su mayoría) de nuestro mundo actual. De vuelta para salvar la jornada y algunos recuerdos de aquella época, y darle un giro a la historia, está Quentin Tarantino, el último fanático del cine. Su último proyecto nos recuerda una etapa pasada en la que existían las grandes estrellas de cine y una manera de filmarlo con un estilo que ahora se denomina simplemente como correspondiente a la vieja escuela, una industria que alguna vez fue idolatrada, y que ahora suele ser descrita como un ente que se mantiene respirando gracias al soporte vital que lo permite. Por supuesto, han existido muchas cartas de amor en la gran pantalla hacia el mentado Hollywood, pero pocas, si es que hay alguna otra, fueron filmadas empleando tantos y diversos guiños y toques tan personales, autoreferencias a las propias obras pasadas y retornos a la antigua formula del director a cargo del filme como sucede en este caso.

De acuerdo con la solicitud que el aludido Señor Tarantino ha realizado, está breve reseña no incluirá ningún spoiler o detalle que pueda afectar de manera negativa el visionado inaugural de esta película por parte de cualquier persona. De algún modo, es una solicitud razonable ya que la cinta es única y literalmente está repleta de nostalgia, bromas cuya esencia es más bien visual y fragmentos históricos, algunos precisos, otros no tanto. Por lo tanto, hay mucho que asimilar y procesar con la experiencia, y el impacto total del visionado inicial puede resultar en asombro, conmoción o disgusto; o tal vez incluso todo lo anterior. Así que, esta será una exposición general bastante simple salpicada con un poco de información que a grandes rasgos debería mejorar, en lugar de arruinar, la experiencia por completo.

Para empezar, la historia abarca unos seis meses que se ubican en el año de 1969, pero en realidad, todo transcurre (al menos lo que vemos en pantalla) en 3 días. Aquí aparece la figura de Leonardo DiCaprio (en una que posiblemente sea una de sus mejores interpretaciones) personifica a Rick Dalton, un actor que estuvo en una exitosa serie de televisión del oeste (evidentemente ficticia) en los años cincuenta y sesenta titulada Ley de recompensa. Desde que terminó el programa, Rick no ha podido realizar una satisfactoria transición al cine. A modo de comparación sobre este caso, piense en sujetos como Clint Eastwood, Steve McQueen y Burt Reynolds, todos actores de westerns de televisión que encontraron un mayor triunfo profesional en las películas. Por otro lado, tenemos a Brad Pitt (el epitome de lo genial) quien interpreta a Cliff Booth, el doble, el amigo, el conductor, y un solo hombre que se transforma en todo el personal que se encarga del mantenimiento de la casa de Rick y un largo etcétera. Ya que mientras que Rick está desesperado por encontrar la siguiente etapa de su carrera y evitar ser olvidado, Cliff, un veterano de Vietnam, solo se se dedica a aceptar su suerte en la vida. Además, Rick reside en una elegante casa en las colinas de Hollywood, justo al lado del famoso director Roman Polanski y su esposa y naciente estrella Sharon Tate; y Cliff habita en un tráiler detrás de un autocinema acompañado de su Rottweiler de nombre Brandy que para su suerte está muy bien entrenada. 

Así mismo, hay múltiples historias paralelas a seguir, y una de ellas que se vuelve clave en todo el argumento involucra a la mencionada Sharon Tate. Quien le da vida a la malograda actriz es la fenomenal Margot Robbie que da en el clavo con la encarnación que realiza y en algún punto se pasea por la ciudad con la energía y una dulce aura que imagino que la mujer poseía. A mi parecer, el trio de actores protagonista, es decir Di Caprio, Pitt, Robbie, gozan de ciertas escenas que causan determinado impacto de forma individual que me encantaría poder discutir aquí, pero no estoy seguro de cómo hacerlo sin revelar demasiado. Lo que si puedo afirmar es que cada uno  de estos tres talentosos actores demuestra que las estrellas de cine todavía existen.

Pero veamos, esta es la novena producción de Tarantino como director (él cuenta a Kill Bill que tiene dos partes como una sola), y afirma que dejará de hacer cine después de la número diez. Desde luego hay diversas características con las que podemos contar en una obra con el sello QT, y una de ellas es el talento con el que cuenta en el elenco y que le funcionan como actores de apoyo. Por supuesto, cualquiera sería capaz de admitir que revisar cada uno de los personajes interpretados por cada uno de esos actores tomaría una pagina y media, así que mencionaré solo algunos en lo subsecuente. Por ejemplo, tenemos a Margaret Qualley quien se roba algunas escenas dando vida a una tal Pussycat, una de las chicas de la familia Manson. Es probable que la recuerdes de una serie de televisión llamada The Leftovers, y aquí se apropia completamente del estilo y el espíritu hippie. También tenemos a Emile Hirsch que interpreta al peluquero Jay Sebring, una de las personas que estaban en la casa con la Señora Tate en aquella fatídica noche, y finalmente Mikeh Moh representa a Bruce Lee de manera tan convincente que me confundí momentáneamente cuando se quitó los lentes de sol.

Por supuesto, también aparece algunos habituales de Tarantino: Kurt Rusell (haciéndola de coordinador de los dobles y sus acrobacias y de narrador), Michael Madsen (como actor), y Bruce Dern como Geroge Spahn (que se volvió en un reemplazo tardío luego de la murte de Burt Reynolds). Otros notables incluyen a Maya Hawke (hija de Uma Thurman), Austin Butler (recientemente elegido para el papel principal en el filme biográfico de Elvis de Baz Luhrmann) como Tex Watson, Rumer Willis (la hija de Bruce) como la actriz Joanna Pettet, Damian Lewis como Steve McQueen, y hasta Al Pacino como el agente Marvin Schwarzs. Algunos de estos interpretes, y muchos más, así como algunos cameos, vuelven a la propia cinta en un desfile de rostros que se convierte en un asunto cinéfilo fascinante.

Otro aspecto que destacaría es que 1969 ocurrió hace más de cincuenta años, y Tarantino realiza un trabajo extraordinario al recrear el aspecto de lugares afamados como Sunset Boulevard, Hollywood Boulevard, Cielo Drive y los estudios de fondo. Evidentemente, gran mérito de ese aspecto es par ala diseñadora de producción y la decoradora de escenarios. Al igual se hace un trabajo tremendo con los vestuarios que se notan tan naturales para la época, y no como algo sacado de los estantes del armario. Por su parte, el director de fotografía Robert Richarson, estaba de regreso para su sexta película con Tarantino, y captura la apariencia y el ambiente de una época que es tan personal para el director.

Cuando esta obra apareció el año pasado, habian transcurrido tres años y medio desde The Hateful Eight, la creación más reciente de Tarantino, y probablemente la que haya sido peor recibida. Este es un proyecto claramente más personal, ya que captura el momento y el lugar en que el director se enamoró del cine. En ese sentido, la dicotomía de una estrella en ascenso y un vaquero que se desvanece como el humo es una manera por lo menos interesante para dejar claro que los tiempos cambian. Es decir, el momento histórico retratado aquí, fue un momento de transición en los Estados Unidos en el que una nueva cultura se cernía sobre aquella nación, y cualquier atisbo de inocencia que quedara en su población seguramente se extinguió en una calurosa noche de agosto de 1969.

Hay que mencionar, además que la utilización de la música en su creación, tiene un propósito. En esta ocasión nos bombardea con Roy Head, The Royal Guardsmen, Paul Revere & the Raiders, entre otros. De igual modo, QT también como es su costumbre nos muestra muchos pies descalzos (una verdadera marca registrada en su filmografía). Tal vez, lo único inusual es que el filme carece de su dialogo abundante tan característico. Pero bueno, siempre ha sido un realizador al que le agrada no ajustarme a las normas, ni siquiera a las propias.

Finalmente, Quentin Tarantino es un fanático del cine que vive y respira séptimo arte por cada uno de sus poros(intenta ser un cumplido), que se ha ganado el derecho de hacer las películas que se le pega la gana hacer. En este caso, esta le llevó una época de su vida experimentarla, cinco años en escribirla y a ti (si la ves) te llevará 161 minutos en total. Fue muy bien recibida en Cannes, pero nadie puede esperar captar todo lo que Tarantino ha ofrecido en pantalla en un solo visionado. Dicho esto, es probable que más de un visionado sea demasiado para algunas personas (especialmente para muchas personas menores de cuarenta años que no recuerdan este Hollywood y tampoco les importa).

Algunos calificarán este filme como un viaje de nostalgia excesivamente indulgente hecho solo para satisfacer a los que como yo y como Tarantino, somos fervientes entusiastas del cine. Y probablemente tengan razón. Sin embargo, para todos aquellos de nosotros que veneramos este arte y nos quejamos de que demasiadas películas son remakes, precuelas u obras salidas de cómics, no se puede negar que Tarantino ofrece una experiencia visual única y creativa, y por ende tal vez no sea para todos los públicos.

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