Directores: Waad Al-Kateab, Edward Watts
Duración: 100 minutos
País: Reino Unido / Siria / Estados Unidos
Elenco: Waad Al-Kateab, Hamza Al-Khateab, Sama Al-Khateab
" Se trata de un viaje íntimo y épico hacia el interior de la experiencia femenina de la guerra."
Hace algunos meses leí sobre una joven que cargaba con su bebé de cuatro meses y que participaba en una protesta en el sur de la India. Poco después de estar en Delhi durante un par de días, el niño se enfermó y sucumbió a una neumonía en los terrenos donde acontecía la protesta. Para mí sorpresa, la madre dijo en una entrevista televisiva que no le había entristecido el fallecimiento. De hecho, se había sentido orgullosa de que su hijo entregara su vida por el futuro del país. En el fondo, aquella mujer debía sentirse como si fuese la Madre de toda la India. Es más, si tuviera otra oportunidad, lo haría todo de nuevo.
Ahora, yo pregunto: ¿Cómo le llamarías a este comportamiento tan singular? ¿es ser un mal padre o mero patriotismo?
Esta es la misma pregunta que parece haberse hecho la realizadora del documental Waad Al-Kateab, quien comenzó a filmar sus experiencias de vida como estudiante universitaria en Alepo, cuando se dio cuenta de que su país Siria, se estaba hundiendo lentamente en una guerra civil. Entonces, comenzó a involucrarse en el frente de resistencia de los estudiantes contra Bashar Al-Assad. Un poco después, a partir de 2011, a medida que se intensificaba la violencia del régimen gobernante contra los civiles, tuvo que tomar la decisión de quedarse y pelear una digna batalla o escapar del país. Desde luego, optó por quedarse. Pronto conoció a Hamza, un médico de ideas similares, quien transformó su misión personal de quedarse para tratar a todas aquellas víctimas de los disturbios. De tal manera que, Waad continuó filmando los eventos del día a día y los envió al canal 4 de la BBC para que fuesen transmitidos.
Hamza y Wwad decidieron casarse a pesar del constante bombardeo y destrucción que padecían a su alrededor. Durante todo el rodaje, la mujer se mantuvo haciendo la pregunta si lo que estaba haciendo era correcto. Es asi que, la incertidumbre se agudizó cuando nació su hija, Sama, a quien está dedicado este documental. Además, en sus propias palabras, a menudo se preguntaba si estaba arruinando el futuro de su hija o privándola de oportunidades para un futuro mejor por su inacción.
Un documental que resulta ser una coproducción entre Siria, Estados Unidos y Reino Unido lanzado en el año 2019, por lo que podría afirmarse que esta sigue siendo una cinta relativamente nueva. El titulo original que está en inglés (aunque solo sean un par de palabras) demuestra que desde su concepción ciertamente anhelaban grandes ambiciones de tipo internacional para este filme y seguramente se terminaron cumpliendo. Pero, ya llegaré a ese punto más adelante.
Como la cinta está, en su totalidad, ambientada en Siria, obviamente es una historia que está casi exclusivamente hablada en el idioma árabe. Cuenta con una duración de un poco más de hora y media, algo así como rozando los cien minutos, y uno de los directores del proyecto es el prolífico documentalista de corte político Edward Watts, mientras que la persona con la que comparte ese crédito en la producción no es otra que Waad Al-Kateab, la mujer que aparece en el centro de esta historia, una autoproclamada periodista, para quien este filme sería su primer obra y su primer esfuerzo dentro del universo cinematográfico. En un futuro, seguiré teniendo la curiosidad por ver si brotarán algunas cintas más de su inventiva natural, tal vez películas en las que ella solo sea una observadora y no un personaje central dentro del argumento. Pero ya hablaremos de ellos (si es que ocurren) en una ocasión posterior. En este caso, este filme es básicamente un mensaje personal de una madre hacia su hija primogénita. O al menos esa es la idea que la película utiliza realmente para generar una atmósfera muy intima y personal, especialmente al principio y al final.
Aún así, una imagen que no pude quitarme de la mente mientras la veía y que provocó mucha curiosidad en mi, es saber que pensará la niña a quien va dirigida esta carta visual dentro de veinte años o después de la muerte de su madre, o el simple día que resuelva observar esta cinta de la que trata esta breve reseña. A mi parecer, sostengo que toda la idea detrás del proyecto no me parece demasiado auténtica. Se habría sentido más personal y genuino si lo hubiera guardado en el álbum familiar para mostrárselo realmente a su hija algún día en la posteridad y a nadie más. Pero está bien, tal vez sea solo yo el que guarde esta percepción. En general, luché con esa perspectiva en varios aspectos tan subjetiva de la que se hace uso en este trabajo. Por ejemplo, no suelo estar a favor de esos saltos temporales tan repetidos como los que se utilizaron aquí, de ida y vuelta, pero especialmente hacia atrás, y en definitiva hubiese preferido que toda la historia se contara de manera cronológica. Como sea, tal vez a una mayoría les agrada ese esquema narrativo y eso es absolutamente admisible. Probablemente mi propia subjetividad es más digna del aplauso en comparación con una toma cien por ciento neutral en esta película. Pero de nuevo, una toma de ese tipo no existe de todos modos.
Otro aspecto que personalmente no me pareció demasiado atrayente fueron los momentos verdaderamente íntimos y familiares, como la secuencia en la que realmente contemplamos a la protagonista femenina vista desde muy cerca inmediatamente después de dar a luz, mientras sostiene a sus hijas muy pegadas a ella. No estoy seguro si esta clase de escenas sea una pieza indispensable que deba aparecer en pantalla o que toda una eventual audiencia tenga la ocasión de presenciar.
Ahora bien, todas esas cuestiones no son más que asuntos de percepción míos. Lo que si me parece fundamental comentar es que uno de los aspectos que más me parece cuestionable fue que en algunos momentos la película se siente poco auténtica, como si estuviese siguiendo un guion. Un ejemplo de esto, sería como se describe la situación de vida o muerte en los autos en los que se persigue el exilio de la tierra que tanto aman justo al final de la narración, que de alguna forma por el desarrollo y el cierre que se le da, a la conclusión da la sensación de estar cercano a un simple drama barato. En ese sentido, es una cinta que calificaría de tramposa, ya que mostrar todo aquello no es absolutamente necesario más que para causar cierto chantaje emocional. Y es que, precisamente una escena antes, podemos ser testigos de primera mano del terrible hecho de que otra joven (o adolescente) muriera en un escenario similar, lo que le brinda suficiente valor y significado a aquel acontecimiento que involucra a los personajes principales. Y evidentemente, hay otros cuantos ejemplos de ello, pero no me detendré a analizarlos. Lo primordial es señalar que esencialmente, cada vez que la cinta trata de ser realmente profunda desde el punto de vista emocional, lucha demasiado con el realismo y la autenticidad. Como cuando Waad recibe una flor antes de tener que abandonar el deshecho lugar. O cuando la madre de un niño que ha muerto, llega justo a tiempo para que la cámara la capte. Desde luego, no estoy señalando que ella no fuese la verdadera madre o algo parecido, pero todo se percibe demasiado conveniente y existen algunos momentos tan singulares como este a lo largo del metraje.
Otro aspecto que no realiza de forma adecuada la película es no proporcionarnos el contexto de la situación que estamos presenciando. Es decir, por la pantalla desfilan una gran cantidad de imágenes de guerra, de rebeliones, de personas muertas, de lesionados llegando a hospitales, daños posteriores a los levantamientos y tiempo compartido en familia. Después todo el tiempo este grupo de personas había acerca de rebelarse. Si bien los llegamos a conocer bien, realmente no conocemos gran cosa sobre por qué se rebelan o que es lo que representan. Por supuesto, no deben malinterpretarse mis palabras, algunas de las imágenes que aparecen aquí, son algunas de las más escalofriantes que he visto en lo respecta a la guerra. Simplemente considero hubiese sido oportuno poner un poco más de contexto.
Por supuesto, durante toda la presentación, los espectadores somos atendidos con cadáveres, muerte y escombros de lo que solían ser edificios. Por otro lado, Hazma que dirigía hospitales provisionales con las instalaciones necesarias para tratar a las víctimas, termina sufriendo toda clase de bombardeos tantos por las naves rusas como por las del propio Assad.
Finalmente, en 2015, Hamza, Sama y una Waad embarazada se lanzaron con destino a Turquía para vivir allí como refugiados. Después de establecieron en el Reino Unido, pero aunque parezca difícil de creer tienen planes de regresar a Siria una vez que todo vuelva a la normalidad.
Como reflexión, cuando la zona de confort es desplazada, ¿Qué se debe hacer? ¿Se debería huir del agente ofensor o mantenerse firme y luchar por el lugar en el que sus antepasados se habían establecido, desarrollado y al que se sentían profundamente ligados? ¿Es más sencillo mantener la paz y buscar la tranquilidad en otra parte? De todos modos, la discriminación, la desigualdad y la injusticia existen en todo el mundo. En el fondo, todos somos completamente egocéntricos.
¿Deberíamos ocuparnos únicamente de nuestros asuntos, que los demás nos importen un comino y solo preocuparnos por nuestros seres queridos? Habra que seguir cavilando al respecto.
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