Director: Olivia Wilde
Duración: 102 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Kaitlyn Dever, Beanie Feldstein, Jessica Williams, Jason Sudeikis, Lisa Kudrow, Will Forte, Victoria Ruesga, Mason Gooding, Skyler Gisondo, Diana Silvers, Molly Gordon, Billie Lourd, Eduardo Franco, Nico Hiraga, Austin Crute, entre otros.
" En plena víspera de su graduación de la escuela secundaria, dos superestrellas académicas y mejores amigas se dan cuenta de que deberían haber estudiado menos e ir a más fiestas. Decididas a no quedarse atrás frente a sus compañeros, las chicas intentan conseguir lo que debieron ser cuatro años de diversión en una sola noche."
Cada generación tiende a recibir el filme sobre la escuela secundaria (o mejor dicho, la película sobre la vida en esa etapa de la vida en Estados Unidos) que se merecen. Por lo tanto, toda esta extensa tradición en el séptimo arte habría empezado mucho tiempo atrás con James Dean en Rebel Without a Cause de 1995 y Sidney Poitier en To Sir With Love de 1967, lo que siguió a aquel prometedor arranque fueron cintas tan memorables como Carrie de 1976, Grease de 1978, y Fast Times at Ridgemont High de 1982. Un poco más adelante aparecieron casi todas las películas de John Hughes de los ochenta que pertenecerían a este género ; pero también obras reconocidas como Ferris Bueller's Day Off de 1986, Say Anything de 1989, Dazed and Confused de 1993, Clueless de 1995, 10 Things I Hate About You de 1999, Mean Girls de 2004, High School Musical de 2006, Juno y Superbad de 2007.
Precisamente, es la última obra mencionada en esa lista, con la que en este debut como directora de Olivia Wilde, probablemente generará más comparaciones.
Para ello, Kaitlyn Dever (que aparece en Justified) y Beanie Feldstein (que se volvió conocida por su participación en Lady Bird, y que además es hermana de Jonah Hill) interpretan a Amy y Molly, dos mejores amigas y estudiantes de último año de secundaria que han sacrificado una vida social (es decir, vivir en la fiesta), por obtener mejores resultados académicos que a la postre les permitan postularse para las mejores universidades del país. En el caso de Amy, luego de graduarse ha decidido tomarse un año sabático para realizar obras de caridad en Botsuana, mientras que Molly se dedica a alardear de su gran inteligencia y desde la posición de privilegio que detenta gracias a sus calificaciones, se ocupa de sentarse para observar y solamente ocuparse en juzgar al resto de sus compañeros de clase menos disciplinados. En realidad, la arrogancia de la estudiosa joven proviene de que ha conseguido un lugar en Yale, con el objetivo final en su vida de ser una postulante para la Corte Suprema (como dato curioso tiene un cartel de la recientemente fallecida jueza y jurista Ruth Bader Ginsburg en su habitación).
Por lo tanto, imaginen su sorpresa cuando, el día antes de la mentada graduación, Amy y Molly descubren que muchos de sus compañeros de clase menos aplicados (es decir, fiesteros), también asistirán a la escuelas de élite. Por ese motivo, las mejores amigas planean inmediatamente compensar los cuatro años de trabajo duro que tanto han sufrido, asistiendo a la fiesta más grande del año, y desde luego mostrando a los demás las adolescentes tan divertidas que pueden llegar a ser. Además, la correspondiente fiesta les brindará la oportunidad a cada una de ellas de forma separada de perseguir a sus objetos de amor: en primer lugar la chica que suele andar en patineta de nombre Ryan de la que está prendada Amy, y el atleta Nick que Molly venera.
Sin embargo, llegados a este punto, es necesario comenzar el análisis de algunos de los puntos que considero fundamentales para esta breve reseña. En primer lugar, aunque es evidente que nunca fui una chica de High School nacida en Estados Unidos, lo único que se destaca en ese elemento en particular de la cinta es cómo los adolescentes parecen ser personajes bastante genuinos y bien construidos. Por supuesto, esto no quiere decir que la mayoría de los aspectos que conforman su personalidad sean retratados de una forma exagerada, porque así es. Por ejemplo, el nivel de homosexualidad en el club que se dedica al teatro es bastante difícil de asimilar, y el propio cuerpo adolescente se vuelve un mero objeto en más de una toma; sin embargo, la directora Wilde posee la habilidad de hacer que la escuela secundaria como el escenario donde la mayor parte del argumento transcurra, parezca realmente un ambiente cinematográfico.
En ese sentido, dos secuencias destacan especialmente por la manera en que fueron filmadas: por un lado la escena de la piscina con Amy bajo el agua mientras al fondo suena la música de Perfume Genius, y lo tocante a la fiesta en la casa mientras los personajes entran y salen de las habitaciones de esa que da la impresión de ser una casa inmensa. Del mismo modo, los papeles secundarios añaden profundidad a la comedia gracias a gente como Jason Sudeikis que personifica al director de la escuela y en sus tiempos libres es conductor de Lyft, o Billie Lourd (la hija de Carrie Fisher) encarnando a la voluble Gigi, y que cada vez que aparece se roba la escena; o Lisa Kudrow y Will Forte como los padres de Amy; y qué decir de Molly Gordon como la incomprendida Triple A; así como las ya mencionadas Victoria Ruesga y Mason Gooding, y la estrella Diana Silvers como Hope, la chica rebelde con un nombre apropiado que termina por hacer clic con la impertinente Amy.
Coescrita por Susanna Fogel, Emily Halpern, Sarah Haskins y Katie Silberman, el filme presenta una amistad auténtica entre dos adolescentes y descubre algunas personalidades comunes y muy reconocibles por lo que supongo se hace por el beneficio de la comedia. Obviamente, los personajes femeninos e inteligentes y divertidos son atrayentes a cualquier edad, y la sobada consigna de nadie me conoce el himno de la mayoría de los estudiantes de secundaria desde la época de los cavernícolas.
Ahora bien, a mi juicio las inevitables comparaciones con la citada Superbad no se que que tanto serán favorables para esta película, aunque probablemente sea una historia que se acomoda de modo perfecto para esta generación, incluso si podemos asumir que esperamos que la mayoría de los estudiantes eviten muchos de los acontecimientos aquí presentados.
Con Will Ferrell y Adam McKay como productores, se debe estar preparado para el lenguaje ordinario por el que se conoce a los chicos de secundaria, así como para esa mezcla tan peculiar de ser descarado pero inseguro tan común en esta época que nos toca vivir. Por supuesto, no pude evitar encontrar el momento en el que esta cinta fue lanzada bastante especial, dado los recientes escándalos que ocurrieron con las admisiones a las universidades en aquella nación el año pasado.
Como cierre, para mi queda de manifiesto que no reemplazará a American Graffiti (ni a ninguna de las creaciones enlistadas al inicio de este escrito), pero como Olivia Wilde ha sido reconocida como actriz, ahora no queda más que darle el beneficio de la duda de que tal vez se transforme en el futuro en un directora igualmente renombrada. Por ahora solo es un: Quizá.
Comentarios