Duración: 95 minutos
País: Bélgica
Elenco: Benoît Poelvoorde, Jacqueline Poelvoorde-Pappaert, Nelly Pappaert, Hector Pappaert, Jenny Drye, Malou Madou, Willy Vandenbroeck, Rachel Deman, André Laime, Édith Le Merdy, Sylviane Godé, Zoltan Tobolik, Valérie Parent, Alexandra Fandango, Olivier Cotica, entre otros.
" Un equipo de filmación sigue a un hombre durante su rutina diaria, que resulta ser un ladrón despiadado y un asesino sanguinario. Pero las complicaciones durante el rodaje surgen cuando equipo de filmación pierde la supuesta objetividad y comienza a echar una mano con la realización de toda clase de fechorías."
Decir que esta película es inquietante sería quedarse corto. Sería hacer uso de un eufemismo enorme y sin propósito, un verdadero desatino. Lo que si puede manifestarse al respecto, es que debe ser en algún sentido una demostración de cierto grado de genialidad cinematográfica.
La obra está filmada en blanco y negro y es presentada a manera de un falso documental que versa sobre un asesino en serie. Para ello, el equipo de filmación sigue a Benoît, el asesino, por la ciudad mientras recita poesía, reflexiona sobre la reforma del bienestar y la vivienda, reflexiona sobre algunos temas filosóficos y, bueno, se dedica a matar. Lo cual, obviamente realiza de una forma por completo al azar.
En algún momento el perturbado sujeto le explica el equipo de filmación todas aquellas lecciones que ha aprendido sobre el acto que implica matar, es decir por ejemplo cómo mantenerse discreto y con un bajo perfil, a quién perseguir y qué víctimas potenciales son según el, una total pérdida de tiempo. Dicho de otra manera, para Benoît matar es una forma de arte, pero una que no debe emprenderse con una actitud basada en la frivolidad.
Sin embargo, hay escenas en las que su aguda locura es atravesada brevemente por un atisbo de humanidad: por citar una muestra de ello le aconseja a uno de los miembros del equipo que lo está filmando que no se atreva a matar, porque una vez que se empieza se termina por convertirse en un hábito. En otra escena, lamenta haber acabado con la existencia de una familia que habitaba en los suburbios, porque resultó que no poseían nada de valor que el considerase digno de ser robado de su hogar. Y además, proclama con seguridad que debería haber una ley contra matar sin que existiera una buena razón para ello.
Consideremos ahora que aquellos que evitan en el cine aspectos como la sangre y las matanzas, o en su defecto la violencia más gráfica que jamás se podría ver documentada en una película, debo aconsejarles (aunque no suele ser mi tarea) que deberían evitar en la medida de lo posible observar este controvertido filme. No obstante, todo aquel que esté interesado en echar un vistazo al lado más oscuro de la naturaleza humana apreciará esta creación de origen belga, no necesariamente por su historia o su innegable oscuridad, sino por su capacidad para hacernos pensar y reflexionar, y tal vez ser capaz incluso de abrirnos los ojos sobre aquel comportamiento humano que no nos gusta admitir que bien podría existir.
Si esto es así, durante el transcurso del metraje, el espectador termina por volverse totalmente insensible al acto de matar (o succionar, torturar, violar o cometer cualquier delito violento). Tanto que no resulta sorprendente cuando el protagonista resuelve ejecutar a alguna otra víctima. De alguna forma, se ha vuelto un lugar común. Y lo más interesante del asunto es que llegados a ese punto, como en mi caso simplemente te da por empezar a rascarte la cabeza y empezar a preguntarse cosas como: y ahora por qué le disparó a ese? ¿por qué en ese momento? ¿por qué él? ¿por qué ella?.
Precisamente esta especie de entumecimiento mental es posible gracias a la forma en que todo se va filmado, como si fuese un documental, lo que en inglés se conoce con el término de Mockumentary (es decir, eventos ficticios que se presentan en forma de un documental). Poco después de que la película ya avanzado en su metraje, uno empieza a preguntarse si esto es real o solo una obra cinematográfica. Y cualquiera se preguntaría si este es el tipo de entumecimiento que experimentaron los soldados en guerras como la Primera Guerra Mundial, en donde aquellos seres permanecían atrincherados y bajo fuego constante, donde la violencia se transformó en la norma.
En ese sentido, alguna vez leí un libro (que se trataría de una reseña completamente diferente) en el que un escritor dedicado a la guerra seguía regresando al frente porque después de experimentar la violencia a su alrededor día tras día, ya no podía vivir sin ella. En este filme, la carnicería humana es la adicción de Benoît, pero nosotros como espectadores nos volvemos complacientes ante tan terribles actos. No han adormecido hasta un punto donde ver ese nivel de violencia ya no es perturbador. Una vez más, el asunto te obliga a rascarte la cabeza y preguntarte: ¿es realmente posible tal nivel de desapego de la emoción y qué es lo correcto? ¿Cómo puede estar ocurriendo? ¿Cómo puede ser posible?
A su vez, para agregar una leve pincelada de realismo, todos los actores que participan en la cinta interpretan personajes con sus nombres verdaderos. Así que, la madre y los abuelos del asesino en la película son en realidad la madre y los abuelos del actor en la vida real. Además, durante la mayor parte del rodaje no se les dijo que se trataba de una obra sobre asesinatos en serie, solo que estaban en una cinta con su hijo o nieto. De tal modo que actúan con naturalidad junto al hijo/nieto que aman, solo para descubrir en escenas posteriores que todo el asunto de la trama iba sobre matar y de manera encarnizada.
Imagínense la expresión de conmoción en sus rostros al hacer tal descubrimiento; para ellos, la historia ya no es una actuación sino un acto auténtico, más cercano a la realidad: acaban de descubrir que su hijo/nieto concibió un filme sobre asesinatos brutales y la alteración se muestra en sus caras.
Al final, el argumento ¿es real? ¿se trata de una película y nada más? ¿Cuál es el elemento que delimita y aclara la diferencia?
Cuando le he contado a una persona sobre esta película, un sujeto mencionó que la sociedad en su conjunto, ya se muestra insensible a los asesinatos brutales y la violencia. Es probable que tenga razón en ello, solo que estamos hablando de una obra que apareció hace casi treinta años. Entonces, ¿las cosas no han cambiado o simplemente se han puesto peores?
Como sea, este filme es tan terriblemente despiadado y brutal, tan violento que se trata más de una burla a la complacencia de nuestra sociedad ante todos esos excesos, que una forma en su esencia de respaldarlos. En última instancia, esta cinta es un comentario sobre los seres humanos y, en particular, su obsesión por la violencia impulsada por los medios de comunicación. Eso es lo que la convierte en una creación digna de ser revisada cuantas veces sea posible. Creo que la confusión con respecto a esta producción surge de todas las contradicciones que exhibe, como el hecho de que se configure en un arranque como una comedia, pero de forma rápida se transforme en otra cosa; algo complejo y algo repugnante. Todo un acierto, la obra no se deja encasillar fácilmente.
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