Director: Éric Rohmer
Duración: 114 minutos
País: Francia
Elenco: Charlotte Véry, Frédéric van den Driessche, Michel Voletti, Hervé Furic, Ava Loraschi, Christiane Desbois, Rosette, Jean-Luc Revol, Haydée Caillot, Jean-Claude Biette, Marie Rivière, Claudine Paringaux, Roger Dumas, Danièle Lebrun, Diane Lepvrier, entre otros.
" Cinco años después de perder el contacto con un hombre que solo fue en apariencia una aventura de verano, una mujer atraviesa toda clase de dificultades para elegir entre sus dos actuales pretendientes"
La serie de películas de Eric Rohmer llamada Cuentos de las cuatro estaciones se parece bastante a su saga anterior los llamados Seis cuentos morales en aquellas estructuras y composiciones similares que las fundamentan. De tal manera que, en estos Cuentos de las cuatro estaciones, los personajes son llevados a tomar diversas elecciones de amor y de tipo moral muy parecidas, que provocan en ellos toda clase de emociones reprimidas y distintas crisis emocionales. Sin embargo, muy a pesar de esto, las supuestas almas gemelas de la trama, adecuada la una para la otra se terminan por encontrar. La conformación habitual en aquellos Cuentos morales de Rohmer era que una persona amaba a otra, pero en algún momento ese ser era tentado por otra persona que se le cruzaba en el camino. Sin embargo, por una razón u otra se queda con el primero que había conquistado su corazón, o volvía con él. En ese sentido, esa es la forma bajo la que está construida o en torno a la que se basa la narrativa de este Cuento de invierno.
Pero veamos, la trama es la siguiente: Hace cinco años, en verano, una mujer llamada Félicie conoció a un hombre cuyo nombre era Charles, del que se enamoró profundamente. En algún punto, ambos pierden contacto de forma accidental, como resultado de que ella le dio una dirección incorrecta por razones que ni ella misma puede explicar. En el presente, luego de que han transcurrido los cinco años de aquel momento, Felicie se encuentra soltera y cuidando a su hija Elise y está indecisa entre dos hombres con los que sale, aunque realmente no ama a ninguno de ellos. Y es que, al final la adoración que siente por su amado y perdido Charles hace tanto tiempo, no ha desaparecido.
Por otro lado, el argumento del filme en sí ya es bastante sugerente, pero, por supuesto, cuando conoces el trabajo del director, se sabe que en su ejercicio cinematográfico no se detiene solamente en una buena historia. En ese sentido, la cinta se basa ligeramente, o en realidad se basa a grandes rasgos en la obra de William Shakespeare, The Winter's Tale (1611), que trata sobre una reina que ha muerto que de repente cobra vida. De hecho, fue el propio Rohmer quien comentó que la aludida obra lo inspiró a realizar toda la serie de las Cuatro Estaciones. Es decir, en alguna forma deseaba provocar que la audiencia se sintiera como estuviera viendo el final de la obra de Shakespeare, ver algo que había fallecido cobrar vida.
Ahora mal sin bien, las obras de Eric Rohmer son casi siempre una delicia, normalmente son cintas que te enseñan algo nuevo sobre la vida y sobre el concerniente arte que en esta ocasión es el cine. Sus películas están llenas de diálogos repletos de ideas y elecciones morales aderezadas con humor maduro e inteligente.
Eric Rohmer falleció hace ya más de diez años, pero sus películas vivirán para siempre. Cuando su carrera comenzaba, procedió con más determinación que nadie al realizar tres sagas (de las cuales he mencionado dos) por las que es recordado en su aportación al cine. Y se puede asegurar que estos Cuentos de las cuatro estaciones fue el último de aquellos célebres ciclos de cine y se puede considerar también de modo somero como un reflejo indiscutible de toda su carrera.
Este Cuento de invierno, como muchas otras películas de Rohmer se apoyan en el tema de la casualidad, así que en general la trama de sus obras casi siempre giraba alrededor de algo que tuviera que ver con la coincidencia. Dicho de otra manera y a riesgo de ser superficial: un asunto sucede genera que suceda otro evento, por lo cual podría afirmarse que sus películas incluyen demasiada filosofía cinematográfica.
Uno de sus primeros filmes Ma nuit chez, Maud de 1969, trata sobre la famosa apuesta de Pascal: uno siempre debe jugar en nombre de la existencia de Dios, porque así no se puede perder nada. De manera curiosa, en esta cinta, esta apuesta también se menciona y es una parte importante de muchas discusiones a lo largo del metraje.
En fin, muy buena película tardía del maestro del cine francés. Una película que trata sobre la memoria, la soledad, el amor y su pérdida. Al final, termina por ofrecer algunas situaciones cómicas y conmovedoras a la gris y cotidiana celebración que es la Navidad.
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