Director: Marlon Riggs
Duración: 55 minutos
País: Estados Unidos
Elenco: Marlon Riggs, Michael Bell, Kerrigan Black, Blackberri, Djola Bernard Branner, Ben Callet, Gerald Davis, Kenneth R. Dixson, Larry Duckette, Gideon Ferebee, Brian Freeman, Gene Garth, Essex Hemphill, A.J. Honey, Paul Horney, entre otros.
" Un documental sobre las experiencias de hombres homosexuales negros que viven en los Estados Unidos de América."
El espíritu desafiante propio del punk, la poesía de fuerte carga erótica y las chispas políticas de las ultimas producciones de Essex Hemphill inspiraron este filme, de Marlon Riggs, el revolucionario y controvertido documental que sacó a la luz a los homosexuales con exceso de músculos y aporto dignidad a los degradados hombres a los llaman de forma despectiva mariquitas negros; todo ello envuelto en humor y dramatismo.
Las imágenes de representaciones, los escandalosos fragmentos entre bastidores, las entrevistas a las reinas de la calle, las mordaces criticas a la homofobia de las cintas negras, y los rostros que aparecen recitando poesía o simplemente hablando de sus vidas, completan un retrato tanto de la negritud como de la homosexualidad que hierve de resistencia.
A finales de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado, se experimentó mucho al realizar filmes que intentaban hablar a favor de las denominadas voces marginadas, una teoría de los medios que se refiere al despunte del hombre blanco heterosexual de clase media alta, que tiene una esposa y un par de hijos en promedio, lo cual para dicha creencia es el esquema que domina el mundo occidental.
Ahora bien, la mayoría de estas películas, lamento decirlo, solo resultan interesantes para las audiencias cuyas temáticas pretende reflejar en pantalla, y algunas de ellas incluso llegaron a crear en cambio estereotipos al asumir de modo práctico que todos los hombres blancos heterosexuales de clase media alta con esposas y dos hijos en promedio, deberían sentirse culpables o deberían ser castigados por lo que les han hecho (por el simple hecho de existir) a aquellas clases subyugadas.
Para la mala fortuna de Marlon Riggs, su documental (las llamadas Lenguas desatadas) forma parte del aludido género, pero afortunadamente, la suya es una creación robusta y poética que pertenece a aquellas categorías referidas, aunque solo sea por la problemática que aborda en su metraje.
En realidad, el documental trata de ser negro y homosexual, lo cual de hecho es un asunto demasiado complicado dado que formar parte del grupo cuya orientación no es el de la gran mayoría debe ser especialmente difícil para alguien que forma parte de una minoría como es el caso de los afroamericanos en Estados Unidos, un elemento más de los infortunados efectos secundarios de la historia de aquel país entre negros y blancos (lo cual se estableció de forma arbitraria y sin embargo proyectado desde un inicio) que brinda una sensación tan peculiar cercana a la castración.
Por lo tanto, ser un hombre negro y gay al mismo tiempo significa que quien lo experimenta debe estar dividido y arrinconado por un punto de vista racial y un punto de vista determinado por la sexualidad, y que uno de ellos influye también al mismo tiempo que causa conflicto con el otro.
De modo que, cuando las primeras audiencias que se enfrentaron a este obra se sintieron ofendidas porque Riggs determinó no culpar más a algún aspecto en particular de la sociedad en que habitaba, durante el lanzamiento de la película en festivales, quedó mas que claro que muchas de ellas no habían entendido el punto de su rebelde creación. En otras palabras, la producción de Riggs es la proyección de sí mismo, sus deseos, su historia de vida, su motivación, sus miedos, su ira, el amor, la sexualidad, la cultura y el humor todos volcados en la pantalla, y otros puntos de vista o algunos de ellos que resultaran antagónicos solo hubiesen servido para destruir la totalidad de lo que finalmente construyó por si mismo.
Hay que mencionar además que, el tema central del documental que expresa que hombres negros amando a hombres negros es la única experiencia revolucionaria no implica que si se busca una nueva revolución los hombres negros deban salir y empezar a tener relaciones sexuales entre ellos, sino más se trata de un pensamiento revolucionario en la correspondiente individualidad de Riggs (en ese sentido, podría haber enunciado ser uno mismo es la única experiencia revolucionaria) con la excepción de que ese enfoque es tan políticamente correcto y tan vago como para emplearlo en tratar de explicar la unificación de la experiencia del director. Luego entonces, toda la película es un intento de cimentar un discurso bajo esa tesis.
Por encima de todo, lo que obliga a ver este filme son los hábiles malabares acerca de la política de la identidad personal con un extenso comentario sobe la representación publica del personaje, el modo en que critica la intolerancia social al tiempo que celebra el arte (la creación del propio yo y de la vida) y el arte (la creación de cultura y sus construcciones) que se realizan dentro y mas allá de dicha intolerancia.
Lo más profundo del filme expone los defectos tanto de la amplia teoría blanca sobre el impulso del nuevo cine homosexual como la estrecha definición de autenticidad del cine negro después de Spike Lee. Una obra que transporta al espectador a través de una subcultura tan doblemente marginada sin complacer las expectativas o los prejuicios del turista, convirtiendo los objetos en sujetos que se definen a si mismos.
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