Duración: 101 minutos
País: Estados Unidos / Reino Unido
Elenco: Sidney Flanigan, Talia Ryder, Théodore Pellerin, Eliazar Jimenez, David buneta, christian Clements, Sam Dugger, Sharon Van Etten, Aurora Richards, Rose Elizabeth Richards, Ryan Eggold, Brian Altemus, Lizbeth Mackay, Mia Dillon, John Ballinger Sr., Drew Seltzer, Amy Tribbey, Bill Vila, entre otros.
" Autumn, una apática y callada adolescente trabaja como cajera en un supermercado en Pennsilvania. Viéndose obligada a sobrellevar un embarazo accidental y sin alternativas viables para poder realizar un aborto en su propio estado, ella y su prima Skylar reúnen un poco de dinero y se embarcan en un autobús con rumbo a Nueva York."
Las películas cuya trama gira alrededor de jóvenes que se encuentran en peligro pueden ir en una de dos posibles direcciones: o la historia puede parecer artificial hasta el punto de la manipulación, o bien puede ser real y sincera mientras lanza algunos comentarios sobre la propia sociedad. Dicho esto, la cineasta Eliza Hittman demostró su valía con Beach Rats del 2017, y demuestra aquí una vez más que sus instintos se traducen a la pantalla en historias y personajes que tocan la fibra sensible del espectador.
Es sorprendente descubrir que este fue el primer crédito en pantalla para Sidney Flanigan, quien interpreta a Autumn, de 17 años. La vemos por primera vez en la escena de apertura en el escenario en un programa de talentos de la escuela cantando una interpretación conmovedora de He's got the power una canción de 1963 de The Exciters. Su actuación contrasta con los actos en su mayoría genéricos de sus compañeros de clase, aunque es nuestro primer indicio de cómo se la percibe en la escuela. Es decir, Autumn es una de esas adolescentes que, naturalmente, parece cargar con más de lo que puede cargar.
Más adelante se la ve en el baño, con un primer plano de su abdomen que se muestra ligeramente abultado. Nuestra sospecha de por qué se notaba tan enojada al inicio de la historia se confirma pronto. En una clínica local, el personal de atención médica (no menos antipático) le explica que le pedirán que se realice una prueba de embarazo autoadministrada. También le advierten que si el resultado es negativo puede que no sea absoluto, en cuyo caso debería hacerse otra prueba una semana después para asegurarse. Luego le dan un dispositivo en un paquete. Esto lo venden en el supermercado, ¿verdad? pregunta de forma ingenua, aunque conoce muy bien la respuesta. El resultado disponible que emerge en ese instante es positivo. ¿Significa que aun puede ser negativo? la joven pregunta. No, le dicen, la incertidumbre no funciona al revés. Un positivo siempre es un positivo, una línea brillante que no es valida para todas las interpretaciones.
A esta obra surgida del festival de Sundance, le vendría bien un titulo alternativo: Tres días tristes en Nueva York (haciendo un juego de palabras con el reciente e ingenioso Un día lluvioso en Nueva York de Woody Allen). El argumento de la cinta va sobre la odisea que tiene que experimentar la adolescente de nombre Autumn de 17 años, acompañada de la entrañable prima Skylar, mientras la primera busca realizarse un aborto en Nueva York que, a diferencia de su ciudad natal, permite que las menores se lo practiquen sin pedir el consentimiento de sus padres. Así que, de forma comprensible con recursos financieros limitados, ambas planean un viaje que les llevará un día, que para su mala fortuna se prolongará durante dos días más.
En un comienzo la clínica que visitan, al descubrir que su embarazo lleva más semanas que lo dicho por la evaluación del hospital de su ciudad natal, tiene que enviarla a su oficina que se ubica en el centro que, una vez más para su mala fortuna está a punto de cerrar. Al día siguiente, mientras la reciben de manera profesional, servicial y comprensiva, descubre que debido a la duración de su embarazo, necesita un procedimiento que requerirá dos días para ser completado.
Su tiempo en la ciudad es una aventura en sí misma. Llegados a ese punto de la trama, hemos visto algunos de los obstáculos que enfrentan las chicas de esa edad de manera cotidiana, incluidos los adolescentes imprudentes, un padrastro repugnante y un gerente de tienda de conductas sórdidas. Todo esto se suma a los desafíos que conlleva ser un menor sexualmente activo. Durante el viaje, conocen a un tal Jasper, un compañero de viaje en autobús que entabla una conversación forzada con Skylar. ¿Se trata de un buen chico o no lo es? ¿Se puede confiar en el o no? De nuevo, estas son situaciones por las que las adolescentes deben navegar a través de instintos que aun no se han desarrollado por completo.
Ahora bien, ha habido muchas cintas sobre el tema del aborto. Lo que genera que esta en particular se destaque es su honestidad. A lo largo de la historia no existe un solo momento emotivo que pretenda manipular a la audiencia. De hecho, las dos chicas, en particular quien está padeciendo la penosa situación, rara vez hablan. Cuando lo hacen, generalmente es para brindar información clara y concisa a las personas que se encuentran, según sea necesario o solo para responder preguntas que se vuelven relevantes de forma sensata (hay una excepción en esto, a la que llegaré más adelante). Entre ellas, el intercambio de comentarios suele ser enérgico. Y sin embargo, a través de primeros planos y pausas matizadas, conocemos el alma de estas dos chicas ciertamente ingenuas, pero sensacionales.
La única escena aludida con anterioridad tiene que ver con el titulo de la película. Durante una larga entrevista preparatoria para lo que se viene con una trabajadora de la salud, muy considerada y profesional, a Autumn se le realizan muchas preguntas que solo requieren una respuesta de opción múltiple: nunca, rara vez, a veces y siempre. De tal forma que lo comienza como una rutina, dichas preguntan culminan de modo progresivo en lo que equivale a investigar si su embarazo es el resultado de una violación. Esta situación es lo más cerca que observamos a Autumn mostrando sus emociones, ya que el color de su rostro se modifica y las lágrimas comienzan a surgir de sus ojos para rodar por sus mejillas.
Una película dura en términos emocionales, que se niega a alejarse de su controvertido tema a lo largo de su metraje. Un filme independiente que se vuelve relevante al abordar ciertos relatos fundamentales, que a menudo no suelen ser contados.
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