Dirección: David Cronenberg
Duración: 115 minutos
País: Canadá / Estados Unidos
Reparto: Jeremy Irons, Geneviève Bujold, Heidi von Palleske, Barbara Gordon, Shirley Douglas, Stephen Lack, Nick Nichols, Lynne Cormack, Damir Andrei, Miriam Newhouse, David Hughes, Richard W. Farrell, Warren Davis, Jonathan Haley, Nicholas Haley, Marsha Moreau, Denis Akiyama, Dee McCafferty, entre otros.
" Historia de dos gemelos idénticos, ambos ginecólogos que aprovechan al máximo el hecho de que nadie puede diferenciarlos, hasta que una mujer entra a sus vidas y el vinculo especial que une a los hermanos por primera vez se ve amenazado."
Los gemelos Elliot y Beverly Mantle, que crecen juntos siendo unos verdaderos marginados sociales y con la única compañía del otro, se vuelven amigos y auténticos confidentes. Su relación es intensa y muy estrecha, quizá demasiado. Los hermanos experimentan con el sexo, las drogas y la identidad personal, en detrimento de su consulta, y en ultima instancia de su salud mental.
Esta cercanía se convierte más bien en el hecho perturbador de que ambos comparten un mismo ser en dos cuerpos, ya que estudian en la misma área y acaban por transformarse en expertos en el campo de la ginecología. Los gemelos lo comparten todo y pocos pueden distinguirlos; además ambos cuentan con un acuerdo que funciona de forma adecuada respecto a las pacientes que atienden en su clínica privada, hasta que Beverly se enamora de una de ellas (una tal Claire Niveau) y descubre que hay cosas en la vida que no desea compartir con Elliot. Entonces, cuando Bev se enfrente a la idea de que están separados por primera vez, empieza a desmoronarse mentalmente y, cuando Elliot intenta tenderle la mano y ayudarle, se ve arrastrado de igual modo a la confusión sobre la identidad de ambos y a la incapacidad de encontrar donde acaba uno de ellos y empieza el otro.
Al tratarse de una película dirigida por Cronenberg, sabía que debía esperar un horror corporal y, digamos un tema inusual, y en muchos sentidos la cinta cumple con creces, pero de una forma digamos mucho más cerebral. La trama en sí no es fácil de explicar, pero a grandes rasgos se trata del desmoronamiento por completo de forma convincente tanto de Elliot como de Beverly cuando pierden el contacto con aquellas líneas que los separan (si es que las líneas existieron realmente). Se trata de una película de David Cronenberg, por los que nos encontramos en el ambito familiar del terror, los juegos mentales y la ciencia perturbada. El director, productor y guionista aparece en los créditos por encima del titulo e incluso por delante de sus estrellas, Irons y Bujold. En esencia, los muertos a los que alude el titulo son los hermanos, que consideran que su unidad mental y emocional es algo más. Se ven a sí mismos como gemelos siameses, unidos por su carne, y destinados a compartir todas las experiencias, incluso hasta la muerte.
Por supuesto, al tratarse de una obra del cineasta canadiense suele ser bastante extrema en sus planteamientos, pero se vuelve interesante de modos implacables cuando se refiere tanto al guion como a los personajes. Por ejemplo, la parte que alude a la ginecología en el argumento permite a Cronenberg explorar su material de horror corporal más habitual, pero todo esto queda en segundo plano frente al material mucho más sugerente que aparece en la trama. El director parece estar tan fascinado como yo por los personajes y dirige con una mirada fría, dejando que la atmosfera espeluznante provenga no solo de la historia, sino de cada plano, cada decorado y cada actuación, y no solo todo lo que he descrito, sino que debe tratarse de una de sus películas mas accesibles sin perder mucho de lo que hace que Cronenberg sea Cronenberg.
Desde luego, una parte primordial del funcionamiento de la película son las dos perfectas interpretaciones de Jeremy Irons, en la que debe ser una de sus mejores personificaciones en el séptimo arte. Utilizando efectos especiales, así como la vieja técnica de por encima del hombro, Irons fue capaz de estar de manera convincente en la pantalla en dos personajes al mismo tiempo, pero no es el encuadre de la toma lo que provoca que resulte tan contundente dando vida a los gemelos, es la actuación de Irons lo que realmente lo consigue. Su Beverly es un hombre muy débil y padece una crisis que será decisiva para su futuro; mientras que su Elliot parece mucho más entero, pero sufre de manera diferente la misma lucha.
Obviamente, al ser idénticos, se debe a Irons que los dos personajes sean tan distintos pero que parezcan la misma persona. En cada pequeña escena se las arregla para mantenerse en el personaje sin importar lo que sea que se le atraviese en el camino, es difícil poner su labor en simples palabras, para quien lea esto le diría que tienes que verlo por ti mismo. En el caso de Bujold cuyo personaje se vuelve la tercera en discordia, se vuelve conveniente su aparición al arranque de la narrativa, pero a medida que la historia de los gemelos se vuelve más compleja, sus momentos se sienten un poco intrusivos y sin mayor influencia, pero en general es aceptable. Sin embargo, sugerir que hace falta la participación de otros personajes más allá de los principales, sería proponer que hay espacio en la película y realmente no lo hay. En realidad, la cinta esta prácticamente dominada por dos personajes y ambas son Jeremy Irons, produciendo dos grandes interpretaciones vitales para que la obra funcione.
Pero veamos, Cronenberg es un director con un historial impecable de creaciones de terror y ciencia ficción que suelen ser calificadas de desagradables, cargadas de gore y aspectos casi mutantes, que muchas veces guardan un propósito mayor que el de ocasionar asco en el público. Parafraseando su biografía que aparece en destacada página de la red, sus obras son a menudo metáforas de cuestiones sociales más amplias que se dejan a criterio del espectador. Por lo tanto, esto no genera que su trabajo sea fácil de entender; es más, puede que haya que verla varias veces, pero las piezas acabarán encajando.
En fin, podría acercarse a ser de forma curiosa en una obra definitiva del director, aunque no sea quizás su mejor filme en términos absolutos. Sí, su tono es frio y sin los niveles de sentimentalismo que podrían darse si se tratara de alguien que apostara por un denominador común más servil. Sin embargo, posee lo que la mayoría de los cinéfilos esperaríamos: un retorcido drama psicológico, contratiempos intensos y apresurados, y unas interpretaciones de gran calibre a la altura de los aspectos técnicos conseguidos. No es una película fácil de amar, pero algún logro debe tener si uno no puede mirar hacia otro lado mientras está en la pantalla y después uno no puede quitársela de la cabeza una vez que ha terminado.
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